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El volcán deja en la calle a la maestra majorera de yoga Saro Nolasco

La majorera se mudó a vivir a Los Llanos de Aridane hace tres semanas y el domingo por la tarde tuvo que abandonar su vivienda ante la llegada de las lenguas de lava

Itziar Fernández 0 COMENTARIOS 26/09/2021 - 09:01

La majorera Saro Nolasco, que se marchó hace poco más de tres semanas a vivir a la Palma y alquiló una casa en el barrio de La Laguna de Los Llanos de Aridane, ha sido una de las más de 6.000 personas desalojadas de sus hogares ante la erupción del volcán en Cumbre Vieja.

“Fue sorprendente porque las primeras horas del domingo nos quedamos como hipnotizadas observando desde la azotea de casa este fenómeno de la naturaleza, como fluía la lava, de hecho acogí en casa a amigos que tuvieron que salir desde primeras horas del día”, señala.

El ruido, el rugir del volcán se le quedó grabado en la memoria desde el primer instante. “Luego fui consciente de la magnitud de la catástrofe, y te invade una enorme tristeza”, explica Nolasco.

Sobre las siete de la tarde del domingo las fuerzas de seguridad tocaban en su casa para indicarle que debía abandonar la vivienda con rapidez. “Ahí es cuando tomas conciencia del problema, fue un momento de incertidumbre, nervios y tensión porque habían comunicado que debíamos tener una mochila preparada con documentación o medicamentos pero nadie se esperaba algo tan repentino”, relata la conocida maestra de yoga de Puerto del Rosario.

Sara tuvo la suerte de ser acogida por una amiga majorera que reside en La Palma, María Perdomo, que vive en el noroeste, en el municipio de Puntallana.

“Todos los días me ha acercado a la zona del volcán para conocer cómo avanzan las lenguas de lava, y si ha engullido la casa, en nuestro caso parece que sigue en pie aunque la nueva boca que se ha abierto en El Paso puede llegar hasta la casa”, cuenta Saro.

La majorera eligió este sitio por su belleza, una zona cálida de la isla, cerca del mar, con un paisaje espectacular y verde. Sara ha compartido el sufrimiento con otras familias evacuadas y afectadas por la catástrofe. Ha seguido con las personas evacuadas la trayectoria que sigue el volcán, para conocer el estado en el que se encuentran las casas, cultivos, granjas de animales y conocer las pérdidas.

“Los testimonios son desoladores, familias enteras sufriendo. Mucha gente pernocta en albergues y las historias son impactantes porque han perdido todo, una vida entera. Una tristeza que se mezclaba en las primeras horas con incertidumbre porque afloraban las preguntas sobre el estado de sus casas, pertenencias y nadie sabía nada”, apunta Nolasco.

La solidaridad de la población de La Palma y de las ocho islas se ha multiplicado cada día con donaciones de alojamientos, ropa, medicamentos y alimentos para todas las personas afectadas.

“Los corazones de la población palmera latían acelerados ante la fuerza de un volcán que ha despertado, un fenómeno natural que engulle todo, y que es muy duro de asimilar”, insiste Saro.

La majorera ha agradecido las numerosas muestras de apoyo, cariño y ánimo recibidas por amigos y familia de Fuerteventura. “Aquí vivimos pegados al último minuto de un volcán que no para de emitir explosiones y fluido”, descubre.

Seguidamente, añade que es difícil conciliar el sueño, y esperan con impaciencia que la lava toque el océano. “Todo el mundo está expectante para ver cuál será su recorrido hasta el mar y por dónde se abrirá paso o cuánto durará activo este volcán”, manifiesta la majorera. Una pesadilla para la población palmera ante el incremento de los daños y las pérdidas económicas.

Mudanza a La Palma

Saro Nolasco es una conocida maestra de yoga en Fuerteventura y, tras la pandemia, decidió mudarse a vivir a La Palma, una isla que adora. “Con la pandemia cerré mi centro de yoga de Fuerteventura que funcionaba muy bien, he seguido con la sala ‘on line’ y he continuado desde la isla de La Palma, aunque todavía estoy en proceso de adaptación a la isla bonita”, desvela Saro.

La majorera asegura que cuando decidió este verano mudarse a La Palma nunca imaginó que fuera a ser testigo de un fenómeno natural histórico, tan sobrecogedor como vivir la erupción de un volcán en primera persona.

“Creo que hace falta tiempo para asumir un fenómeno que tiene dos vertientes el drama, las pérdidas y la tristeza que contrasta con la fuerza de la naturaleza dejando la lava unas imágenes de gran belleza y generando mucha expectación ante algo tan desconocido”, concluye Nolasco.