SOCIEDAD

El difícil reto al que se enfrentan profesores y estudiantes ante el encierro

El confinamiento pone a prueba el sistema educativo: los más pequeños tienen que “aprender jugando” mientras se imponen los tutoriales entre el profesorado y los universitarios se enfrentan a un futuro incierto

María José Lahora 0 COMENTARIOS 10/04/2020 - 09:11

Loida González es la directora del CEIP Lajares (La Oliva), reconocida como una de las mejores docentes de España en los premios Educa Abanca. Trabajar las emociones para luchar contra el acoso escolar es una de sus terapias más exitosas. Ahora comparte con padres, docentes y alumnos métodos de enseñanza para un encierro educativo exitoso.

“Desde el CEIP Lajares, lo primero que hicimos fue preparar un documento para las familias con la finalidad de que se estableciera con el alumnado un horario, una rutina y destinaran también un espacio para los hobbies en los que involucrar a toda la familia”, explica.

Una de sus principales recomendaciones es “intentar no ser estrictos” y dedicar las horas de estudio no tanto a tareas escolares diarias como a proyectos de investigación que puedan extenderse en el tiempo, como realizar entrevistas a los miembros de la familia para practicar escritura y lengua. En definitiva, sugiere “convertir la enseñanza en un juego”.

Loida recuerda también que no todas las familias tienen recursos para disponer de un ordenador o de una impresora en casa, pero sí suelen contar con teléfono. En su caso, realiza grabaciones a modo de tutoriales que luego distribuye a través del móvil, como si de un canal de Youtube se tratase.

Loida González, la premiada docente del CEIP Lajares, aboga por dedicar el tiempo de estudio no tanto a tareas escolares diarias como a proyectos de investigación y convertir la enseñanza en un juego. “Ahora prima el tiempo con la familia”

“Ahora todos los profesores tienen que ser profesores online y aquellos que no están cómodos grabándose directamente el rostro, pueden hacerlo enfocando un libro o a un folio”, recomienda.

La reconocida docente dedica las mañanas a sus alumnos de quinto de primaria y a los docentes del centro de Lajares. Pero por la tarde, la maestra se convierte en madre de un pequeño de cinco años. “Intento compaginarlo todo. Dedicar tiempo a mi profesorado y grupo de alumnos y luego a mi familia”. Todas las actividades que hace las sube a Instagram.

Como docente también con experiencia en educación infantil señala que el principal problema al que se enfrentan los padres es que carecen de material suficiente para realizar las tareas encomendadas. Loida se inclina por juegos para los más pequeños, como dibujar las letras con espuma de afeitar, con legumbres o pasta; es decir, aprovechar los recursos de los que se disponga en casa.

Y lanza un mensaje a los profesores: “Que se mentalicen de que en las familias se pueden juntar hasta tres hijos. No hay que saturar a los alumnos, ahora lo importante es primar la calidad del tiempo que los padres pasan con los hijos, a los que también pueden enseñar de otra forma, como contribuyendo en las tareas domésticas. Enseñar a los pequeños cómo funciona una lavadora es otra forma de educar. Lo más importante es disfrutar del confinamiento sin agobios y adaptarse a lo que hay en cada hogar”.

No sobrecargar

Desde la óptica de un profesor de secundaria como es Nicolás Dorta, docente de Filosofía en el IES Haría con un centenar de alumnos a su cargo, se está “sobrecargando a los alumnos, y no es necesario”.

Coincide con Loida González en que muchas familias no tienen acceso a las nuevas tecnologías y se asombra cuando la Consejería de Educación plantea la posibilidad de preparar una segunda evaluación. “Me parece una irresponsabilidad cuando no existen suficientes elementos físicos para ello. Es arriesgado e innecesario”.

En el día a día del profesor de Secundaria se envían las tareas por correo electrónico que más tarde el alumno debe reportar completadas. También cuentan en el IES Haría con un aula virtual, donde tienen acceso al plan de estudios. En esta aula virtual se puede trabajar de forma cómoda en un alto porcentaje, pero aun así siempre puede haber problemas de conexión.

El profesor de Filosofía Nicolás Dorta considera una “irresponsabilidad que se plantee realizar una segunda evaluación cuando no existen suficientes elementos físicos para ello. Es arriesgado e innecesario”

Al igual que la directora del CEIP Lajares recomienda enviar tareas a los alumnos que requieran, al menos, unos días de trabajo y más entretenimiento. Insta a “la posibilidad de aprender de la situación”.

También opina que “el conocimiento no tiene que pasar por las nuevas tecnologías, también está en los libros físicos, en la palabra, en el debate... Hay que tenerlas como medio, no como fin”.

Nicolás da clase de Filosofía a los alumnos de segundo de Bachillerato y los estaba preparando para la EBAU cuando se instauró el estado de alarma. Les da sobre todo consejos desde el punto anímico, además de ayudarles a resolver las dudas que plantean y continúan con los comentarios de texto por si al final deben examinarse en julio, como les han anunciado tras retrasar la convocatoria.

El profesor coordina al grupo de estudiantes que realizan el periódico digital La Palmera y que continúa activo, con relatos sobre la cuarentena que se van actualizando, y no pierden la esperanza de sacar una tercera edición impresa cuando termine el estado de alarma y se retomen las clases.

Sobre la situación que viven sus alumnos encerrados en casa, asegura que “los adolescentes lo llevan mejor que los adultos, porque tienen ante sí la solución al confinamiento: el uso de redes sociales a las que están más acostumbrados que sus padres”.

Incertidumbre

Desde Madrid cuenta su experiencia un joven lanzaroteño estudiante de Fisioterapia, Francesc Valido, quien destaca el “gran respeto” con el que se vive la situación en la capital de España: “Eres consciente de que la situación es muy grave, de que el sistema sanitario está muy saturado y con el temor de que si enfermas puede ser muy complicado que te puedan atender en condiciones”.

Dice que lo importante es extremar las precauciones, para no tener que verse “en una situación desagradable”. “Siendo Madrid el principal foco de infección, cualquiera puede ser portador, incluso yo, quién sabe. Muchas personas pueden ser portadoras y asintomáticas, lo cual significa que están actuando como vehículos del Covid-19 sin ser conscientes”, señala.

El universitario lanzaroteño Francesc Valido muestra su preocupación por saber cuándo podrá recuperar las prácticas que justo acababa de comenzar cuando estalló la crisis. Decidió quedarse en Madrid: “Era lo correcto”

Respecto a su plan de estudios, que se ha visto truncado, señala que tiene “cierta preocupación”, como la gran mayoría de estudiantes universitarios. Justo había comenzado las prácticas, que duraron sólo una semana por las medidas adoptadas por el Estado.

La incertidumbre se ha instalado, especialmente para saber cuándo podrá recuperar esas horas y otros muchos talleres formativos prácticos. En cuanto a la parte teórica, explica que la Universidad “se ha ido adaptando como puede”. Recibe algunas clases online y para aquellas asignaturas que no es posible ofrecer de forma telemática intenta estudiarlas por su cuenta. “Como mi padre me enseñó: Hace más el que quiere que el que puede”.

Confía en que su futuro profesional no se vea afectado como consecuencia de la crisis. Aún le restan dos años para terminar el grado de Fisioterapia y espera que para entonces se haya estabilizado la situación.

También espera que tras esta crisis sanitaria, se empiece a dar más valor e importancia a los sanitarios. “Se ha visto claramente que el personal sanitario no era suficiente en hospitales y han tenido que contratar a destiempo a muchísimas personas para intentar afrontar la pandemia. Esta falta de personal lleva ocurriendo muchísimos años, pero ahora es cuando realmente está saliendo a la luz”, señala con indignación.

Intenta salir lo menos posible a realizar la compra y hacer el mayor acopio de alimentos cuando visita el supermercado. “Lo más importante es superar esta situación lo antes posible, pues cuanto antes se erradique el virus, antes se podrá volver a la vida normal”, añade.

Mientras tanto, continúa con las clases online e intenta llevar una rutina, recuperar aficiones que no tenía tiempo de disfrutar por los estudios, como tocar el piano o la guitarra, leer y hacer ejercicio. “Siempre hay algo que hacer”, dice.

Responsabilidad

Al despertar cada mañana piensa: “Ojalá que nadie de mi familia presente síntomas”. En su día tuvo la posibilidad de volver a Lanzarote, pero decidió quedarse en Madrid porque sabía que podía ser un posible portador del Covid-19 y no quería participar en la propagación del virus. “No es una decisión fácil, pero creo que es la correcta”, añade.

Bromea pensando que, de haber vuelto a Lanzarote, sus padres ya estarían hartos de él. “Acabaría haciéndoles rabiar bastante ya que soy una persona muy bromista”. Como muchos otros, cree que las medidas para controlar la propagación han llegado muy tarde, permitiendo en su momento la celebración de eventos con importantes congregaciones. Como ejemplos pone el partido de fútbol que disputaron el Valencia y el Atalanta, un club procedente de Bérgamo, ciudad a escasos kilómetros de Milán -uno de los mayores focos de Italia- o la manifestación del 8M.

Reprocha que en un primer momento no se tomaran en serio los contagios por coronavirus viendo las experiencias en otros países. “Pero el colmo fue cuando se anunció el suspenso de la actividad escolar y universitaria. No paraba de ver anuncios en redes sociales, Instagram principalmente, de muchísimas discotecas fomentando aprovechar el cierre de las clases para salir de fiesta. Desde mi punto de vista, fue lamentable”, señala.

“En mi humilde opinión, ahora lo que prima es recuperar la salud por encima de todo y para ello hay que tomar algunas decisiones que no son fáciles”. Aboga por apoyar a las pequeñas empresas en este momento tan difícil para la economía del país. Él mismo ha visto como perdía su empleo, que compaginaba con los estudios, a consecuencia de la crisis del coronavirus.

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