DESTACAMOS

Divulgar las tradiciones en Fuerteventura

A través de los casi veinte años de vida del programa ‘No olvides lo nuestro’ se garantiza la conservación de los juegos tradicionales por tres generaciones de majoreros

Fotos: Manolo de la Hoz.
María José Lahora 0 COMENTARIOS 20/10/2018 - 09:53

Noelia, de 23 años, y Albi, con 35, son un claro ejemplo de que la divulgación de las tradiciones entre los jóvenes a través de proyectos como ‘No olvides lo nuestro’ dan sus frutos. Como otros jóvenes, se aficionaron al juego del palo y el salto del pastor después de conocer el programa en su centros educativos y ahora forman parte de la directiva del Club Escuela Puerto Cabras.

Guille Perdomo y Epi Berriel son los artífices del proyecto ‘No olvides lo nuestro’ que difunde las tradiciones entre los escolares de la Isla. Centrados en los juegos rurales canarios, llevan desde el año 2000 con la firme intención de “recuperar y desarrollar los juegos y deportes tradicionales de Canarias, sobre todo a nivel escolar”, explican.

El programa se desarrolla en los centros de primaria y secundaria. Entre los alumnos de sexto de primaria se imparten los conocimientos de la lucha canaria. Explica Epi que “Fuerteventura ha sido una de las canteras de lucha y casi se había perdido y se quiso potenciar a través de este programa”.

El hecho de que se fomente entre los alumnos de primaria se debe a que es la edad ideal de iniciación a la lucha, dado que infantiles es la primera categoría en la que pueden federarse. Valora también que gracias a este programa se ha recuperado la presencia de la lucha majorera en el panorama isleño.

Así, señala que hacía 25 años que Fuerteventura no llegaba a una final del torneo Pancho Camurria -el más prestigioso a nivel de selecciones juveniles- y ahora pueden verse a los luchadores majoreros quedar entre el primer y segundo puesto.

El resto de juegos tradicionales requiere una mayor coordinación y fuerza, por este motivo se dan a conocer a los alumnos de cuarto de la ESO. Han divulgado los juegos tradicionales en los once centros de secundaria de la Isla durante cuatro sesiones por aula ofreciendo una introducción para que conozcan estos deportes ancestrales que forman parte del acervo cultural. Completan la campaña escolar con otras actividades como talleres en diversos municipios y eventos.

Hasta el momento, calculan que 18.000 niños han podido conocer sus orígenes. “Nuestros juegos y deportes tradicionales reflejan la predisposición del aborigen de las Islas antes de la colonización y del isleño después para la actividad física como medio de defensa o lucha, entretenimiento, exhibición o demostración de habilidades”, señalan en el folleto promocional del programa.

Junto a la lucha canaria, destaca también la importante cantera de jugadores de bola canaria en la Isla, siendo el segundo deporte con más fichas después del fútbol. Al igual que se ha convertido en la segunda Isla con mayor número de participantes en el juego del palo. ‘No olvides lo nuestro’ ha venido a llenar un hueco en el sistema educativo a falta de una asignatura propia dedicada a las tradiciones y cultura canaria.

‘No olvides lo nuestro’ ha venido a llenar un hueco en el sistema educativo a falta de una asignatura propia dedicada a las tradiciones y cultura canaria

“Se supone que en el currículo escolar debe haber un apartado de juegos y deportes tradicionales pero hay un déficit de profesionales en la educación. Nosotros intentamos cubrir ese déficit, lo ideal sería que hubiera más profesionales para ofrecer estas enseñanzas en todos los cursos”, comenta Guille, quien recuerda que “este programa es pionero a nivel del Archipiélago”, en cuanto a la duración del mismo y las modalidades que abarca. Y curiosamente con tan sólo dos monitores.

Epi lleva desde los 10 años practicando lucha canaria y una vez que accedió a la carrera de Educación Física se especializó en lucha, en la primera maestría de lucha canaria que se hizo. Por su parte, Guille, amante de las tradiciones desde siempre, se inició en el juego del palo tras ver una exhibición del maestro Tomás Déniz, cuando ya contaba 80 años, que le enamoró, más tarde continuó con su afición en la Universidad de La Laguna, donde encontró otros universitarios dedicados a esta afición. “En esa época los juegos tradicionales estaban muy abandonados”, señala.

Estos dos monitores también contaban con la ventaja de que residía en Fuerteventura uno de los referentes de pelotamano, Juan Manuel Hernández Auta, y que se ha convertido en colaborador del programa.

Continuaron sus investigaciones y conocieron a otros especialistas de los juegos, como Celestino, de La Palma, el profesor Ulises Castro o Pepe Hernández Moreno y pudieron desarrollar más a fondo las modalidades. Fue a partir de ahí cuando en el año 2000 proponen al Cabildo de Fuerteventura potenciar los juegos tradicionales y fue el consejero de Deportes de entonces, Claudio Gutiérrez, quien apostó por este programa que ha sabido mantenerse en el tiempo.

Guille y Epi son de los que piensan que “los juegos tradicionales sin el apoyo institucional tienen poco que hacer ante la avalancha de deportes que hay”. Comentan también el apoyo de las direcciones de los centro que esperan ansiosos la presencia de estos monitores.

“Lo que es más difícil es que los alumnos continúen en el tiempo porque son deportes muy minoritarios, aunque desde que contamos con el programa ha subido la participación como la espuma”, matiza Guille. Hasta el punto de que frente a las dos escuelas insulares de juego del palo de cuando se inicia el programa ahora suman ya cuatro y dos de ellas son de palo y salto del pastor. “Muchos de sus miembros han partido de las campañas escolares”.

Y lo más importante: no hay límite de edad para practicar estas modalidades, no en vano, son aficiones que provienen de actividades rurales. Así, el salto de pastor era un medio empleado para transitar entre barrancos por parte de los pastores, el levantamiento del arado en las labores agrícolas, al igual que el calabazo era una práctica laboral para elevar el agua desde un canal o acequia a un nivel superior empleando un instrumento que da nombre al juego.

A estos se suman la pina, la tángana o la billarda, que recuerda Guille que formaron parte de su infancia. Explica Noelia que ya conocía con anterioridad los juegos tradicionales dado que siempre ha sido “muy procultura canaria” y considera que en los centros educativos se fomenta “poco”.

Ella participó desde sexto de primaria con el programa de lucha canaria y al alcanzar cuarto de ESO se metió de lleno con el resto de tradiciones. Ahora es la secretaria del Club Puerto Cabras, con 15 o 16 integrantes.

Completan la campaña escolar con otras actividades como talleres en diversos municipios y eventos. Hasta el momento, calculan que 18.000 niños han podido conocer sus orígenes

Albi, por su parte, es vocal de salto, aunque ambos practican todas las modalidades. La lata, la vara o la macana son los instrumentos con los que se practica el juego del palo. De mayor a menor tamaño. Tradicionalmente, el palo en la Isla se confeccionaba con madera de tarajal que a día de hoy está protegido, con lo que tienen que realizar una solicitud a medio ambiente para reclamarlos de otras islas.

Dos veces en semana suelen quedar en los clubes para practicar estos juegos tradicionales, a modo de actividad extraescolar, pero gratuita. También se realizan quedadas los fines de semana para practicar el salto del pastor. Dependiendo del nivel de los participantes en el encuentro se decantan por uno u otro lugar. Los barrancos para iniciarse y más tarde zonas montañosas, como Montaña de la Muda, el Aceitunal o Cofete.

Otra motivación para los que deseen sumarse a estos clubes es la realización de encuentros en el resto de islas del Archipiélago. Son críticos con respecto al hecho de que se fomenten por parte de las instituciones otras prácticas de reciente aparición al amparo de las nuevas tecnologías entre los jóvenes como los famosos e-sports y recuerdan que ya hay en marcha una campaña del Colegio Profesional de Licenciados en Educación Física en contra de estas prácticas.

“Si no se cuidan las tradiciones y sin apoyo institucional es difícil que se conserven”, destaca Guille, quien insiste en la importante labor del programa mediante el cual se ha garantizado por tres generaciones la práctica de los juegos tradicionales.

Añadir nuevo comentario