ENTREVISTA

“Ahora no viene una persona sola sino familias completas que nunca han pasado por Asuntos Sociales”

Lole Fabelo y Amparo Marbán, vocales del colegio profesional de trabajadores sociales de la provincia de Las Palmas en Fuerteventura

Foto: Carlos de Saá.
Eloy Vera 2 COMENTARIOS 23/06/2020 - 07:39

Los trabajadores sociales forman parte del equipo de profesionales esenciales en la lucha contra los efectos del coronavirus en la sociedad. Realizan a diario un trabajo invisible que, con la crisis económica motivada por la Covid-19, se ha hecho más necesario que nunca. Lole Fabelo, trabajadora social del Hospital General de Fuerteventura, y Amparo Marbán, de Misión Cristiana Moderna, analizan la situación sin precedentes que ha ocasionado el virus en las familias majoreras. Ha cambiado el perfil de usuario, las demandas y ha dejado al trasluz la cantidad de personas que viven de la economía sumergida.

-¿Qué trabajo están realizando ahora mismo las trabajadoras sociales a raíz de la pandemia por la Covid-19?

-L.F.: Nuestra función principal es cubrir la parte social que está generando la crisis sanitaria. Nadie se cuestiona que, tras la alarma sanitaria, ha sobrevenido una crisis social y económica. Nuestro papel durante las primeras semanas fue  ejercer de ‘bomberos sociales’. Ahora hay dos vertientes: hacer ver a las instituciones lo que se viene, cómo hay que planificarlo para que se pueda atender desde el no asistencialismo y el parchear y, por otro, seguir dando cobertura a todas esas necesidades que van surgiendo.

-¿Qué situación ha generado esta pandemia en Fuerteventura?

-A.M.: Muchísima gente vivía del turismo. No sólo hay esa gente que tenía un contrato y se ha ido a un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo), sino también una población muy grande que está irregular y que vivía al día porque iban a la limpieza, a un taller o hacían cuatro chapuzas y de la noche a la mañana se quedaron encerrados en su casa sin posibilidad de generar ningún dinero.

-L.B.: Uno de los efectos de la situación es que se ha descubierto la enorme economía sumergida que hay no sólo en la Isla sino en todo el territorio español.

-¿Se están encontrando con un perfil de usuario diferente al que solía acudir a los Servicios Sociales?

-A.M.: Ahora no es una persona sola sino familias completas que nunca han pasado por Asuntos Sociales porque no han tenido la necesidad. Está saliendo a la luz muchísima necesidad. Gente que no tenía cobertura a través de redes familiares o de apoyo o que se han ido a un ERTE y están solos. Mucha gente de la península afincada aquí, pero que no tienen esa red de familia extensa.

“Está saliendo a la luz muchísima necesidad. Gente que no tenía cobertura a través de redes familiares o de apoyo o que se han ido a un ERTE y están solos”

-¿Cuál es la demanda que más se ha estado recibiendo?

-A.M.: Económica para poder acceder al alimento. Agua y luz, necesidades básicas. La comida es lo primero y más si tienen niños porque tienen que cubrir las necesidades de alimento. Ahora están saliendo a la luz también todas las personas irregulares que no tienen derecho a asistencia sanitaria.

-L.B.: Antes, por estar en situación irregular, se podía estar fuera de la cobertura sanitaria. Ahora se le da prioridad a la persona. Es verdad que desde el Servicio Canario de Salud se ha intentado articular para dar el soporte a todo el mundo, pero hay gente que sigue, por miedo o desconocimiento, sin ir al sistema. Yo incidiría también en que, además de las necesidades básicas, detectamos lo que yo llamo el diagnóstico confinamiento. El estar en casa metido generó que existiese un montón de población en situación de ansiedad, soledad o falta de diálogo con otras personas. Me llamó mucho la atención una persona que valoramos en el Servicio de Urgencias que no quería irse porque estaba sola. Ella lo que pedía era no estar sola, eso lo da el confinamiento. Los trabajadores sociales no sólo gestionamos el tema de la cobertura de las necesidades básicas, sino que procuramos dar soporte emocional en este tipo de situaciones.

-Durante el estado de alarma, los colectivos que trabajan con las mujeres víctimas de violencia de género alertaron del peligro que suponía el confinamiento de víctima y agresor juntos. ¿Los Servicios Sociales de Fuerteventura se han percatado de ese aumento?

-L.B.: Los datos que presenta el Gobierno de Canarias es que ha habido un aumento considerable de las llamadas al servicio del 016 o al 112. Pero también quiero hacer hincapié en los menores. El punto donde el menor es visible ante la sociedad son los centros escolares. Teniéndolos cerrados, esos menores son invisibles. Para nosotros antes la población de menores invisibles era de cero a tres años, los que no estaban escolarizados. Ahora son todos. Están en un colectivo vulnerable en el que también es complicado intervenir.

-¿Cómo se está interviniendo en la Isla con los menores que estaban en los comedores escolares con cuota cero?

-A.M.: Se les ha dado la tarjeta. Los que tenían aprobado la cuota cero de comedor la sustituyeron por una tarjeta de supermercado por valor de 150 euros por unidad familiar, no por menor. Fue un poco injusto porque si una familia tiene un niño con cuota cero tiene una tarjeta y a una familia con tres niños con cuota cero también le va a llegar una tarjeta.

-L.B.: Hay un agravio comparativo porque una familia con un solo menor recibe lo mismo que una con tres menores. Donde tenían que comer tres con la misma cantidad comía uno.

“En Fuerteventura nos hemos quedado sin asesoramiento legal para inmigrantes. Es un colectivo muy vulnerable que no está siendo atendido con todos los medios que se debería”

-Durante el estado de alarma no han dejado de llegar pateras a Fuerteventura. Siguen faltando recursos para alojarlos, ¿qué se puede hacer?

-A.M.: Lo que se puede hacer está en manos de las instituciones. Estamos, en la medida de lo posible, cumpliendo con la normativa. Nada más llegar están 15 días confinados, pero han estado en campos de lucha. No me parece que sean los recursos que debería haber. Esas personas deberían tener un personal sanitario que les hiciera un reconocimiento como debe ser. No sólo una atención a pie de playa para ver si estás lo suficientemente hidratado o no, sino algo más allá y más ahora mismo. Deberían tener asistencia legal. Ahora en Fuerteventura nos hemos quedado sin asesoramiento legal para inmigrantes. Es un colectivo muy vulnerable que no está siendo atendido con todos los medios que se debería. No es sólo dar un techo, agua, comida y una ducha, sino que es más y es un problema que está ahí desde hace años. No hemos aprendido nada de la otra vez. Estamos como hace 15 años. Es triste y no debería ser así. Deberían tener más medios y no esperar más porque la necesidad está. Tenemos, como mínimo, una obligación moral.

-L.B.: Creo que desde las distintas instituciones y nosotros como trabajadores sociales debemos reclamar la atención a todos esos colectivos. Estamos viviendo un nuevo proceso de inmigración y la falta de coberturas y de garantías alrededor perjudica no sólo a ellos sino al resto de la población.

-¿Cómo valoran la decisión del Cabildo de Fuerteventura de parar el reparto de ayuda de emergencia social por el coronavirus?

-L.B.: Yo lo que sí planteo es que la competencia de las necesidades básicas y de ayuda de emergencia social es municipal. En ese momento, el Cabildo quiso apoyar a los ayuntamientos. A lo mejor, el planteamiento tiene que ser el de vamos a dotar a los Servicios Sociales como realmente tienen que estar dotados; vamos a darle capacidad de gestión y cobertura para poder atender y no depender de un tercero. Lo importante es que cada institución asuma sus competencias y las asuma con capacidad para asumirlas. No puede ser lo de yo las asumo, pero me faltan cuatro profesionales más para dar cobertura a mi población. Las asumimos dotando a los Servicios Sociales con profesionales para dar cobertura a todo eso. Nosotros no somos un ejército de beneficencia donde vienen, piden y yo te doy. Hacemos una valoración social, se elabora un diagnóstico y se intenta facilitar a la persona la autogestión de su situación. Habrá momentos en los que las instituciones tendrán que colaborar y en los que el trabajo social va por otra línea y para eso necesitamos profesionales. Es ir más allá de la pura asistencia.

-¿Cuáles son los pasos que se tienen que dar tras el estado de alarma?

-L.B.: El primer paso debería ser que las instituciones nos escuchen. Hay que escuchar al colegio profesional, a los técnicos que tienen en sus servicios y que planifiquen en base a lo que dicen y no a lo que queda bonito en la foto y en la prensa. En función de eso, podemos planificar, y con más profesionales, servicios que a lo mejor no necesitan de más asistencia sino de más apoyo a la gente a pie de calle. Eso no se consigue con una bolsa de alimentos sino con soporte emocional y acompañamiento. El verdadero trabajo de los trabajadores sociales comienza ahora y es el de reformular la sociedad y que entiendan que a todos nos han cambiado los esquemas.

-¿Cuáles son las reclamaciones que les hacen llegar los trabajadores sociales de la Isla al colegio?

-L.B.: Sobre todo lo que hemos podido compartir es que ha estado todo el mundo desbordado. El desbordamiento es general en todas las instituciones. Hablabas con compañeras del Cabildo que seguían a las once de la noche valorando familias para el programa de alimentos; las de los ayuntamientos que estaban también gestionando hasta las tantas; los de los centros de salud que se planteban hasta ir a tirar la basura a un viejito. Hemos estado dando soporte a las personas mayores que están solas en sus domicilios, con patologías crónicas o pacientes con complejidad en su diagnóstico. Nos toca estar al pie del cañón.

-Otra de las demandas históricas de Fuerteventura es la falta de un albergue para acoger a los sintecho. Con la pandemia y la necesidad de que todo el mundo estuviera encerrado quedó patente aún más esa deficiencia. ¿Cómo trabajadores sociales qué creen que se tiene que hacer?

-A.M.: La necesidad existe. Durante el estado de alarma, que nadie podía estar en la calle y si estaba en la calle lo multaban, ocurre que sancionaban, pero no daban una alternativa. Si es una persona que vive en la calle es porque no tiene recursos. Entonces dónde meten a esas personas. El Ayuntamiento de La Oliva habilitó un polideportivo con Misión Cristiana Moderna. Existen necesidades que tienen que ser cubiertas.

“El verdadero trabajo de los trabajadores sociales comienza ahora y es el de reformular la sociedad y que entiendan que a todos nos han cambiado los esquemas”

-El coronavirus también ha retratado la extrema vulnerabilidad a la que están expuestos los mayores que viven solos. ¿Cómo está situación en la Isla?

-L.B.: Ya el hecho de vivir solos supone un factor de riesgo para las personas mayores. En este momento, cuando además tenían que estar solos, había cuestionamientos tan básicos como quién tira la basura o quién le va a comprar a la farmacia la medicación. Articular todo eso fue un trabajo complicado que los compañeros estuvieron llevando a cabo. Hay mucha gente mayor sola que, a lo mejor, sí tiene un soporte familiar, pero también en Fuerteventura hay mucha población extranjera desarraigada de sus lugares de origen que no tiene aquí familias de apoyo. Se les ha intentado dar cobertura. También ha aflorado descubrir la cantidad de gente sola que hay en la Isla. De alguna manera, hay que establecer una política. Antes hablábamos de albergues, pero creo que más que un albergue es necesario una política o programas específicos para trabajar con las personas sintecho porque no hay nada establecido de cómo proceder a nivel insular o municipal. Y con las personas mayores pasa lo mismo. Hay que escucharlas. La solución no va a ser generar una residencia sociosanitaria en la Isla, que son fundamentales y necesarias, sino hacer un trabajo comunitario para que esa gente se quede en sus casas. Es algo que tenemos que replantearnos mucho.

-¿Qué les parece que algunos ayuntamientos majoreros no permitan acceder a las ayudas a las personas, en situación irregular, si no están empadronadas?

-L.B.: Lo primero que tienen que hacer los ayuntamientos es dar garantías para empadronar a la gente porque es un derecho que viene dado a las personas. Esa es la primera lucha que tenemos que solventar. Los técnicos municipales de esas áreas tienen que entender que la normativa y el reglamento de empadronamiento y censo establece que te puedes empadronar. Al final van a tener que acceder y, de alguna manera, se canaliza la ayuda porque no se va a tener a esa familia sin darle un soporte. Es más fácil facilitarle el acceso al censo a esa persona, igual que es más fácil facilitarle el acceso a la asistencia sanitaria.

Comentarios

Que facil se ve todo, cuando se vive del presupuesto.
Ahí están,llorando para que el Gasto Público se acuerde de ellas.Como vienen tiempos difíciles,ellas y sus homónimos,cómplices.Y lo peor,los sistemas de información de su lado haciendo eco..........................alomejor porque ellos también necesitan de los presupuestos para vivir.

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