4 COMENTARIOS 15/07/2024 - 08:28

Lo de regular y ordenar, aparentemente, siempre parece una buena idea si se trata del territorio. Al fin y al cabo, consiste en que los comportamientos individuales no se impongan sobre los beneficios generales, que es lo que suele ocurrir, y que haya igualad de oportunidades. Pero todo depende el objetivo con el que se haga la regulación.

El Gobierno de Canarias acaba de iniciar la tramitación del reglamento que ordenará por primera vez las acampadas. Reconoce el Gobierno que es “una normativa necesaria debido al importante crecimiento de este tipo de turismo sin que exista una norma específica que lo regule” y que, como es un “segmento (le faltó añadir “de mercado”) consolidado es necesario adecuarlo a las nuevas tendencias de la actividad, con nuevas demandas y modalidades”.

“El objetivo de la futura normativa -dice la noticia- es incrementar la calidad de la oferta alojativa existente y facilitar la puesta en marcha de nuevas infraestructuras, protegiendo y salvaguardando los recursos naturales y medioambientales de las islas”. Por si no queda claro el objetivo, la consejera Jessica de León dice que, como no hay regulación “provoca inseguridad jurídica en aquellas personas que desean emprender actuaciones en este sentido”.

Entre 2015 y 2021, en la provincia de Las Palmas, se dobló el número de autocaravanas que había, con unas 4.000 más. Como tienen que aparecer en algún sitio, ha habido quejas por masificación y de malos usos en zonas de Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, donde hace dos años comenzaron a tramitar una ordenanza que fija hasta 32 zonas posibles de acampada.

Es entendible que la gente quiera disfrutar de la naturaleza de esta forma, de manera más o menos espontánea, aunque dé la impresión de que si lo haces en autocaravana eres respetable porque te has gastado un dinero, y si pones una caseta eres un vándalo.

Lo lógico parece regularlo, peor si lo espontáneo se profesionaliza, ya sabemos lo que pasa. A la toma de agua y electricidad le sigue el bar, luego una carpa, la discoteca, el glamping, la ampliación ante el aumento de la demanda, los negocios de alquiler, las excursiones, las fiestas sostenibles… En fin, lo que pida el sector.

Esto se sabe cómo empieza pero no cómo termina. En cuanto al territorio, siempre es lo mismo: hechos consumados. Es un mantra. Se regula porque la cosa ya se ha desbordado. Lo que es ilegal, se legaliza, lo que es irregular, se regulariza. Y todos contentos.

Comentarios

Acampadas sí,pero en un lugar habilitado para ello.Eso de ocupar toda la playa no me gusta,es una falta de respeto.
Comprendo su visión y tampoco me gusta la idea de la profesionalización.Sin embargo,solo tiene que darse un paseo por lugares costeros de Fuerteventura y apreciará que algo hay que hacer.No vale todo y menos cuando ya somos tantos.Cada verano, más y más vehículos,poco control ...dejados a la utopía de que todos seamos ciudadanos educados en el respeto.
¿Y por qué no hacer campings? Campings de los de toda la vida. No hace falta hacer glampins ni poner discotecas ni demás historias...Hace unos 35 años en el pirineo hacíamos acampada libre. Éramos pocos y bastante respetuosos pero sí o sí, tu huella dejabas ahí donde habías acampado. Se prohibió la acampada libre y se hicieron campings municipales donde la explotación salía a concurso. Al principio nos pareció mal pues parecía que nos acotaban y ya no podíamos poner nuestras casetas al lado del riachuelo de turno. Pero pasado un tiempo nos dimos cuenta que era lo mejor para el entorno pues cada vez éramos más y más los que visitábamos esas zonas. Aquí pasa lo mismo desde hace años y años pero no sé toma ninguna medida. ¿Tan difícil sería hacer ese tipo de campings municipales? Unos campings en contacto con la naturaleza con todas las garantías de higiene, sus duchas, su zona de lavandería, su bareto, sus zonas de sombras naturales,su zona de casetas, de autocaravanas, ...vaya, lo que viene siendo un camping de los de toda la vida. A parte de proteger el entorno que sería lo primordial, ofrecería trabajo a los que ganasen el concurso y se conseguiría una mejor armonía con los vecinos....eso sí, no estaríamos en primera fila de playa pero es el precio a pagar por ser tantos, haciendo lo mismo y en el mismo lugar...la realidad es tozuda...y así no podemos seguir..
Es fascinante cómo algunos se aferran a una utopía que jamás existió ni existirá.La realidad, cruda y palpable, es que cada verano, los lugares más hermosos de la isla se ven invadidos por una creciente marea de autocaravanas, sin control alguno. Esta creciente horda parece pensar que la naturaleza es un parque de diversiones donde todo está permitido, y lo que queda es un desastre que pide a gritos una solución. El autor del texto , atrapado en su propio dilema moral, parece olvidar que sin una normativa estricta, estamos condenados al caos. Mientras él se preocupa por una posible "profesionalización" del sector, los espacios naturales se degradan a una velocidad alarmante. Y aquí no se trata de idealismos ni de una fe ciega en la humanidad, sino de hechos: la falta de control está convirtiendo los paisajes más bellos en vertederos improvisados. No se puede seguir confiando en que la gente, por pura bondad, cuide lo que tiene. Necesitamos reglas claras, sanciones y, sobre todo, la voluntad de hacerlas cumplir. Así que, mientras algunos se pierden en debates filosóficos sobre la regulación, la realidad sigue su curso implacable. No se trata de un futuro hipotético; es el presente, y no hacer nada es simplemente permitir que la belleza de nuestras costas se diluya en el caos y la suciedad.

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