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María Sanz, la mujer de sueños de película

El nombre de María Sanz aparece en los créditos de películas internacionales rodadas en la Isla como El dictador, Doctor Who, Exodus, Allied, Mine, El hombre que mató a Don Quijote, Han Solo o Wonder Woman 84

Foto: Carlos de Saá.
Eloy Vera 0 COMENTARIOS 26/01/2019 - 09:23

Una noche, María Sanz vio en la televisión un ciclo de cine de Billy Wilder. Esa noche decidió que quería dedicarse a hacer lo mismo que Wilder: contar historias que hicieran reír, llorar y pensar a la gente. Y comenzó a soñar con trabajar en cine. Más tarde, y como si de un sueño se tratara, empezó a compartir horas de rodaje con Terry Gilliam, Ridley Scott, Sam Mendes…

Esta madrileña logró que Fuerteventura tuviera durante años un festival de cine y también ha puesto su granito de arena para que la Isla salte a Hollywood. El siguiente sueño es recuperar historias locales para llevarlas a la gran pantalla.

María asegura que no tiene “autoestima sino sueños”. En busca de uno de ellos se fue a Londres. Antes tuvo que dejar pagada una deuda: el título universitario que le prometió a su padre. En 1993 cumplió la deuda; le dejó el título de Ciencias de la Imagen a su progenitor; se despidió de Madrid y de su trabajo en una revista económica y se marchó a Londres en busca del sueño loco de hacer cine.

En Londres trabajó en algunas tiendas a la espera de la llamada de alguna productora. Solo pedía poder servir cafés al equipo de rodaje. Y como esta historia va de sueños, un día cumplió el de cualquier cinéfilo: trabajar de acomodadora en la filmoteca.

Mientras trabajaba en la filmoteca, un amigo le planteó la posibilidad de formar parte del equipo de una producción como conductora de camiones. María no tenía carnet de conducir, pero se lo sacó. También el de chófer de camión. Un mes después, empezó como conductora y ayudante de eléctricos en Cash in hand con Charlie Boorman.

A partir de ahí, María ya no tuvo que volver a pedir trabajo. Los departamentos de arte y producción de algunas películas empezaron a contar con la joven para sus producciones. La mayoría eran películas de bajo presupuesto, que le sirvieron para convertirse en una todoterreno del cine.

En lo personal María consiguió otro sueño: el de ser madre. Se había prometido a sí misma que cuando esto ocurriera apartaría el cine para dedicarse a la profesión de madre. Ella y su pareja buscaron alternativas a Londres donde criar a la pequeña. Su pareja pertenecía al mundo de la hostelería y la primera oferta llegó de Fuerteventura.

El 15 de abril del año 2000 María aterrizó en Fuerteventura. Un día de 2006 se enteró de que Juan Carlos Falcón rodaba su ópera prima, La caja, en la plaza de Ampuyenta. María cogió el coche y se fue a “cotillear”.

“Empecé a ver todo el mundo del cine y me vino la nostalgia. Me fui a llorar detrás de la iglesia. La actriz Ángela Molina me sorprendió llorando y me preguntó si estaba bien. Hablamos un rato”, recuerda. Ese día decidió que era el momento de volver al cine.

A los dos días hizo un casting para un anuncio de Skoda. Poco después la llamaron para trabajar en Caótica Ana como ayudante de dirección junto a Julio Medem. Luego llegaron muchos anuncios y cortos y una llamada de la productora canaria Sur Film para trabajar durante tres meses en el rodaje de Furia de Titanes, en Tenerife. “Me entró la congoja de pensar que iba a estar tres meses sin ver a mis hijas, pero me animaron a perseguir el sueño de mi vida y me fui”, comenta.

Desde entonces, el nombre de María empezó a aparecer en los créditos de películas internacionales rodadas en la Isla como El dictador, Doctor Who, Exodus, Allied, Mine, El hombre que mató a Don Quijote, Han Solo o Wonder Woman 84.

También se mudó a Italia un tiempo para trabajar en el equipo de transporte de Spectre y es que a James Bond “no se le podía decir que no”. Su nombre también ha estado ligado a producciones nacionales como Invasor, Palmeras en la nieve, El Faro de las Orcas, 4 latas, la miniserie Los Nuestros o El niño, donde trabajó como ayudante de producción durante el rodaje en Gran Canaria, y donde se reencontró con sus compañeros de carrera Daniel Monzón y Sergio Francisco.

Ha trabajado con grandes directores y con locos del cine a los que ha ayudado a rodar su primer corto. Asegura que “todos” le han “aportado algo”, pero tal vez su favorito sea Terry Gilliam. Después de rodar su Quijote en la Isla, María le hizo llegar un ejemplar de La vida es sueño de Calderón. Tal vez veamos en el futuro a un Segismundo encadenado en algún punto de la isla.

También le gustaría ver rodando en Fuerteventura a David Lynch, Neil Jordan, Isabel Coixet o Icíar Bollaín. En unas películas ha trabajado como ayudante de dirección, en otras en el equipo de casting y en algunas buscando localizaciones. Su afición por patear Fuerteventura le ha servido para descubrir unos paisajes que han cautivado a Hollywood.

Según María, la Isla le “enamora como territorio, al margen que sea o no un territorio de cine, pero es cierto que para determinadas producciones tiene unas condiciones ideales de luz, temperatura, y de paisajes”. Sin embargo, alerta que este boom del cine puede tener fecha de caducidad “si se siguen construyendo autopistas, urbanizaciones fantasmas y torres de alta tensión. Si dejamos de cuidar lo que tenemos dejarán de venir. Ellos vienen porque les gusta lo que han visto hasta ahora”, insiste.

Si de algo está orgullosa María es de su equipo majorero. En estos últimos años, se ha ido creando un grupo de entusiastas profesionales, unos nacidos en Fuerteventura y otros adoptados por la Isla, en los que se ha combinado “el talento y la humanidad”. María solo tiene buenas palabras para un equipo que ha conseguido meterse en el bolsillo a la gente de Hollywood.

Tampoco escatima en halagos para los productores canarios Juan Cano, de Sur Film y Sebastián Álvarez, de Volcano. “Sin conocerme de nada confiaron totalmente en mí. Sin ellos no hubiera hecho nada de esto”, asegura.

María creó hace algunos años la productora Dunes Films para rodar cortos y documentales. En 2009 tomó las riendas de la dirección con Serendipia. El cortometraje surgió del microrrelato de la escritora ecuatoriana, residente en Fuerteventura, Patricia Sacoto. Está ambientado en la Fuerteventura de los años cincuenta y en él María cuenta el viaje de ida y vuelta de la niña Carmencita a comprar unos víveres con los que alimentar a su familia.

Festival

María, junto a un grupo de entusiastas de la cultura del municipio de La Oliva, puso en pie el Festival de Cortos Dunas. Con sufrimiento consiguieron mantener el proyector encendido durante siete años. Cuando el festival gozaba de reconocimiento, llegaban cortos a concurso de todo el país y se dejaban ver rostros conocidos por él, las ayudas institucionales dejaron de llegar. Finalmente, Dunas desapareció. Sí se mantiene en pie la muestra de cine LGTB que comisaría María.

Otro de los retoños de los que María está más satisfecha es el de ser guionista de la serie infantil Cleo, un encargo de la productora La Mirada. La serie, que triunfa en Clan, cuenta la historia de Cleo, una perrita que le gusta soñar e imaginar aventuras y que encuentra en Irma, una niña con unos braquets de colores que Cleo querrá conseguir, a su aliada.

María, junto a un grupo de entusiastas de la cultura del municipio de La Oliva, puso en pie el Festival de Cortos Dunas. Con sufrimiento consiguieron mantener el proyector encendido durante siete años

Según María, las instituciones canarias “intentan” apoyar el cine canario, pero “no sé por qué siempre pasa algo y no llegamos al entendimiento. Hay muchas iniciativas y gente maravillosa trabajando, pero la manera en la que están hechas las ayudas y el hecho de que haya habido años sin ayudas o que el año pasado no haya sido como se esperaba hace que cueste mucho salir adelante”.

A la hora de hablar de proyectos es clara, ni siquiera sabe qué hará la próxima semana. Adelanta la llegada de un 2019 con buenas noticias para la industria cinematográfica del Archipiélago con nuevos rodajes.

También espera este año poder seguir escribiendo el que será su primer largometraje. “Estoy con un guion de una historia local de principios del siglo XX. Me gustaría poder escribir un poco más; hacer más historias de la Isla y rescatar esa historia de Fuerteventura cuyo desarrollo tan rápido ha hecho que nos olvidemos”. También confía en poder seguir escribiendo poemas y relatos. “No tengo ambiciones sino pequeños sueños”, asegura.

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