Puerto del Rosario no es solo la capital de Fuerteventura: es también una ciudad que ha convertido el espacio público en un gran museo al aire libre. Desde hace más de veinte años, acoge uno de los parques escultóricos más destacados de Canarias y de España, con esculturas integradas en el paisaje urbano y accesibles las 24 horas.

El origen de este proyecto se remonta al Simposio Internacional de Escultura de Puerto del Rosario, iniciado en 2001. Desde entonces, cada edición ha transformado las calles y plazas de la capital majorera en un taller creativo, donde escultores y escultoras de Europa, América, Asia y África trabajan sus obras en directo ante la ciudadanía.

El simposio, que se ha consolidado como un punto de encuentro internacional para la escultura contemporánea, ha dejado una huella artística en el municipio con obras figurativas y abstractas realizadas en piedra, acero, madera o materiales reciclados. Algunas piezas rinden homenaje al mar, la inmigración, el trabajo del campo, el agua o la memoria; otras exploran el lenguaje abstracto y el diálogo con el entorno.

Más de 180 esculturas, surgidas de estos encuentros o incorporadas por otras vías, forman parte del recorrido cotidiano de vecinos y visitantes. El proyecto se extiende más allá del centro urbano, llegando también a barrios y pueblos del municipio, lo que distingue a Puerto del Rosario de otros parques escultóricos.

Entre las obras más reconocidas figuran Equipaje de ultramar, Las caracolas, El pescador o La fuente de la explanada, convertidas en referentes visuales y símbolos de identidad para varias generaciones.

El Ayuntamiento considera que esta apuesta sostenida por el arte en el espacio público ha convertido a Puerto del Rosario en “una ciudad referente”, donde la creación artística es “accesible, cercana y viva”, y donde “el arte no se visita, se camina”, según la narración institucional del vídeo difundido por el consistorio.