MEDIO AMBIENTE

El caso del opilión majorero: tomarse en serio la biodiversidad (o no)

“Se usa como emblema, pero poco o nada se hace para su conservación”, destaca el experto Pedro Oromí, eminencia internacional en el estudio de la fauna subterránea

M.J. Tabar 1 COMENTARIOS 22/06/2021 - 07:30

Mide poco más de dos milímetros y es un arácnido único en el mundo, que sólo se ha hallado en la Cueva del Llano. Su existencia revela información esencial sobre la adaptación y la evolución de los seres vivos. Amenazado por operaciones urbanísticas que han vulnerado las leyes que protegen la biodiversidad, el Gobierno de Canarias dice que quiere garantizar su supervivencia.

La aventura empezó en 1990, cuando dos alumnos de la Facultad de Biología de la Universidad de La Laguna, Juan Carlos Rando y Lucas Sala, exploraban la Cueva del Llano a propuesta de un profesor que impartía una asignatura sobre artrópodos: el entomólogo Pedro Oromí, una eminencia internacional en el estudio de la fauna subterránea. Allí descubrieron un diminuto arácnido, de apenas dos milímetros, con el cuerpo despigmentado y los ojos atrofiados, que usa su segundo par de patas, larguísimas y táctiles, como bastones de ciego.

Nadie había investigado en esta cueva hasta entonces, a pesar de ser la segunda cavidad más antigua de Canarias, una de las de mayor diámetro interno y la única de toda Fuerteventura que tiene suficiente humedad interior para albergar fauna cavernícola. Formada tras la erupción del volcán de Montaña Escanfraga, hace más de 800.000 años, esta cueva es una enciclopedia viva sobre geología, palentología y biología. A finales del siglo XX, la Cueva del Llano extendía sus casi 650 metros de tubo volcánico en Villaverde (La Oliva) sin edificaciones a su alrededor. Había sido usada como establo, granero, polvorín y como campo de entrenamiento para la Legión.

El arácnido que encontraron los estudiantes en noviembre de 1990 es una especie “relíctica” del grupo de los opiliones: pertenece a un género que ya no existe en ninguna otra parte del mundo. Gracias a la secuenciación de su ADN, los investigadores han averiguado que los ancestros de este animal habitaron el norte de África y el Sahel antes de que el Sáhara se convirtiera en un desierto. Los opiliones de este género que permanecieron en aquel medio se extinguieron, pero otros huyeron del cambio climático y dieron el salto a Canarias. Llegaron hasta Fuerteventura, puede que a bordo de una hoja, flotando precariamente en el océano, o sobre un pájaro. Cuando la isla empezó a ser más árida, se refugiaron en la humedad del medio subterráneo. Y hasta ahora.

Tres años después del descubrimiento, en 1993, la doctora María Rambla Castells lo describió como una especie nueva para la ciencia. Su nombre científico: Maiorerus randoi. Su nombre popular: opilión majorero. Su hogar: el último tramo de la Cueva del Llano y el medio subterráneo profundo. Esto significa que para garantizar la supervivencia de este animal de alto valor científico las medidas de conservación deben incluir un área alrededor de la Cueva del Llano que no se debe alterar, “ni siquiera en superficie, dado que todas las excavaciones en el terreno o los vertidos de fitosanitarios, abonos o aguas residuales van a afectar al hábitat subterráneo”. Ya sucedió en la Cueva del Viento, en Icod de los Vinos (Tenerife): conforme los alrededores fueron urbanizándose, las aguas residuales empezaron a contaminar el subsuelo con nitratos y nitritos, y la fauna subterránea desapareció en buena parte de su recorrido. Así lo explicaba el catedrático Pedro Oromí en un artículo de preocupante título que publicó en 2015 en la Revista Ibérica de Aracnología: Arácnido en peligro (real) de extinción. Veamos por qué.


Pedro Oromí en la Universidad de La Laguna. Foto: Miguel Otero.

Años de desprotección

De un lado, el interés general de proteger la biodiversidad y apoyar la investigación científica. Del otro, la urbanización del territorio para que un número limitado de personas consiga rentabilidad económica a corto plazo. Canarias se ha enfrentado en numerosas ocasiones a esta situación. Esta es la cronología de los hechos.

Una vez descrito por los científicos y visto su reducidísimo número de individuos, en 1998 el opilión se incluye en la lista de especies amenazadas de España. En 2001, el Gobierno de Canarias lo declara en peligro de extinción. En 2002, ignorando estas dos figuras de protección en vigor, el Ayuntamiento de La Oliva aprueba el Plan Parcial Casilla de Costa para construir dos mil quinientas viviendas. El suelo estaba catalogado como rústico, pero fue recalificado como residencialindustrial por el entonces alcalde Domingo González Arroyo, recientemente condenado por fraude fiscal e inhabilitado por otro delito de prevaricación. Ni el Plan Insular de Ordenación de Fuerteventura, ni el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales reconocieron nunca el Plan Parcial.

“El opilión pertenece a un género que ya no existe en ninguna otra parte”

El Estado incluye al opilión en el Catálogo Español de Especies Amenazadas en 2011, obligando al Gobierno de Canarias a aprobar un Plan de Recuperación en 2012. En 2014 el promotor de la urbanización Casilla de Costa empieza los preparativos para las obras y Agonane-Ecologistas en Acción denuncia su inicio en el entorno de la Cueva del Llano durante el verano de 2015. La maquinaria excava en el área crítica delimitada por el Plan de Recuperación, a menos de cien metros del final del tubo volcánico, vulnerando la normativa regional y estatal. En diciembre de ese mismo año se paralizan las obras y en 2015 los agentes de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias ordenan delimitar un perímetro de cincuenta metros a cada lado del tubo.

En 2017 se agotan los cinco años de vigencia del Plan de Recuperación sin que este haya cumplido ninguno de sus objetivos. En agosto de 2020, el Gobierno de Canarias aprueba un segundo Plan de Recuperación para el opilión, habiendo identificado varios factores de amenaza: “La alteración de las condiciones ambientales de la Cueva del Llano, la introducción de residuos y otras especies de fauna no cavernícola, la filtración de contaminantes, la falta de disponibilidad de alimento, las visitas a la cueva y la ejecución de la urbanización Casilla de Costa”.

Este nuevo plan afirma que ha sido necesario paralizar las obras en una de las parcelas y que “está prevista la modificación del Plan Parcial para dejar libre de edificabilidad la zona delimitada”. Mientras esto no ocurra, se ha prohibido edificar en la zona delimitada. También propone cambiar el cerramiento del Centro de Interpretación de la Cueva del Llano y canalizar las aguas del barranco para recuperar el agua de escorrentía, principal aporte nutricional de la fauna cavernícola. El plan del Ejecutivo regional también considera un “factor de riesgo” las visitas que la Consejería de la Red de Museos del Cabildo de Fuerteventura realiza al interior de la cueva, actualmente cerrada al público.

El último censo de fauna subterránea en la Cueva del Llano en el que participó Pedro Oromí se realizó antes de que la urbanización concluyese sus obras, hace tres años. El investigador no ha podido comprobar personalmente si la construcción de la urbanización ha causado más daños. “Es de sospechar que los efectos tendrán que notarse en la cueva, pues las obras están muy cercanas, prácticamente en el mismo límite”, advierte. “Como haya liberación de aguas negras en la zona va a ser un desastre para esta especie que se emplea como emblema de la zona para propaganda, pero poco o nada se hace para su conservación. Incluso el Gobierno de Canarias intentó eliminarlo de la lista de especies en peligro, pero una ley superior del Estado lo impidió”, recuerda.

Jubilado de su trabajo como profesor en la Facultad de Biología, pero muy activo en el campo de la investigación y la divulgación, Oromí desconoce en qué estado se encuentran las acciones de recuperación que plantea el Plan, sólo espera que no ocurra lo mismo que con el anterior: “El plazo se venció y hubo que esperar años para volverlo a proponer”.

Comentarios

La única oportunidad del bicho será hacerse político..., son los únicos que aquí sobreviven ..., ahí lo dejo ;-)

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