Pedro Oromí, catedrático de Zoología de la Universidad de La Laguna (ULL) e investigador del opilión majorero, un arácnido único en el mundo, considera que una especie de avispa primitiva y un tipo de hormiga recolectora canaria son suficientemente importantes para plantear un cambio en la ubicación del parque temático y comercial Dreamland.

Estas especies, dice Oromí, son las “protagonistas” de un listado de invertebrados realizado por el investigador a finales de enero en la zona en la que se pretende edificar el complejo de ocio turístico.

Oromí, considerado una de las eminencias en ecología de Canarias, llevó a cabo el recorrido el 19 de enero, “en una mañana fría, ventosa y con pequeños chubascos intermitentes, condiciones poco propicias para la actividad de insectos y otros invertebrados”.

Sin embargo, “se pudo identificar fácilmente que se trata de una fauna genuina, compuesta por especies en su mayoría nativas, bien endémicas o no, y algunas migrantes que normalmente llegan a la Isla desde el continente en su paso hacia el sur”, explica el experto.

Por el contrario, no se observó ninguna especie introducida invasora de las que normalmente predominan en los terrenos antropizados. Esa es una de las claves de la oposición a Dreamland: su ubicación a los pies del Parque Natural de las Dunas de Corralejo, en un suelo rústico aislado y alejado de núcleos de población.

La mera presencia de la hormiga endémica Messor minor hesperius es un claro indicador del buen estado de conservación de este malpaís, en la conocida como Dehesa de Huriamen, dado que en los terrenos alterados casi siempre las especies de hormigas invasoras han desplazado a las autóctonas, endémicas y no endémicas.

Según el científico, el área donde se pretende construir el complejo Dreamland “aparentemente es muy desolada, pero un mínimo análisis faunístico indica que contiene una fauna de interés, no muy abundante a simple vista, al constituir un hábitat seco típico de los eriales pedregosos de Fuerteventura, pero totalmente genuina y propia de estos ambientes poco alterados”.

Las consecuencias de la desaparición de especies endémicas son muy graves

En el recorrido por la zona, Oromí se sorprendió de encontrar una avispa primitiva de la que no hay cita en Fuerteventura. Estas avispas son denominadas “parasitoides” y sus larvas se alimentan de orugas de palomillas, que por cierto abundaban en Huriamen durante la visita.

Además, se observó una larga lista faunística invertebrada anotada en tan solo una hora de muestreo en el campo: caracol pintado, libélula migradora, cigarrón africano, saltamontes jaspeado majorero, lepisma, gorgojo barrillero, escarabajito de arena, mariposa azufrada, vanesa de los cardos y palomilla de los eriales, así como una oruga no identificada y hormiga recolectora canaria.

“Paisaje impresionante”

Oromí considera que se trata de “un lugar muy bien conservado, con un paisaje impresionante que no debe ser mancillado por el cemento”. En la charla que en su viaje a Fuerteventura impartió en el salón de actos de la asociación Raíz del Pueblo, explicó lo importantes que son los insectos para la biodiversidad: “Su función en los ecosistemas es fundamental y, si desaparecen, pueden interrumpirse los procesos naturales de estos hábitats, de los que nosotros también dependemos”.

Las consecuencias de la continua desaparición de especies endémicas son mucho más graves de lo que se piensa, señala Oromí, por lo que “conservar todas las piezas del engranaje debe ser nuestra primera precaución si somos seres inteligentes”, afirma el profesor. “Como decía Albert Einstein, si las abejas de la miel se extinguieran, los seres humanos correrían la misma suerte en cuatro años”, concluye.