Hace diez años, un grupo de artesanos decidió abrir un mercadillo en la plaza del pueblo de Lajares. Una década después, el mercado es un referente cultural en Fuerteventura y un crisol cultural con representantes de más de 20 culturas de 17 idiomas distintos. Ahora, sus integrantes denuncian que el nuevo grupo de gobierno del Ayuntamiento de La Oliva quiere hacerse con la iniciativa y tomar su gestión.

Marga Ramos es artesana del vidrio y representante de la Asociación Relajarte, formada por varios de los artesanos del mercadillo de Lajares. En conversación con Diario de Fuerteventura explica que la idea surgió ante la “necesidad de que hubiera un lugar donde los artesanos de Fuerteventura pudieran ir a vender sus productos debido a que, en ese momento, no existía ningún mercado artesanal en toda la Isla”.

La idea salió adelante y consiguió reunir a 50 artesanos cada sábado. Además de artesanía, el mercado ha conseguido poner en pie una oferta cultural con actuaciones musicales de artistas locales, actividades infantiles relacionadas con el circo y los cuentacuentos y la presencia de artesanos invitados de distintos lugares del mundo. La iniciativa suma recomendaciones en el portal Tripadvisor donde lo sitúan como un referente cultural de Fuerteventura.

Snjezana Pejicic Avdic, una artesana bosnia que trabaja la técnica del ‘patchwork’, destaca la importancia que ha tenido el mercado en el resurgir del pueblo y cómo está ayudando a generar economía en los restaurantes y locales de alrededor además de “un punto de encuentro donde se juntan turistas y gente del pueblo”.

Con la llegada de la pandemia por la COVID-19, el mercadillo tuvo que guardar sus carpas hasta nuevo aviso. Una vez comenzó la “nueva normalidad”, los artesanos han querido regresar a su puesto de trabajo. Han sido “cuatro meses duros”, reconoce María Alonso una artesana que confecciona bolsos. “Conozco a quien se ha tenido que cambiar de casa porque no podía pagar el alquiler y otros se han ido de la Isla”, apostilla.

Hace unas semanas, el Ayuntamiento de La Oliva convocó una reunión con los artesanos. Acudieron convencidos de que iban a oír buenas noticias, un anuncio de reapertura y recomendaciones de cómo llevar a cabo las medidas sanitarias por la COVID-19. Sin embargo, el nuevo concejal de Comercio, Marcelino Umpiérrez, “lo que nos propuso no fue eso, sino que quería llevar el mercado desde Comercio. Hasta ahora lo llevaba la Concejalía de Cultura”, explica Marga.

El malestar no tardó en aparecer. “Nos dijo que va a llevar todos los mercados y que nos va a decir él cómo se tiene que llevar. Pretende que trabajemos nosotros para él cuando él es el que trabaja para el pueblo”, crítica María.

Los artesanos a través de contribuciones han sido quienes se han encargado de comprar las carpas y el resto del mobiliario, publicidad o el caché de los músicos. “Nunca hemos recibido ni pedido una subvención porque no queremos que se politice el mercado y ahora es él quien quiere gestionar qué artesano entra y cuál no”, lamenta María.

“Nosotros no necesitamos dinero del Ayuntamiento para el mercado, que lo destinen a otras actividades y a quien realmente lo necesite. Sólo queremos el espacio y cuatro horas los sábados por la mañana para poder trabajar”

Según estas artesanas, la intención del Ayuntamiento de La Oliva es ampliar el número de puestos, decidir quién va a vender y quién no y cobrar a cada uno de ellos 30 euros semanales. “Hay artesanos que no lo ganan y aunque lo ganen no es justo”, apunta Marga.

María añade a la conversación “mientras otros ayuntamientos como el de Las Palmas están fomentando los mercados, aquí ocurre lo contrario. En vez de crear un puente para facilitarlo, están poniendo un muro que no nos deja reactivarnos económicamente” . Y recuerda “hay 50 familias, algunas con niños y sin trabajar, y cuando llega el momento en el que pueden recuperar esa parte no les dejan”.

Marga insiste en que “hay siete días de la semana y si ellos quieren organizar un mercado en la plaza de Lajares tienen cualquier otro día. No es justo que se queden con algo que ya está creado por nosotros cuando tienen la posibilidad de crearlo ellos”.

Además, recuerda que en estos diez años “todos los concejales y alcaldes nos han apoyado y nos han agradecido la iniciativa porque es algo que aportamos al Ayuntamiento. Nos decían lo bien que lo hacíamos. Ahora ha entrado un concejal que no solo no nos apoya, sino que nos quiere quitar el mercado”.

Los artesanos han enviado un correo electrónico conjunto y otro individual al Ayuntamiento preguntando cuándo pueden reabrir el mercado, pero no les ha llegado contestación alguna. “No hay respuesta, ni comunicación”, insiste Marga.  “Nosotros no necesitamos dinero del Ayuntamiento para el mercado, que lo destinen a otras actividades y a quien realmente lo necesite. Sólo queremos el espacio y cuatro horas los sábados por la mañana para poder trabajar y funcionar como hasta ahora”, añade.

Los artesanos se oponen a la iniciativa del Ayuntamiento de La Oliva porque sienten que el Consistorio se aprovecha de su idea y además temen que se pierda el sentido y el encanto que han ido logrando durante estos diez años. “Nos ha dicho que quiere sacarlo a concurso, pero no puede porque el proyecto del mercado es nuestro, lo que puede hacer es sacar la plaza para que alguien tenga una concepción”, explica Marga.

“Cuando la gestión de los mercados los coge la empresa privada o ayuntamientos se han venido abajo” comenta Snjezana.  A su lado, María insiste “el éxito del mercado radica en que nosotros como artesanos conocemos sus necesidades”.