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Nieves Rodríguez, una mujer de calado

Con 80 años, lleva desde los diez dedicándose a la artesanía e innovando en un oficio que teme pueda “desaparecer” si no se fomenta en los centros educativos

María José Lahora 1 COMENTARIOS 24/11/2025 - 07:19

La artesana Nieves Rodríguez presume de contar con el carné número 1 de artesanía de Fuerteventura. Es una de las pocas personas que aún trabaja el tradicional arte del calado, y lo hace desde que tenía uso de razón. Recuerda a su madre cuando les ponía a su hermana y a ella “a sacar la hebra y hacer el puntillo”. Contaba con siete u ocho años... y hasta la fecha, cuando, con orgullo, comenta que ha cumplido ya los 80 años de edad.

Hoy día promociona y divulga la tradición. No duda en participar en todas las ferias a las que la invitan. En sus 70 años de trayectoria -si empieza a contar desde que comenzó a “trabajar en forma” siendo aún una niña- son ya 170 encuentros de artesanía en los que ha participado. El último en Lanzarote coincidiendo con la festividad de Los Dolores en Mancha Blanca. La próxima muestra donde estará presente será la de Antigua, el 15 y 16 de noviembre con el objetivo de fomentar la venta de artesanía coincidiendo con los preparativos navideños. “En Canarias ya me conoce todo el mundo”, dice. “En las ferias somos como una familia”. Tiene la satisfacción de haber participado en numerosas muestras locales, regionales y nacionales, como Fitur, invitada por el Patronato de Turismo.

A sus 80 años, sigue con la misma ilusión de entonces. Asegura que con esta dedicación se mantiene muy activa, pero también le encanta su trabajo porque le gusta “lo nuestro” y no duda en colaborar mostrándose voluntaria para cualquier feria o actividad donde pueda poner en valor este oficio. “A mí me quitan mi calado y es como si me cortaran las alas”. Tanto es así, que se sorprende de que aún se acuesta todas las noches “rumiando” qué idea va a poner en práctica al día siguiente. Una de sus últimas creaciones son los ya solicitados pendientes confeccionados en hilo de oro o plata y que están causando furor entre los más jóvenes. Otra forma de preservar la tradición del noble arte del calado.

El último logro obtenido del que se muestra especialmente orgullosa ha sido la participación en una exhibición de artesanía insular que forma parte de la decoración de una de las salas del nuevo hotel de cinco estrellas Paradisus Fuerteventura en Costa Calma. “Ahí está parte de mi corazón”. Se trata de tres telares, de un metro por un metro cada uno. “Tenía muchas ganas de ver mi trabajo expuesto”. En la inauguración del complejo hotelero participó también en un taller de artesanía en vivo, que hizo las delicias de los visitantes y residentes presentes. Una forma más de divulgar y preservar los oficios tradicionales.

Su propia hija, la psicóloga Nélida Martín, a la que le confeccionó todo el ajuar, fue en su momento una de las alumnas de sus talleres. “La artesanía tradicional, mayormente el calado, es una de las artesanías que ha pasado de generación en generación, antaño como otro medio de vida más. Era una ayuda para las familias”, comenta. Así, evoca cuando su madre acudía a los talleres de Lajares, de donde era la familia, a calar los trozos de tela. Recuerda que cobraba media peseta por hora de trabajo, ingresos que permitían a las caladoras llevar a la mesa un poco de azúcar y otros alimentos. “Lo comido por lo servido. Era una manera de subsistir. En cambio, ahora parece que a nadie le importa”.

“El calado es una de las artesanías que ha pasado de generación en generación”

Como muchos profesionales de la artesanía teme que este oficio quede en el olvido. “Me duele en el corazón cuando veo que esto se va a perder”, comenta con gran pesar. Aboga por reactivar los talleres en los que, tanto ella como su hija, participaban antaño y la introducción de este tipo de facetas tradicionales en los centros educativos. “Es la única manera de que no se pierdan”, dice compungida cuando comprueba lo difícil que es que valoren artesanías como la suya y encontrar un futuro esperanzador para las tradiciones canarias.

Lamenta que en la actualidad sea una de las últimas representantes del calado en Fuerteventura. Hace un llamamiento a las instituciones para reintroducir estos oficios en la cultura majorera, no solo a través los tradicionales talleres, sino introduciéndolos en los colegios como una asignatura más, motivando al alumnado con incentivos a base de premios si fuera necesario para que se involucren en artesanía. “Está en mano de nuestras instituciones -señala- incentivar a nuestros jóvenes en el trabajo artesano”.

A pesar de este temor, muestra su agradecimiento a quien aún valora el trabajo artesano en su justa medida, como le han demostrado clientes y compañeros del gremio en la reciente Feria de Artesanía de Lanzarote, en la que es una participante asidua. Como anécdota cuenta una de las últimas ventas en la muestra lanzaroteña, en la que unas visitantes de origen cubano le compraron artículos por valor de más de 1.000 euros con la intención de llevarlos a su país de regreso. Una demostración más de que el talento artesano majorero, y en concreto el de la veterana artesana del calado, es apreciado alrededor del mundo.

Uno de los trabajos de los que más orgullosa está es la réplica de un tapiz antiguo que fue encontrado en una antigua vivienda, guardado en un baúl y bastante deteriorado. Fue precisamente el lanzaroteño Ricardo Reguera, un estudioso de la vestimenta tradicional canaria, quien lo puso en manos de Nieves para su restauración. Ella lo recuperó incorporando una labor a otra mientras se ocupaba de confeccionar una réplica que preside el salón de su casa. Un trabajo que le llevó todo un año de labor y que es objeto de interés por parte de particulares e instituciones.

Oficio tradicional

Nieves Rodríguez ha sabido adaptarse a las necesidades y gustos de la sociedad, en una época donde cada vez se venden menos manteles y otras telas confeccionadas con la técnica del calado. Así, presenta ahora una colección de pendientes que están siendo toda una revolución en la moda. Una forma más de atraer a las nuevas generaciones al tradicional oficio del calado.

Pendientes, una de sus últimas creaciones.

A lo largo de sus 70 años de trayectoria ha participado en 170 ferias de artesanía

El calado es una de las labores artesanales con más arraigo en Fuerteventura, existiendo una variedad propia de la Isla, denominada redondillo majorero, aunque las caladoras majoreras realizan además una gran diversidad de labores. Durante años los calados se exportaban a la Península Ibérica y el trabajo de las caladoras significó una fuente de ingresos importante para la economía familiar. Sin embargo, la comercialización de estos productos decayó como consecuencia de la competencia ejercida por labores orientales, que imitan el calado canario y se comercializan a precios inferiores.

Su origen se remonta a la población que arribó a las Islas tras la conquista europea, aunque a lo largo del tiempo ha seguido una evolución propia existiendo en la actualidad en el Archipiélago una gran variedad de modelos de labores de calado. Consiste básicamente en el deshilado de parte de una tela patrón, que luego se zurce o une en manillas, formando un diseño geométrico lineal con dibujos caprichosos y muy hermosos.

Comentarios

¡Maravillosas manos las de estas mujeres que con su oficio, casi siempre mal pagado, ganaban un poco de dinero para sus familias, dejándose la vista en ello, en una época donde se iluminaban con velas y quinqués. Pero bueno, tiene razón en que estos oficios no se deberían perder porque son memoria viva de nuestra historia.

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