CULTURA

Una voz de alas abiertas en la Casa de los Coroneles

Gabriela Suárez, Artista Revelación en los Premios Canarios de la Música, regresa con nuevo repertorio de standars de jazz

María Valerón 0 COMENTARIOS 17/07/2021 - 09:11

Gabriela Suárez tiene 16 años, pero su voz nació antes, mucho antes. Su voz, parece, fue tallada con el aire de otro tiempo y reverbera clara, transparente, eco que devuelve al público el sueño antiguo de las primeras noches de la cumbre del jazz. La joven, una de las últimas promesas nacidas de la Fábrica de La Isleta, se sube al escenario de la Casa de Coroneles, dentro de la programación artística que desarrolla el espacio cultural de la Dirección General de Cultura del Gobierno de Canarias.

Es, sin duda, una de las artistas más jóvenes que ha pisado hasta el momento este escenario; es también el núcleo de un cuarteto de jazz formado por músicos de amplia trayectoria: José Alberto Medina, piano, Tanausú Santana, contrabajo, y David Xirgu, considerado uno de los mejores baterías de jazz del panorama actual. Con ellos ha recorrido este año escenarios de todo el Archipiélago y también con ellos cruzó el Charco, en 2019, para grabar en Nueva York su primer disco, Moonlight in Vermont, disco de trece piezas entre las que se intercalan standars de jazz con algunas adaptaciones de Bossa-Nova. Tenía 14 años.

“Grabamos a finales de 2019 y, a principios de 2020, antes de la llegada del COVID, tuvimos una pequeña gira: estuvimos en Polonia en diferentes ciudades. Después llegó el parón y ahora estamos retomándolo todo de nuevo”, explica. El regreso a los escenarios les ha llevado en una gira junto a Andrea Motis y Joan Chamorro, dos de las figuras más destacadas del actual panorama jazzístico, además de a una serie de conciertos en Lanzarote, Tenerife y La Palma.

La joven cantante se prepara ahora para los festivales Jazz I Am y Jazzing, ambos en septiembre en Barcelona, en los que, una vez más, participará junto a Joan Chamorro. La cantante, ganadora en los Premios Canarios de la Música, que otorga la Asociación Profesional de Compositores de Canarias y Canarias Radio, en la modalidad Artista Revelación, asegura que solo tiene “sueños pequeñitos” y que en lo musical solo sueña con seguir descubriendo el resto de sorpresas que le esperan en el camino.

“No ha habido tiempo para soñar, todo ha surgido muy rápido. Cuando pensé que me gustaría poder ir a clases, pude; cuando pensé que me gustaría subirme a un escenario, pude dar conciertos, y también grabar un disco y conocer artistas. Todo con trabajo, claro, pero ha sido muy rápido. Mi siguiente sueño es seguir estudiando música y sorprendiéndome con todo lo que llega”.

Soñar el jazz

Si el jazz fuera uno de esos ‘sueños pequeñitos’, llegó a Gabriela de la misma manera que ha avanzado en ella: sorprendiendo y filtrándose sin excentricidades. “Conocí el jazz por casualidad, tenía unos once años. Estaba escuchando música con mi madre y, de repente, nos saltaron algunos temas: Summertime y Fly me to the moon. No sabía muy bien qué tipo de música era aquello, pero me encantó”. Hasta la llegada de Summertime a los oídos de Gabriela, su formación musical se había centrado en canto lírico, al que había dedicado varios años, pero el descubrimiento de la música moderna la llevó a la Fábrica de La Isleta.

Si le preguntaran por un momento especial de todos los vividos en los últimos años, para ella, que ha grabado un disco en Nueva York y ha compartido escenario con algunos de los más reconocidos artistas del ámbito del jazz, el momento es, ni más ni menos, el primer escenario. “Me viene el recuerdo del primer día que fui a una jam session. En el escenario estaba Errol Woisky, cantando justamente Fly me to the moon; yo me sabía la canción pero me daba mucha vergüenza pedirle subir a cantarla, no conocía a nadie. Mi madre, que estaba conmigo, me dijo: ‘Algún día subirás a cantar con él esa canción’. Más adelante conocí a Errol Woisky, se convirtió en mi profesor, y, como un año más tarde, me subí y canté Fly me to the moon con él. Fue una sensación genial, como el mayor logro”.

En apenas cinco años, la joven se ha situado como una de las grandes promesas para el jazz en Canarias. Cuenta que aún le queda “mucho jazz por escuchar”, pero su voz, madura, versátil, con carácter, se alimenta de sus oídos. Entre sus voces favoritas destaca a Sarah Vaughan, Dinah Washington, Etta James, además de a Ella Fitzgerald y Billie Holiday. “Conozco y escucho principalmente a las grandes”, explica. De Ella Fitzgerald, Gabriela Suárez admira, “además de su capacidad de conmover, la voz redonda”; de Billie Holiday, “su voz emocional, una voz que transmite”.

La voz de Gabriela, entramada en todas las voces que la precedieron, apenas acaba de iniciar el vuelo. Aunque ya sueña con componer sus propias piezas, por el momento, en este año se prepara para la grabación de un nuevo disco, en este caso un tributo a Billie Holiday, que realizará junto a su cuarteto.

De estos cinco años de evolución rápida, la cantante destaca los pequeños resultados gratificantes de cada esfuerzo: “Solo destacaría que han sido como una recompensa; han sido años muy difíciles, de compaginar estudios, y aún así he seguido esforzándome. Por otro lado, este año de parón de la COVID me ha ayudado a entender lo mucho que aún tengo por estudiar: me queda mucho, muchísimo”.

“Una de estas mañanas, te levantarás cantando/ y extenderás tus alas y llegarás hasta el cielo”, reza en verso la letra de la eterna Summertime. Las alas de Gabriela ya están extendidas; pareciera que solo faltara perder el vértigo para coger impulso, lanzarse y disfrutar del vuelo.

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