El relevo generacional en el sector pesquero del norte de Fuerteventura
Unos 40 estudiantes se han formado este año en el curso de Patrón Local para jóvenes marineros
El sector pesquero de Fuerteventura necesita que gente nueva se incorpore al gremio y de la mano del Centro de Formación La Bocaina este año se han formado en el curso de Patrón Local 40 personas en la Isla. Una formación que sirve como balón de oxígeno para aquellos que tienen vocación por la mar y que de esta forma pueden formarse en la Maxorata sin necesidad de tener que desplazarse a otras Islas. Un curso que ha tenido buena aceptación, con aspirantes en lista de espera y una variedad de contenidos que pone la primera piedra para el relevo generacional en el sector pesquero de Fuerteventura.
Gracia María Caraballo es la directora del Centro de Formación La Bocaina y señala que la formación surge debido a la necesidad de relevo generacional, bajo la petición de los cofrades. Se ha contado con el apoyo del Cabildo y, en esta última edición, con la Concejalía de Desarrollo Local de La Oliva. “Nos plantearon si podíamos formar en Fuerteventura como se hacía anteriormente y de este curso hemos hecho dos: uno en el norte y otro en sur, para evitar que los alumnos se tengan que trasladar a Lanzarote”, señala.
La formación ha sido un éxito en cuanto a matriculación, pues en ambos cursos se llenó el cupo e incluso tienen lista de reserva de cara al futuro. “Se ha quedado mucha gente en espera y sobre todo mucha gente joven, que es lo que nos ha sorprendido”, reconoce Gracia, al tiempo que añade que el perfil del alumnado que ha pasado por sus aulas va desde los 18 hasta los 40 años.
Organizar el curso no ha sido complejo, pues el centro cuenta con profesorado cualificado, aunque han buscado más docentes. Los alumnos han tenido a un profesor de máquinas, de electricidad o a un marinero de las cofradías que les ha enseñado a coser, a empatar anzuelos o navegación. Gracia explica que la formación se divide en tres módulos: el primero es la formación básica y primeros auxilios; el segundo es el relacionado con motores y el último engloba “todo en general”, desde legislación a navegación pasando por pesca y biología entre otros.
Yesenia: “La pesca la he visto desde pequeña; nunca sabes las vueltas de la vida”
La directora del centro indica que los alumnos salen “bastante satisfechos” con la formación y que incluso se lo recomiendan a otros, mientras que por parte de las cofradías cuenta que les transmiten gratitud, porque así “tienen muchos marineros”. Además, en la del norte de la Isla, explica la directora del centro, muchos de los pescadores están cerca de jubilarse y gracias a estos cursos los jóvenes que terminen podrán continuar en esas embarcaciones.
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“Tiene que gustarte”
Yesenia, Antonio Manuel y Aythami son tres de los 20 alumnos que se han formado recientemente en el Curso de Patrón Local para jóvenes marineros. La formación comenzó el pasado 8 de mayo y finalizó el día 25 de junio.
Yesenia Perdomo, de 43 años, aprovechó que tenía la academia cerca de casa, con “profesores cualificados y formados en la pesca”. Esto le impulsó a hacer el curso, además de que disponía de tiempo. Perdomo señala que ha quedado “muy contenta” con los conocimientos que ha adquirido y reconoce que tenía “miedo” y alguna duda con el temario de motores o electricidad, pues es en lo que “más verde” estaba. Sin embargo, señala que ha sabido aprovechar tanto las clases teóricas como prácticas.
Yesenia le da “todo el mérito” a los profesores pues, señala, han tenido “paciencia” con el grupo y gracias a sus explicaciones “han hecho las clases muy amenas”. “Hemos salido del curso con muchos conocimientos, como saber las partes de un buque, maniobra, motores, electricidad, el manejo de las cartas de navegación, salvamento o primeros auxilios”, relata.
Pese a no haberse dedicado profesionalmente a la pesca, siempre ha estado presente en su casa y es una afición. Su padre es profesional de la pesca desde los 14 años y proviene de toda una saga familiar con bisabuelos, abuelos y tíos marineros. Por esto mismo sabe que es una actividad dura: “Lo he visto desde pequeña en casa y tiene que gustarte. Lleva muchas horas y es un sector que depende mucho del estado de la mar o del viento, por lo que hay que saber administrar los tiempos buenos y los malos”, indica. Se trata de un sector, opina, “vulnerable y que no está valorado como muchos otros”.
Antonio: “Siempre me ha gustado la pesca y pensé: aprovecha, ahora o nunca”
Yesenia explica que trabajar en el medio natural y estar en conexión con el mar y la naturaleza es lo que le atrae del sector, además de su implicación con la cultura y que se pueden desarrollar oportunidades profesionales en diferentes ámbitos, así como “surgir desafíos y trabajos en equipo”. Reconoce también que no tiene claro dedicarse profesionalmente a la pesca. “Pero una nunca sabe las vueltas que te da la vida”. Y añade: “Está claro que en unos años mi padre se jubilará y tomará el relevo su nieto, que hoy en día tiene 14 años y se quiere dedicar a la pesca. ¿Y quién dice que en unos años no formemos un equipo?”.
En cuanto a conseguir que más jóvenes se acerquen a un sector que tanta importancia ha tenido en la Maxorata, Yesenia opina que la clave pasa por “modernizar la imagen del sector” y “mostrar sus oportunidades reales”. Destaca que la pesca, en la actualidad, “incorpora tecnología, sostenibilidad y ofrece diversas salidas”. También añade el uso de las redes sociales para cambiar la imagen del sector y que los centros educativos se impliquen para atraer a más jóvenes. También cree que las administraciones públicas se deben involucrar en la tarea, interviniendo en formación, visibilización e innovación, así como acercar la pesca a la juventud “desde una visión sostenible y digital”.
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Posibilidad laboral
Otro de los alumnos que ha completado el curso es Antonio Manuel Umpiérrez, de 37 años, que se animó porque siempre le ha gustado la mar. “Y ahora, como piden permiso y titulación para todo, pues me formo para poder acceder en condiciones”. Antonio, como buena parte de la población de Fuerteventura, trabaja en la hostelería y el turismo, pero tiene familia marinera y es algo de lo que se ha empapado en casa. “Siempre me ha gustado la pesca, surgió la oportunidad y pensé: hay que aprovechar, ahora o nunca”. Conoció el curso gracias a su cuñado, que estuvo en la primera edición y forma parte del tan necesario relevo generacional.
Antonio indica que ha adquirido “muchos conocimientos”: desde mecánica, donde reconoce que estaba “nulo”, hasta electricidad. “Una pasada”, señala, al tiempo que añade que ha aprendido de todo. También se han formado en normativa y en el RIPA (Reglamento Internacional para Prevenir Abordajes), de cuya existencia no era conocedor. “Te enseñan a ser un marinero y un patrón”, resume.
En su familia la labor es conocida. Su abuelo y su bisabuelo se dedicaron al sector. “El que no ejerció, pero fue pescador, es mi padre. Trabajó siempre en tierra”, señala. De la pesca, a Antonio cuenta que le atrae porque le sirve de distracción: “Me relaja, cojo la caña y me olvido del mundo”. Sin embargo, no tiene del todo claro si se ve dedicándose profesionalmente a ello. “Me estoy sacando el curso porque quiero probar. Si no me desagrada ir como aficionado pues imagínate poder dedicarme a ello...”.
Aythami González, de 29 años, es el más joven de los alumnos que han compartido su experiencia con Diario de Fuerteventura. En su caso, señala que tiene vocación desde bien pequeño y que llegó a estar en la escuela marítima, pero no logró terminar la titulación y comenzó como amarrador en el puerto, viendo a los marineros salir. Había querido cumplir su ilusión de ser marinero, “pero como a nuestra Isla siempre la tienen un poco apartada no había tenido la posibilidad de hacerlo”, lamenta.
Este joven cuenta que ha aprendido “de todo un poco”. “Hemos dado cartas de navegación, tipos de pesca como el arrastre, tipos de palangre... así como clases prácticas de costura”, señala, sin olvidarse de la materia teórica. En su caso, además, se trata del primero en su familia que se interesa por la pesca de forma profesional. “Mi familia es ganadera, pero de toda la vida les ha gustado pescar. Tengo tíos muy mayores que siguen yendo a pescar a diario, pero siempre desde la costa”, cuenta.
Aythami: “Mi familia es ganadera, pero de toda la vida les ha gustado pescar”
Aunque en un principio, cuando comenzó los estudios relacionados con este sector lo que le atraía era viajar, ahora busca estabilidad. “Quiero tener algo propio y soy trabajador”, señala, al tiempo que indica que le gustaría dedicarse a la pesca y aprovechar para veranear por Isla de Lobos, disfrutar de su hija y tener tiempo para sí mismo.
En cuanto a conseguir que más jóvenes como él se acerquen al sector, opina que podría implementarse como Programa de Formación en Alternancia con el empleo (PFAE) o buscar un método que permita a los marineros contar con una persona joven a su lado que le ayude y aprenda. “Quizás se puedan realizar prácticas y tener la posibilidad de subirte a un barco para tener la experiencia y conocer si te gusta o no, porque también es muy complejo tener que sacar varios títulos y desembolsar mucho dinero para después no saber si realmente es para ti una vocación”, concluye.
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Juan Francisco González Pérez, al que todos conocen por Chitito, es el patrón mayor de la Cofradía de Corralejo, que cuenta con 52 barcos vinculados y unos 65 profesionales. Señala que la flota va en aumento y que hay gente joven que se está incorporando al sector, lo que califica como “muy bueno para el relevo generacional”. Hay quien se ha sacado el título, ha hecho horas con algún marinero y luego “se ha comprado su barquito”. Sin embargo reconoce que en la pesca artesanal, como la que se practica en el norte de Fuerteventura, es complicado ver un barco con tres o cuatro marineros “porque aquí nos dedicamos al cordel”.
El patrón mayor valora positivamente los dos cursos realizados este año e indica que de ellos “han salido cuatro o cinco marineros que se han incorporado a la pesca”. Además, opina que esto puede ayudar a que otros jóvenes den el paso sin tener que salir de la Isla para formarse.
En el horizonte, los pescadores esperan conocer más detalles de la propuesta de crear una Reserva Marina en La Bocaina, entre el norte de Fuerteventura y el sur de Lanzarote. González señala que ya se han hecho “muchísimos talleres” sobre esta cuestión y afirma que están a favor, “pero siempre y cuando se haga en toda La Bocaina, no solo en aguas de Fuerteventura, sino en todas las aguas que compartimos con Lanzarote”.
En lo que va de año, la meteorología ha jugado un papel inesperado en las capturas. En el primer semestre de 2025, el valor de la pesca fresca en la Isla ascendió a los 1,2 millones, según las estadísticas en los puntos de primera venta. En todo el año pasado se alcanzaron los 2,7 millones y el ejercicio anterior se superaron los tres millones. La explicación se encuentra en el tiempo, según explica Chitito. Abril, mayo y junio son los meses en los que más se pesca y luego en septiembre, “cuando vienen las calmas”. Sin embargo, este año “ha cuadrado mal tiempo, con muchísimo viento y reboso, y eso no nos ha permitido faenar”, explica.
Añade también la problemática que han tenido muchos barcos este año para coger el cupo de los túnidos. Sin embargo, se muestra optimista de cara a final de año y, pese a que el tiempo ahora “está todo cambiado” y no se sabe “cuándo es la mejor época” para faenar, confía en que “en septiembre y octubre” haya buenas capturas.















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