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El drama de mayores y dependientes en Fuerteventura: sin plaza en una residencia

La lista de espera para entrar en la Residencia Sociosanitaria para mayores de Puerto del Rosario es de 117 personas, en una Isla con más de 14.000 ancianos

Eloy Vera 4 COMENTARIOS 11/03/2024 - 07:17

“Cruzar los dedos para que llegue antes la residencia que la muerte”, dice Vladimir García, mientras espera, algún día, poder ingresar en este recurso para personas mayores a su padre José San Ramón García, de 82 años y con deterioro cognitivo. Su hijo ha pedido una revisión del grado de dependencia y luego espera poder internarlo en la residencia. Sabe que no es fácil. Actualmente, 117 personas se encuentran en lista de espera para entrar en el único centro de estas características que existe en una Isla con unas 14.150 personas con 70 años o más.

La Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales alertó, a mediados de febrero, del incremento del déficit de plazas de residencias para la atención a personas mayores en España. Según los datos de la organización, en la actualidad serían necesarias no menos de 30.000 nuevas plazas para las personas con dependencia severa (grado dos) y grandes dependientes (grado tres) y 85.814 para cumplir con la ratio de cinco plazas por cada 100 personas mayores de 65. Canarias es, junto a Murcia y la Comunidad Valenciana, la comunidad con menos plazas de financiación pública.

A finales de 2022 entró en servicio la Residencia Sociosanitaria y Centro de Día para mayores de Puerto del Rosario. Se abrió con capacidad para 107 plazas residenciales y 30 para el Centro de Día de la capital. La actualización de la nueva Ley de Servicios Sociales redujo a un máximo de 90 el número de plazas. A finales de febrero había 80 usuarios en sus instalaciones y una lista de espera de 117 personas, según datos de Dependencia enviados al Cabildo de Fuerteventura. Desde la Consejería de Acción Social de la institución insular precisan que muchos de los solicitantes al final rechazan entrar. 

La familia de José San Ramón García no está dispuesta a renunciar a una plaza, si algún día llega a sus manos. José es de origen gomero. Fue uno de los miles de canarios que emigró a Venezuela en busca de oportunidades. En 2018 sus hijos decidieron traerlo de vuelta a Canarias. Su salud había empezado a deteriorarse. Vladimir cuenta que su padre ha sido diagnosticado con una demencia con cuerpos de Lewy, una enfermedad mental que le produce deterioro cognitivo y cierto deterioro motor.

En febrero del año pasado se cayó y se rompió la cadera. Hubo que ponerle una prótesis. La caída lo arrastró a un deterioro físico. “Mi padre pasó a ser prácticamente dependiente para todo. Camina muy lento y con la ayuda de un tacataca y cuando no en silla de ruedas”, cuenta Vladimir. “Tras la caída, solicité el cambio de grado dos a tres, que es el de dependiente total, y la plaza de residencia”, explica. Le han asignado una plaza en el Centro de Día Josefina Plá de Corralejo porque en el de Puerto del Rosario no había. Son 30 plazas en un municipio donde residen más de 8.700 personas mayores de 70 años. Una guagua lo lleva cada mañana y lo trae de vuelta por la tarde. “Si no, estaría solo en casa. Mi mujer y yo estamos trabajando y él se tendría que quedar solo”, asegura.

En diciembre de 2022, la Residencia Sociosanitaria para mayores de Puerto del Rosario empezó a acoger a los primeros usuarios, pero hubo que esperar hasta el 23 de marzo del pasado año para su inauguración oficial. A pesar de la apertura del recurso, sigue habiendo listas de  espera. Giuseppe, el suegro de Nekane Valles, falleció hace casi un año mientras esperaba por una plaza en la residencia. “Decían que estaba en la lista y todo preparado, pero no llegó.  Estuvo en lista de espera alrededor de dos años”, explica la mujer. Ahora, teme que la historia se repita con su suegra Argentina, de 91 años y con alzheimer. “Es una persona totalmente dependiente”, sostiene.

Nekane y su marido han empezado a preparar los papeles para la ayuda a la dependencia. Hace unas semanas, las valoradoras los visitaron. “Nos dijeron que no sabían lo que iba a tardar en llegar la carta con el grado”, señala, y añade: “Pueden pasar meses porque ya lo vivimos con mi suegro”.

Una vez tengan asignado el grado de dependencia, esperan poder tener una plaza en la residencia. “Es fundamental ese recurso”, sostiene, mientras explica cómo ella y su marido llevan casi cinco años entregados al cuidado, primero de Giuseppe y ahora de Argentina. “Físicamente no estoy bien. No puedo hacer prácticamente nada y mi marido, su hijo, se ve solo con todo el peso. El día que esta mujer se nos quede en una cama no podremos atenderla. Necesitamos una plaza en la residencia”, insiste.

“Sabemos que esta mujer se va a morir en casa. Hay una residencia en toda Fuerteventura y con una lista de espera enorme. Sabemos que, aunque la pongan en lista de espera, es imposible que llegue a tener plaza”, dice preocupada. Y se pregunta “cómo es posible que no haya más residencias con todos los ancianos que hay y los que están llegando”. El índice de vejez en Fuerteventura, que engloba a personas de 65 años en adelante roza el 12 por ciento de la población, según la última estadística oficial.

Falta de planificación

El segundo Plan de Infraestructuras Sociosanitarias de Canarias se firmó en 2017 y contemplaba la ejecución de las obras hasta 2021. Finalmente, se amplió hasta 2023. El documento preveía 4.460 plazas para mayores y personas con discapacidad. Sólo se ejecutaron 517 en todo el Archipiélago, siendo La Gomera la única isla en la que se cumplieron las expectativas. En el caso de Fuerteventura, se comprometían a realizar 350 plazas, de las que 250 eran residenciales y 100 para centros de día. El objetivo no se cumplió ni de lejos.

Giuseppe falleció hace casi un año mientras esperaba por una plaza en la residencia

“Ha habido falta de planificación”, asegura el presidente de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Fuerteventura (AFFA), José Bueno. En su listado de usuarios, hay personas esperando por una plaza en la residencia. Desde la asociación se muestran críticos con las macro residencias, repletas de usuarios, y abogan por centros “más pequeños y cercanos” a las familias, para evitar que se tengan que producir grandes desplazamientos cada vez que quieren ver al familiar.

Bueno pone como ejemplo cualquier familia que vive en Morro Jable con un familiar que necesita una residencia, pero al que quiere visitar. Para ello se tiene que acercar a Puerto del Rosario. “Imagina que estás en Morro Jable y tienes la residencia en la capital. Vienes a verlo una vez a la semana. No tienes la disponibilidad siempre. Este tipo de recursos debe adaptarse a la situación que tiene cada persona y al momento evolutivo de esa demencia”.

En este sentido, el presidente de AFFA recuerda que debe haber lugares para acoger a personas en una situación avanzada que, a lo mejor, necesitan un recurso asistencial las 24 horas del día; pero también debe existir un centro de día en cada municipio para que el paciente esté cuidado y estimulado mientras el familiar va a trabajar y, a la vez, recursos para personas con situaciones leves de deterioro. Serían espacios de estimulación donde se trabaje con ellos para que no se hagan dependientes y si se hacen que sea lo más tarde posible.

En Fuerteventura, lamenta, “no existen recursos que se puedan adaptar a la situación de cada persona. Solo una residencia y con pocas plazas”, critica. Y ello se debe, a su juicio, a que “en la Isla no se ha evolucionado como se debería haber hecho desde ese punto de vista. Siempre se pensó que la población de Fuerteventura era una población joven y que esto no se iba a necesitar nunca, pero no es así”.

José San Ramón García junto a su hijo.

Recurrir a cuidadores

Inés cumplirá 94 años en abril. Es majorera y después de años residiendo fuera decidió regresar a su pueblo, Agua de Bueyes. Hasta los 89 años estuvo viviendo sola. Luego, su salud empezó a deteriorarse y sus hijas, las dos residentes en Gran Canaria, tuvieron que ponerle una cuidadora. Hace algún tiempo hubo que contratar a una segunda para aliviar la carga de trabajo. “El nivel cognitivo de mi madre está cada vez peor. Hay que estar pendiente de ella porque, a veces, sale sola a la calle. Algunas noches ha salido a las dos de la mañana”, dice preocupada Lali Martel, una de sus hijas. Hace unas semanas, la mujer se cayó y se dio en la frente, los brazos y la pierna. Se hizo un corte de cinco centímetros. Hubo que ponerle once grapas.

Nekane: “Cuando se nos quede en una cama no podremos atenderla”

La familia de Inés solicitó la ayuda de dependencia. Tiempo después se la concedieron y quedó inscrita en la lista para la residencia de Puerto del Rosario y ahí sigue esperando. El año pasado la llamaron para entrar en el Centro de Día, pero su madre “ya no está en condiciones para tener que estar desplazándola desde Agua de Bueyes hasta Puerto del Rosario todos los días. Es matarla en vida”, reconoce su hija.

Mientras estaba de viaje, Lali recibió una llamada en la que le comunicaban que ya había quedado libre una plaza para su madre. Ella pensó que el ingreso era inmediato y al estar fuera se vio obligada a congelar la plaza. Hace un tiempo, la descongeló, pero no ha tenido más respuesta. “No tengo fecha de cuándo volverá a entrar. Las hijas ya estamos mayores y mi hermana enferma. Nuestra vida está en Gran Canaria, pero mi madre quiere estar en su tierra y morir en Fuerteventura”, cuenta.

La doctora de Inés ya ha comunicado a la familia que la mujer padece insuficiencia renal y cardiaca. Cada vez son más frecuentes los traslados al Hospital. “Lo que quiero es que mi madre esté atendida en un centro con médicos cerca y no tener que estar llamando a Cruz Roja para que vaya a buscarla a Agua de Bueyes y llevarla a urgencias”.

Los familiares se muestran preocupados e indignados. Lali alza la voz y dice: “Tanto que alardean de los servicios sociales, pero luego vemos que estos servicios no están dirigidos al español medio. Al final, tenemos que estar recurriendo a cuidadores para poder atender a los padres. Las plazas en las residencias hoy día no están acorde a los tiempos actuales, donde todos los miembros de la familia trabajan. Los recursos no han ido evolucionando como va avanzando la sociedad”.

Complicaciones en el sur

Si la situación es complicada en la zona centro norte, más se agrava cuando se llega al sur. El Estudio sobre las necesidades de recursos y servicios de atención a las personas mayores con dependencia de Fuerteventura, realizado por el Cabildo y presentado en 2022, alertaba del aislamiento que sufría la zona sur en materia de dependencia. Dos años después de publicarse el informe, la situación sigue siendo similar. No existen centros de día y aún no se ha empezado la construcción de la residencia en Gran Tarajal. “Debería haber centros de día en todos los municipios y una residencia, por lo menos, en la zona sur”, insiste el presidente de AFFA.

Después de años buscando una posible ubicación, se decidió que la residencia fuera en El Aceitún. Desde la Consejería de Acción Social aseguran que los trabajos comenzarán en 2024. El centro contempla 60 plazas residenciales y 30 para el Centro de Día. También se prevé un Centro de Día en Costa Calma con otras 30 plazas.

A la falta de recursos en el sur, se suma la dificultad que tienen los usuarios de algunas zonas para acceder a la Ayuda a Domicilio de Dependencia del Gobierno de Canarias por falta de personal en las empresas acreditadas para prestar el servicio. “Vives en Mezque o Morro Jable y, a lo mejor, esa empresa no se puede acercar porque no tiene personal para el servicio”, apunta Bueno. “La Isla es larga y parece que de Tuineje para abajo no existe”. Y, recuerda Bueno, “el recurso lo tiene que crear la administración”.

Vivir en el Hospital por no tener a dónde ir

El rizo se riza aún más después de visitar el Hospital de Fuerteventura. Una docena de personas se encuentra en el centro en estos momentos. Son pacientes con perfil de alta sociosanitaria. Es decir, se encuentran viviendo en el hospital porque no tienen donde ir o porque han sido abandonados por sus familiares. Estas personas suelen estar esperando por una plaza en la residencia, pero no es fácil.  Se están dando casos, explica el presidente de AFFA, en los que el paciente, mayor o joven, que se ha quedado en una situación importante de discapacidad, “no puede estar en su domicilio o no tiene quién le cuide y se queda en un centro hospitalario porque no existe otro recurso”. También se dan casos, continúa, “en los que se está cuidando al familiar durante mucho tiempo y lo acaban ingresando porque no pueden más. Están esperando una plaza para la residencia, pero no llega y  se le deja en la planta del hospital esperando por ese recurso que se piensa que va a salir antes si está dentro del centro que si estuviera fuera”. Y concluye: “La demanda siempre va a ser más que la oferta. “La planificación es cero si hubiera que darle una nota”.

Comentarios

Sinverguenzas es lo que tenemos de clase política. Todos y cada uno de estas personas trabajaron haciendo de este país lo que es hoy, cotizaron, pagaron sus impuestos y esta es la manera que tenemos de agradecérselo. Háganselo mitrar,64 millones de euros para un aeropuerto de drones no tripulados que nadie necesita para nada, y este es el estado en que tenemos a nuestros mayores. Asco de isla!
Solo en política de asfalto parques absurdos de gimnasia que nadie practica , subvenciones a asaderos y parir por doquier ....
Se cojan una patera... Verán como aparecen plazas.
Solo existe una solución para cualquier problema que se tenga que abordar sobre derechos para el ciudadano de apies las calles CERA a CERA y demostrarle a politiqueo que están pá'el servicio del pueblo no el pueblo a su servicio, que rindan cuentas que gastan millonadas en mierdas pá'darse golpes de pecho. La asociaciones de vecinos se preocupan más del belingoneo de fiestero que de sus mayores apesar que eta isla es más un dormidero residencial. ¡ EL MAJORERO Y SUS MAYORES EN PELIGRO DE EXTINCIÓN!

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