-Usted lleva tiempo en el sector, como consejero o en la oposición. Si miramos el plazo de una década, ¿el campo canario está mejor, igual o peor?

-Ahora mismo está en una situación más delicada que hace diez años. No es la más grave de su historia, pero sí tiene dificultades.

-¿En qué sentido está peor?

-Se han juntado muchas cosas en estos años. Llevábamos ya una cierta trayectoria de pérdida de renta, que se agravó por la pandemia de Covid, la guerra de Ucrania y los sobrecostes para los agricultores. Todo ello configura una especie de tormenta perfecta, a la que se suman otras circunstancias: excesiva burocracia, competencia desleal, bajo rendimiento económico de las empresas agrarias, una legislación que cada vez es más dura para el sector... La política ambiental también ha excluido al sector primario. Son ingredientes que ponen las cosas muy difíciles, pero también digo que veo salida, una luz en el camino, sobre todo si somos capaces de simplificar la actual legislación del sector. La reelegida presidenta de la Comisión Europea [Ursula von der Leyen] ya lo ha planteado de ese modo.

“El desempleo en el sector primario se ha reducido por encima de la media”

-Vamos a intentar objetivar las cosas. Le pregunto por tres magnitudes: superficie cultivada en Canarias, aportación al PIB y puestos de trabajo en el sector. ¿Cómo vamos?

-El empleo en el sector primario va al alza y se ha reducido el desempleo por encima de la media de la economía canaria. Eso es muy positivo y una señal de recuperación. Sólo tenemos cultivado el 40 por ciento de la superficie agraria en las Islas, con lo que nuestro potencial de crecimiento es elevado. En cuanto al PIB, siempre estamos en torno al 1,5 por ciento del total, pero aquí tengo una discrepancia con la lectura de las estadísticas. Por ejemplo, una quesería es industrial y solo la producción y venta de leche computa como sector primario. Lo mismo pasaría con una bodega y la producción de uva. Yo considero que el sector primario también debe computar estas actividades, así como el empaquetado, el transporte vinculado al sector, etcétera. Y entonces el PIB de nuestro sector es el 5,2 por ciento.

-¿El plátano tiene garantizado colocar en el mercado su producción anual, esas 420.000 toneladas que cuentan con ayudas de la UE?

-Tiene varios problemas. El principal es el exceso de producción, porque hemos alcanzado cifras récord, de 480.000 toneladas el año pasado, y eso ha provocado una caída de precios, porque en la Península no hay mercado para tanta fruta. Este año las cosas van mejor, si bien competir con la banana será cada vez más complicado.

“Mucho más importante que las ayudas es impulsar las reformas”

-¿Los tomateros canarios se tienen que buscar la vida con otro cultivo o hay esperanza para ellos?

-El tomate ha tenido que centrarse en el mercado interior y también afrontar esa reconversión a través de otros cultivos, como el pepino y la papaya. Dicho esto, hay productores que lo están haciendo muy bien y están firmando acuerdos de exportación a través de la excelencia en su producto, porque la calidad en Europa tiene su mercado. Es lo que está pasando en la Aldea de San Nicolás, en la isla de Gran Canaria, por ejemplo.

-¿Qué es más urgente en el campo canario, que aumenten las ayudas públicas o que se produzcan reformas?

-Es mucho más importante que haya reformas. ¿Cuáles? Las que permitan trabajar y mejoren la rentabilidad. El suelo no puede ser tan caro ni las trabas burocráticas pueden ser tantas. No puede ser que hayamos expulsado al sector primario de nuestros montes, prohibiendo un pastoreo que ahora estamos impulsando como medida ambiental. Las ayudas hay que darlas, pero es más prioritario simplificar algunas normas que nos hemos impuesto los mismos canarios.

“Energías renovables, de acuerdo, salvo en los suelos de interés agrario”

-¿Qué significa para usted la soberanía alimentaria?

-La FAO dice que, en los sistemas insulares, el abastecimiento alimentario procedente del producto local debe estar en el 40 por ciento. Debemos reforzar aquellos cultivos que tienen demanda y en los que tenemos capacidad de crecimiento, como la papa, donde podríamos lograr el abastecimiento total y estamos en el 60 por ciento.

-¿Y ahora cómo estamos?

-Es variable, pero estamos en torno al 14 por ciento, que es poco. El atún, por ejemplo: es capturado en aguas de Canarias, se traslada a Madrid y vuelve a las Islas envasado y fileteado; por tanto, el valor añadido se lo llevan otros.

“Hemos subido las ayudas al sector ganadero en las islas no capitalinas”

-En Canarias ¿qué se pesca, además de atún, y qué se podría pescar?

-Nuestras capturas principales son los túnidos y las especies pelágicas costeras, como las cabrillas, morenas, viejas... La presión pesquera en nuestra plataforma litoral es alta y por eso el sector se ha centrado en el atún, para el que deberíamos tener una cuota de pesca mucho más elevada, porque no hay riesgo alguno para la sostenibilidad del caladero.

-¿Acuicultura, sí o no?

-Sí, en condiciones adecuadas. La acuicultura es algo más que un complemento; de hecho, a nivel mundial ya ha superado en producción a la pesca extractiva. La pena es que esa actividad no esté en manos de los propios pescadores, aunque también tenemos muy buenas empresas en ese ámbito.

-¿Renovables en las fincas, sí o no?

-Renovables sí, salvo en los suelos de interés agrario. Allí donde se han producido inversiones en invernaderos, redes de riego, balsas, etcétera, no tiene sentido instalar renovables. En el resto del suelo rústico, por supuesto que sí, como actividad complementaria. Pero no puede ser que hayamos invertido en allanar un terreno para que luego lo ocupen las plantas de renovables porque les sale más barato.

-Se habla mucho de impulsar nuevos cultivos en las Islas, más rentables, con más mercado y menor consumo de agua. ¿Cuáles ve con perspectivas reales de éxito?

-Nada muy diferente a lo que hay. Pienso en cultivos tropicales y subtropicales, sobre todo papaya y aguacate, que tienen mercado en las Islas y posibilidades de exportación hacia Europa, que es un mercado enorme y aprecia el producto gourmet.