Son las doce de la mañana de un sábado. Un grupo de excursionistas asciende a la montaña de Tindaya, donde desde hace cuatro años está prohibido subir para no dañar el yacimiento arqueológico de la cima. Un miembro de un grupo ecologista llama a los agentes de Medio Ambiente del Cabildo. En ese momento solo hay dos de servicio en toda la Isla y están en la punta de Jandía por otra denuncia.

La siguiente llamada es a la Guardia Civil para dar aviso al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona). Este cuerpo solo cuenta con tres agentes en Fuerteventura y los fines de semana descansan, así que les aconsejan llamar a la Policía Nacional y ésta les remite a la Policía Local de La Oliva.

El agente que responde al teléfono asegura que están completamente desbordados porque este fin de semana se celebra un importante acontecimiento deportivo, así que no pueden acudir. Este es un ejemplo de cómo la escasez de vigilancia de los espacios naturales provoca una desprotección absoluta de los espacios naturales protegidos en la isla de Fuerteventura.

La sensación de impunidad para los infractores en los espacios naturales de Fuerteventura es total

Otro caso: un grupo de motos y quads circula por una pista en pleno corazón de la Zona especial de protección de aves de Lajares. Son las seis de la tarde, en época de cría de especies en peligro de extinción. Cuando aparezca cualquier autoridad, si es que aparece, ya será demasiado tarde. La sensación de impunidad para los infractores en los espacios naturales de Fuerteventura es total.

Los caminos rurales de tierra recién arreglados se han convertido en lugares de carreras de todo tipo de vehículos: quads, motos, coches de rally… Hasta los camiones prefieren ir por las pistas porque nadie les controla la velocidad. Por ello, la percepción del ciudadano cuando se decide a hacer una denuncia por teléfono es que sus esfuerzos caen en saco roto.

El grupo ecologista Agonane-Ecologistas en Acción, que forma parte de la federación canaria Ben Magec, con el apoyo de la Coordinadora Montaña Tindaya y otros grupos de la Isla, ha iniciado una recogida de firmas para solicitar el incremento de agentes de Medio Ambiente del Cabildo y del Seprona. También solicitan el refuerzo de la Fiscalía de medio ambiente y urbanismo de Las Palmas, y que cuente con más medios.

Suelta de una pardela por un agente de Medio Ambiente.

En el caso de los guardas de espacios protegidos del Cabildo, los efectivos se han reducido de diez a ocho

Con esta acción, los ecologistas quieren celebrar el Día del Medio Ambiente el 5 de junio y entregar las firmas a los partidos políticos y a las principales instituciones de la Isla, así como al Ministerio de Justicia. Consideran que mientras la población se incrementa de forma exponencial y el deterioro del medio ambiente es cada vez mayor, el número de agentes en el Seprona de la Guardia Civil se mantiene congelado. Incluso en el caso de los guardas de espacios protegidos del Cabildo, los efectivos se han reducido de diez a ocho; dos se han jubilado, y entre tanto existen tres plazas vacantes, pero solo una está a punto de salir.

El caso es que, según su planeamiento, el Parque Natural de Betancuria debería contar con cuatro guardas, en las Dunas de Corralejo están estipulados dos agentes, por el convenio con la Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural (Apmun) debería haber otros dos, y Jandía, aunque los tribunales hayan anulado el Plan rector del espacio, debería tener cuatro agentes.

El estrés y la falta de ilusión de estos funcionarios -cuya misión es la custodia, la protección y vigilancia de los espacios naturales, flora, fauna y paisaje de la Isla, control de vertidos de residuos y contaminación de las aguas y atmósfera, policía o inspección urbanística incrementa el desamparo de la naturaleza, afirma Juan Antonio Cabrera, presidente de Agonane. “Esperamos que esta campaña propicie el cambio y haya un respaldo por parte de las autoridades”, añade el ecologista.