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“El gran desafío educativo de este tiempo es la atención al cuerpo y a los otros”

Silvia Díez, psicóloga y asesora de crianza

María Valerón 0 COMENTARIOS 11/05/2025 - 07:31

Un café, fruta y galletas para conversar sobre los retos cotidianos de la crianza con padres y madres. Esta es la propuesta que la psicóloga Silvia Díez lleva a cabo este curso escolar como proyecto piloto en el Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Millares Carló, en Puerto del Rosario. La iniciativa, que lleva por título Café parental, busca, en palabras de la experta, “ajustar las expectativas reales” de lo que se puede esperar en cada etapa de desarrollo neurológico de los niños y niñas, apoyar a las familias en la búsqueda de fórmulas para enfrentar los desafíos de la crianza y acompañar, de forma no intrusiva, la labor de padres y madres “para ayudarles a conectar” y mejorar la relación con sus hijos.

-¿Por qué se le ocurre crear un “café parental”?

-Porque en el día a día, en el súper, en la playa, en la calle, en la consulta, percibo falta de conocimiento de cómo funciona el cerebro de los niños, de cómo relacionarnos y conectar con ellos, un ajuste de expectativas reales de lo que podemos esperar y lo que no, cómo acompañar sus emociones. Y tener conciencia de esto nos da margen para actuar con conciencia y no reaccionar y estar apagando fuegos todo el día. Tener una relación sana con nuestros hijos, hijas, basada en el amor, respeto y confianza influirá no solo en nuestra relación con ellos, sino en el adulto o adulta que será el día de mañana.

-¿Qué les preocupa más a los padres y madres?

-Entre los retos que se les presentan a las familias está encontrar el equilibrio entre amabilidad y firmeza. A veces nos movemos de un extremo a otro, nos cuesta marcar límites y cuando nos frustramos o cansamos de que no nos hagan caso, nos vamos al otro extremo siendo autoritarios y cayendo en gritos, amenazas, castigos... Y cuando entramos en calma y revisamos nos entra la culpa. En ese baile nos sumergimos en muchos momentos del día.

-¿Cómo enfrentarse a ese desafío cotidiano de los límites?

-Recetas mágicas no existen, pero en el café abordamos cómo conectar con ellos y ellas. Muchas veces el desafío es acompañar sus emociones. Me explico: cuando tu hijo se enfada (por ejemplo) por no querer ponerse los zapatos, y ese enfado crece y crece y se convierte en una emoción muy intensa, los papás suelen sentir frustración, porque no consiguen en esos momentos conectar y no comprenden por qué el niño no les entiende. Además, esa emoción intensa se contagia a los papás y mamás: por dentro les entran los siete males, hablando coloquialmente, gracias a las neuronas espejo, que actúan y nos contagian de esa emoción. Acompañar emociones cuesta mucho, y a veces se trata de trabajarnos como adultos nuestras propias mochilas. También entender que la infancia es un mundo diferente. A nivel emocional, hasta determinada edad no tienen ninguna regulación: su regulación somos nosotros y ellos aprenden a partir del acompañamiento que nosotros hagamos de sus emociones y de cómo nos comunicamos con ellos y con el entorno.

“Su regulación somos nosotros y aprenden del acompañamiento que hagamos”

-¿Cuál diría que es el gran desafío para la infancia en este siglo?

-Son tiempos de estímulos, de ruidos, de pantallas. En tiempos de pantallas el gran desafío, además de otras cuestiones que hemos abordado, es la atención al cuerpo, a la presencia, a estar aquí y a relacionarse con los otros. Lo vemos cada día: en un restaurante, en la sala de espera de consulta de pediatría... Un niño, o niña, echa a correr o juega y rápidamente se le da un móvil para que esté sentado. ¿Qué pasa con eso? Si nuestros hijos no interactúan con otros, con personas reales, se les apaga el cerebro. Es un gran desafío de este siglo. Es la presencia, el estar aquí, ahora, pero sobre todo el “te veo a ti, estoy contigo”. Para mí, esto es lo más importante. No solo que ellos aprendan a estar, sino que nosotros les mostremos que también estamos. Por supuesto, hay muchos otros desafíos pero este creo que es un melón que hay que abrir.

-Es impulsora, además, de un grupo de yoga infantil, Tu Escuela de Pequeños Yoguis. ¿Ayuda a trabajar estos aspectos el yoga en niños y niñas?

-A través del yoga trabajamos muchos aspectos. Transmitirles la calma, transmitirles la atención al cuerpo que es cada vez más necesaria, conectar con el cuerpo y con las emociones en el cuerpo. Entender cómo se sienten, escucharse a sí mismos, la conexión con el grupo (en esta sociedad tan individual, enseñar pertenencia y aporte al grupo) y añado a todo esto la importancia de que tomen conciencia de su respiración. Porque en el día a día no somos conscientes de que respiramos y respirar conscientemente es un recurso muy valioso para el cuerpo y la mente. Que adquieran esta conciencia desde pequeños tiene un valor incalculable.

“Si nuestros hijos no interactúan con personas reales, se les apaga el cerebro”

-Hay familias con pocos recursos que no pueden quizás costear por ahora este tipo de actividades. ¿Cómo ayudarles a trabajar en casa estas destrezas?

-Animo a encontrar momentos, fuera de las cargas del día, de presencia y conexión con sus hijos: a hacer actividades que les gusten, estar en contacto con la naturaleza, escuchar música, bailar, leer cuentos. Y (esto es súper importante) transmitir a nuestros hijos nuestro amor incondicional: dejarles ser, pensar, sentir, aprender, experimentar. Nosotros estamos aquí para acompañarlos y garantizarles un marco de seguridad hasta que ellos sepan cuidarse por sí mismos y para que lo consigan debemos dejarles ser (“SER”, en mayúsculas).

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