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Último recurso para salvar las chozas de Los Molinos

Los habitantes esperan que la declaración como sitio etnográfico de este poblado, vinculado a la tradición de los mariantes, aleje la piqueta de la Demarcación de Costas

Itziar Fernández 2 COMENTARIOS 14/02/2024 - 07:28

Más de un centenar de personas, con propiedades en el puertito de Los Molinos, clama por soluciones y pide una ayuda “desesperada” a las instituciones majoreras para evitar el derribo de sus viviendas. La piqueta puede eliminar de un plumazo la historia de este núcleo costero, perteneciente al municipio de Puerto del Rosario, que se remonta a principios del siglo pasado. Todo el poblado se encuentra dentro del deslinde de dominio público marítimo terrestre y tras agotar varias instancias judiciales, les queda el recurso del Tribunal Supremo.

“No puedo ni imaginar la idea de que tiren las antiguas casitas de piedra, donde se encuentran los recuerdos más bonitos de mi vida y de mi infancia”, expresa la presidenta de la Asociación Vecinal El Pajerito, María Rosa Fernández. La carretera de acceso se hizo en la década de los 70, pero antes las familias de los marineros accedían por la senda de tierra desde arriba. “Era una niña cuando cargaba con unos víveres para llegar hasta aquí y disfrutar los días de verano en el puertito, con juegos en la playa, y las barcas salían a faenar porque la necesidad apremiaba y era la única forma de sobrevivir”, relata María Rosa.

Para ella, la decisión final de derribar las chozas del puertito resulta totalmente “injusta” y recalca que el poblado atesora tradición y no supone ninguna amenaza para la costa, ni para el medio ambiente. Recientemente, el Cabildo y el Ayuntamiento de Puerto del Rosario han avalado que se declare Los Molinos como sitio etnográfico, al ser un poblado histórico. “Pero nuestro temor es que sea demasiado tarde”, advierte María Rosa.

El matrimonio formado por María Luisa López y Pepe Mendoza, procedente de Gran Canaria, compró la choza en 1975, cuando ambos regresaron de El Aaiún y se afincaron en Fuerteventura. “Aquí se han criado mis hijos, nietos y bisnietos, este es nuestro hogar y no entendemos el empeño por acabar con los pueblitos marineros que forman parte de la historia de Canarias”, expresa María Luisa emocionada. “Se me parte el alma al pensar que puedo verla caer”, añade.

“No puedo ni imaginar la idea de que tiren las antiguas casitas de piedra, donde se encuentran los recuerdos más bonitos de mi vida y de mi infancia”, dice María Rosa

La mayoría de las edificaciones han pasado de padres a hijos, otras se han vendido a familiares, pero su valor es más sentimental que material, porque se trata de habitáculos sin apenas comodidades. “Esta casita de piedra ha sido nuestro hogar en los últimos 50 años y nuestro refugio de verano para soportar el calor”, rememora Pepe. “Todo el pueblo se conoce, somos una gran familia y compartimos las penas y alegrías, como las tradicionales Fiestas del Carmen que se celebran en julio”. El puertito cuenta con un pequeño santuario con la imagen de esta Virgen para pedir la protección de los pescadores.

El vecindario recuerda tiempos memorables con las barquillas varadas en la playa en los meses estivales, el bullicio y juegos infantiles en la playa o el trasiego de los habitantes en las edificaciones para albearlas. También el arte de las viejas tendidas al sol y los sabrosos asaderos de pescado por las noches.

El veterano vecino Miguel Cerdeña siente que las instituciones hayan decidido apostar tan tarde por la citada figura de protección del pueblo, porque el litigio se inició hace ahora 30 años y “nadie se había preocupado”, desvela. “El puertito es muy antiguo, tuvo una pequeña industria de cal, albergó una enorme actividad pesquera y forma parte de la historia viva de Fuerteventura”, destaca. Cerdeña espera que “el Supremo pueda frenar el derribo y se salve de la piqueta de Costas, porque de lo contrario se perderá una parte esencial del patrimonio etnográfico y cultural de Fuerteventura”.

“Esta casita de piedra ha sido nuestro hogar en los últimos 50 años y nuestro refugio de verano para soportar el calor”, rememora Pepe

Miguel apunta que Los Molinos nació antes que la colonia rural de Las Parcelas, la localidad que se halla en la parte superior, y argumenta que en el siglo XX este puertito contribuyó a generar economía y dio de comer a muchas familias. “Las casitas aparecen con la tradición de los mariantes de acudir a la costa a pescar, y detrás llegaban las mujeres con los burros, los camellos y los hijos para mariscar, y colaborar en las labores marineras, así como jarear, secar el pescado y salir a venderlo por los alrededores”, describe Cerdeña.

Este puertito está rodeado de una gran riqueza natural, como la charca de agua dulce en la desembocadura del barranco, con patos, que reciben a los visitantes. Sus riscos esconden unas singulares cuevas marinas que se descubren con las mareas vacías del verano. La más conocida es la Cueva Herminia, deslumbrante por los colores de su roca con los reflejos del sol y del mar, y que contiene una hermosa bóveda interior, formada entre los arcos internos de los acantilados. Desde ella se pueden contemplar unas magníficas vistas del pueblo y de toda la ensenada. En invierno, su playa de arena cobriza se cubre de callaos por el fuerte oleaje y la acción de las mareas. “Hemos conseguido que pongan medidas de seguridad, como un salvavidas y un servicio de socorristas en verano, debido a la afluencia masiva de bañistas”, confirman los residentes.

María Rosa Fernández, Miguel Cerdeña, María Luisa López y Pepe Mendoza, vecinos de Los Molinos.

Batalla legal

“El puertito es muy antiguo, tuvo una pequeña industria de cal, albergó una enorme actividad pesquera y forma parte de la historia viva de Fuerteventura”, destaca Miguel

La presidenta del colectivo vecinal señala que los procedimientos de derribo de Costas afectan a la totalidad del pueblo, es decir a las 36 casas existentes en Los Molinos en la actualidad. Sin embargo, no todas se levantaron a la vez: unas 15 edificaciones se remontan al año 1928, y el resto se construyeron entre los años 1975 y 1980. En 2007, cuatro viviendas cayeron por orden de Costas. El deslinde que dejó al pueblo en dominio público se aprobó en septiembre de 1993, cinco años después de la Ley de Costas de 1988, y en enero de 1994 la Demarcación de Costas inició los expedientes de recuperación posesoria de los terrenos.

Prácticamente desde 2008 los expedientes estuvieron paralizados hasta el pasado mes de agosto, cuando llegaron las notificaciones para que los vecinos derribasen de forma voluntaria en el plazo de un mes. Ahí se desató el pánico: iniciaron una recogida de firmas, impulsaron las iniciativas en las instituciones y recurrieron en los tribunales. Ganaron las medidas cautelares ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, pero no el fondo del pleito. El abogado José Luis Langa, de la Plataforma canaria de afectados por la Ley de Costas, ha anunciado que la batalla legal se trasladará al Supremo, al tiempo que ha cuestionado la efectividad de la transferencia en materia de Costas a la comunidad autónoma en enero de 2023.

Comentarios

El Origo Mare si que tiene niveles de protección suficientes, suficientes como para jamas haberse construido. Pero, ahi esta. Y nadie habla de tumbarlo. Por el interés se mueve Andrés.
¿Tiene algo que ver estas construcciones con las chozas que habían construido los marineros del norte de la isla mucho antes de los años 1930 para resguardarse de las inclemencias del tiempo y aprovechar para el marisqueo y pesca?

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