PATRIMONIO HISTÓRICO

El Gobierno declara Bien de Interés Cultural el conjunto de los hornos de cal de El Cotillo

Ubicados en un enclave natural y paisajístico privilegiado de Fuerteventura, de gran importancia estratégica e histórica, cuentan con la categoría de Sitio Etnológico

Foto: Frank Vincentz.
Diario de Fuerteventura 4 COMENTARIOS 18/03/2019 - 14:05

El Gobierno de Canarias ha aprobado la declaración de Bien de Interés Cultural, con categoría de Sitio Etnológico, al conjunto de los cinco hornos del antiguo Puerto del Tostón, en el municipio de La Oliva, que se despliegan en un enclave natural y paisajístico único desde donde se puede apreciar gran parte de los acantilados de las playas vírgenes de El Cotillo.

El ámbito de protección comprende la delimitación en torno al conjunto, garantizando la existencia de un espacio protegido a su alrededor para evitar posibles edificaciones que perturben su contemplación, considerando la proximidad del núcleo urbano.

El territorio de Fuerteventura, desde el punto de vista geológico, está formado en gran parte de piedra calcárea o roca caliza, lo que permitió que se desarrollase en la Isla una importante "industria calera" desde finales del siglo XVI hasta la primera mitad del siglo XX, de la que los principales exponentes arquitectónicos son la multitud de hornos de cal que se conservan.

Además, se generó una industria particular y familiar alrededor de la cal al construirse hornos en muchas casas majoreras para el consumo privado y local (caleras), siendo el material más usado en la construcción. Por lo tanto, Fuerteventura se convirtió en una importante exportadora de cal viva hacia el resto de las Islas y la Península, de tal manera que se pueden encontrar más de trescientos hornos de norte a sur representativos de esta parte importante de la historia del pueblo majorero.

Tras la conquista de Fuerteventura, El Cotillo adquirió una gran importancia como puerto natural para el comercio de orchilla, cereales y ganado. Es por ello que en el año 1700 se construyó la Torre del Tostón para defender este puerto estratégico de los frecuentes ataques de piratas bereberes, ingleses y franceses. Este fondeadero era conocido desde 1599 como Puerto de Roque y a partir de 1626 adquirió la denominación de Puerto del Tostón hasta derivar, desde mediados del siglo XX, en su nombre actual, Puerto de El Cotillo.

Los hornos de cal de El Cotillo

Los hornos de cal de El Cotillo conforman un bien singular respecto a la mayoría que se conservan en la Isla. En este caso, se trata de un conjunto de cinco hornos correlativos, ubicados en un enclave natural y paisajístico privilegiado de gran importancia estratégica e histórica, el Puerto del Tostón, como demuestra la construcción en el siglo XVIII en este mismo punto de la torre de defensa del Tostón (también denominada Castillo de El Cotillo), declarada Bien de Interés Cultural en 1985.

El conjunto se conserva en el acantilado de El Cotillo, en el mismo núcleo urbano, y está inventariado en la Carta Etnográfica del Cabildo de Fuerteventura como exponente de los más de 300 hornos que se conservan, tanto de producción familiar como de producción industrial, testimonio de la industria calera que existió durante siglos El estado de conservación es bueno, puesto que no se aprecian problemas estructurales y su estabilidad es adecuada.

Los hornos de cal son exponente de la sabiduría técnica que llevó a los canarios a poder subsistir económicamente en los periodos de sequía, explotando uno de los pocos recursos que ofrecía el suelo majorero mediante la extracción y comercialización de la piedra de cal. Hoy rememoran este pasado industrial de la Isla, cuyo valor etnográfico y etnológico se fundamenta en que son construcciones representativas de la cultura popular de Fuerteventura.

Comentarios

Muy bien los descubridores chicharreros. Han descubierto que había otra Isla al naciente de su Nación. Este tipo de compra-votos no debería ser permitido a escaso un mes de las elecciones. Típica artimaña Nacionalisto. Esta claro que es un bien de interés REGIONAL,peeeeeeeero esos hornos llevan ahí fabricados mucho antes de que la mayoría de los gobernantes del Gobierno hubieran nacido. Ahora se acuerdan de los Hornos.............a un mes de las elecciones................ Simplemente es vergonzoso.
UN BUEN ARTÍCULO, ameno, ilustrativo, bien documentado. ¡Me gusta! El trabajo de los hornos de cal era DURÍSIMO. Empezando por sacar u obtener la piedra de cal; a veces, simplemente recogerla, y amontonarla; otras veces, sacarla con picos, barras... ¡Y transportarla hasta el horno, que podía estar a kilómetros de distancia, a lomos de camello, o camiones, cuando estos aparecieron por Fuerteventura! Una vez en el mismo, era preciso y cargándolo, bloque a bloque, colocando las piedras en hileras, "forrando" el interior del mismo, tarea muy delicada que precisaba mucho cuidado, para que el conjunto no se viniera abajo, después de tanta y tanta labor...antes de que se "quemara" siquiera... Otra labor previa y también muy trabajosa, era reunir la leña para la quema: compuestas de gavillas formadas de aulagas, salados o ambas cosas, todo muy apretado, apretado... Se formaban "montañitas" de este combustible en las cercanías de la obra, para fuera suficiente para hacer arder el horno dos o tres días con sus correspondientes noches, alimentándolo sin cesar...
La "quema", corría a cargo de varios hombres, a los que podían unirse otros, a ratos, especialmente por la noche, que se convertía en momentos de "fiesta": copas, bromas (Quintadas), juegos de baraja, cantijas. Generalmente, para hacer la quema de los hornos que estaban lejos de poblado/casas, la gente/familia, iba de arranchada o rancho, incluyendo mujeres, que se encargaban de hacer y servir las comidas, traer agua para beber... y algunas cosas más... Mis últimos recuerdos de estos ajetreos, en el horno de La Jaqueta, y en el del barranco de Guerepe, construcciones que aún se mantienen en pie... Los señores Daniel Pérez y Domingo Marrero, cada uno por su lado, fueron grandes maestros de estas labores. Ambos fallecieron hace muchos años. ¡Ah, las gavillas eran transportadas sobre los camellos, empenicados, a veces, por las laderas y montañas, con enormes "parvas" de gavillas, haciendo verdaderos equilibrios!
Después de la quema, se cerraba el horno y se dejaba que la piedra cal se fuera cociendo, hasta hacerse cal, durante días. El calor que desprendía este polvo-piedra, era tremendo, aparte del daño que hacía a las narices, bronquios, pulmones, piel... Se iba metiendo en bidones vacíos y abiertos por la parte alta: antes habían servido para transportar gasoil/gasolina... Luego, el que lo compraba, tenía que aguarlo, mojarlo...

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