Los alumnos de primero de la Eso del IES Puerto Cabras han celebrado una actividad medioambiental bajo el lema ‘Planta Futuro’. El alumnado se ha trasladado a la localidad de Guisgey, dentro del municipio de Puerto del Rosario, para desarrollar una jornada de reforestación con la introducción de nuevas higueras.

Bajo el programa ‘Asómate a las islas’, toda la comunidad educativa, profesorado y estudiantes, han entrado en contacto con el medio rural y han aprendido herramientas relacionadas con el sector agrícola y los beneficios de este tipo de esta especie, muy apreciada en la escasa vegetación del campo majorero.

El equipo docente del IES Puerto Cabras afirma que uno de los objetivos del programa es “valorar la importancia de la reforestación en un entorno insular afectado por la desertificación, y el cambio climático en todo el planeta”.

Así, se desarrolló una clase diferente en la naturaleza, para entender el uso de técnicas agrícolas tradicionales para el cultivo de alimentos en la Maxorata ya que, estos métodos, son prácticas sostenibles, lo que quiere decir que son de fácil manejo, además de ecológicas, que contribuyen  al sostenimiento y preservación de los suelos para las cosechas y se obtienen productos de mejor calidad. 

Entre risas y diversión, la comunidad estudiantil ha conocido las costumbres de la zona y ha sembrado futuro para mejorar la calidad de vida de  Fuerteventura.

Además, el grupo de Secundaria ha podido conocer sobre el terreno las características y orografía del valle de Guisguey, y pasear por el centro de interpretación de la localidad.

Las condiciones áridas del entorno de Valhondo, unidas a la escasa humedad, el pastoreo o la roturación de campos de cultivo han provocado reducción y alteración de las comunidades vegetales originales, favoreciendo el asentamiento de matorrales adaptados a climas secos.

De esta manera, se encuentran aulagas, matos, espinos de mar, tabaibas, verodes, tasaigos, joraos, y turmeros entre otras especies vegetales, junto al acebuche “bonsai”, muy antiguo.

Entre la fauna, las más abundantes son las aves, como calandria canaria, la bisbita caminero, el alcaraván, la ganga ortega, corredor, perdiz moruna, avutarda, tabobo, el herrerillo. También se ven cernícalos, aguilillas, guirres, o los omnipresentes cuervos. Las fuentes y charcas naturales casi han desaparecido debido a la persistente sequía.

Valle de Guisguey

El barranco de Valhondo nace en la ladera sureste de la Montaña de la Muda, pasa por las estribaciones de La Matilla, El Time, Casas de Valhondo y termina a unos 12 kilómetros, integrándose en el cauce del Barranco de Guisguey.

El valle de Guisguey es un paraje privilegiado, a tan sólo ocho kilómetros de la capital y a una altitud de 160 metros se erige esta tierra virgen de Fuerteventura. El barranco y el valle de Valhondo es una de las formaciones del municipio de Puerto del Rosario, que están llenas de historia y merecen la pena conocer.

De hecho, Guisguey entró a formar parte del municipio de Puerto del Rosario en 1975, anteriormente pertenecía a Tetir. En 1992, La Asociación Los Pajeros consigue desarrollar el plan más ambicioso de conservación de la zona, su Plan Especial de Protección, que sirvió para preservar las gavias y la variedad de cultivos de secano, evitando la masificación.

La comunidad educativa apuesta por la reforestación para combatir el cambio climático

Se trata de una tierra de cebada, alfalfa, trigo y legumbres, cultivos que permanecen en la memoria de sus habitantes más antiguos. Aunque al entrar este valle te recibe con una brisa que desprende un aroma de morales, tuneras e higueras. Plantar esta especie no parece una casualidad. Las higueras han sido utilizadas tradicionalmente por los habitantes de Fuerteventura en los últimos siglos como un antibiótico natural. Se ha usado como laxante leve, demulcente, diurético, digestivo, emoliente y pectoral. Una especie muy buscada entre la población majorera para  tratar trastornos de hígado y el bazo, hemorroides, la gota e incluso localmente la icteria.

Los mayores transmiten que se cocían las hojas como remedio para la diabetes y descalcificaciones en los riñones. Los frutos también se recolectaban y se empleaban como cataplasmas en tumores y abscesos dentales. Las frutas verdes inmaduras se cocinaban con otros alimentos para generar la subida de la leche materna, y los frutos se han destinado a tratar la epilepsia o el asma. Incluso el látex del tronco se aplicaba en verrugas, callos, úlceras y llagas en la piel, y era conocido su efecto analgésico contra picaduras de insectos.

Entre las anécdotas históricas del pueblo de Guisgey del siglo XX en 1950 se consiguió un récord de población para la época, al reunir a 110 habitantes, mientras que en 1981 se localizó el peor dato con sólo 19 residentes. En 1999 sólo se contaba con un censo de 68 habitantes,  36 varones y 32 mujeres. En la actualidad están empadronados 117 vecinos.

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