Leocadio Araya es el presidente de la nueva Agrupación de Agricultores de Fuerteventura, nacida ante las dificultades que presenta el mantenimiento de las pequeñas fincas en la Isla. Esta asociación tuvo que enfrentar su primera batalla con el Cabildo de Fuerteventura cuando proponen subir el agua al doble del coste actual.

La asociación nació “para dar solución a las inquietudes y propuestas” de los agricultores y para intentar dar solución a la supervivencia del sector, uno de sus principales objetivos es conseguir que el agua sea intocable” y aunque ahora mismo se establece a 0,60 euros consideran que debería estar aún más baja, según explican.

“Nos querían tomar el pelo, vendiéndonos un sapo asegurando que había déficit y estoy muy orgulloso de que por primera vez en aquella reunión de Antigua los viejos agricultores majoreros se cabrearan por primera vez en público con el consejero por el sapo que nos quisieron vender”, afirma Araya.

Además, asegura que la asociación defiende todos los intereses del pequeño agricultor de Fuerteventura, tanto el que tenga el huerto para autoconsumo como el que vende sus productos en los mercados locales, “porque en Fuerteventura no había una reivindicación seria de defender el campo majorero”.

Otro gran problema al que se enfrenta es el de los barrancos, de los que dice que la intervención en los mismos deja las gavias colgadas. “Queremos que abran canales de comercialización, pequeños mercados locales en todos los municipios y lugares donde se mueve el turismo teniendo en cuenta que tenemos un producto de reconocimiento mundial, pero chocamos con las grandes superficies”, añade Leocadio.

El presidente del colectivo se pregunta por qué no pueden tener “el agua subvencionada” y considera que “hasta ahora” les han tratado “peor imposible”. Asegura que por la escasa respuesta institucional que les mantiene en el olvido de los grandes centros de decisión, “los agricultores acaban desmotivados porque consideran que si van a invertir en el campo que lo hagan contando con la opinión de los viejos agricultores”.

“Reivindicamos que las gavias y caminos rurales se respeten y establezcan un plan de señalización y sobresaltos”, ensalza el presidente de la agrupación. Él mismo ha tenido que imprimir sus propios carteles para indicar que se reduzca la velocidad en las inmediaciones del lugar de Marcos Sánchez, donde cuenta con lo que le gusta denominar “su pequeño oasis”.

Sobre el trato que están recibiendo los pequeños agricultores considera que la actuación hasta ahora de las instituciones hace que parezca que “son insensibles al campo”. Otra reivindicación de la agrupación es que en lugar de hacer nuevas charcas se recuperen las que ya estaban. “Que se sienten los técnicos y los agricultores para sacar adelante un plan común, porque no es lógico que se realicen los eventos sin tener en cuenta la opinión de los que trabajan en el campo”, señala Leocadio.

En busca de soluciones

La agrupación cuenta ya en tan pocos meses de vida con un total de 40 miembros e invitan a participar en la misma a todo agricultor que lo desee y que ofrezcan también sus puntos de vista. Tras su presentación ante los medios de comunicación realizarán ahora una ronda de entrevistas para darse a conocer a las instituciones de la Isla. “No buscamos enfrentamiento, sino soluciones”.