La Guardia Civil ha identificado y sancionado este martes al piloto de un dron que operaba sin autorización en las inmediaciones del aeropuerto de Fuerteventura, lo que obligó a suspender el tráfico aéreo durante más de una hora y afectó a más de 600 personas, según ha informado el instituto armado.

El aparato, una aeronave no tripulada de 249 gramos de peso y marca DJI, modelo FLIP, fue detectado volando a baja altura y en perpendicular a las pistas, dentro de una zona CTR (Controlled Traffic Region), espacio aéreo controlado en el que el uso de drones está restringido salvo autorización expresa del control de tráfico aéreo.

La alerta fue recibida a primera hora por personal del aeropuerto, que informó de la situación a la Guardia Civil. Como medida de seguridad, las operaciones del aeródromo fueron suspendidas entre las 07:00 y las 08:10 horas. Durante ese periodo, dos vuelos fueron desviados a Las Palmas y otros cuatro sufrieron demoras en sus operaciones de aterrizaje y despegue.

Una patrulla de la especialidad Fiscal y de Fronteras (PAFIF) se desplazó al lugar y localizó al operador del dron, que declaró desconocer la normativa aplicable.

Los hechos han sido calificados por la Guardia Civil como una infracción muy grave en virtud del artículo 48.3 de la Ley 21/2003 de Seguridad Aérea, por vulnerar las restricciones operativas en materia de servidumbres aeronáuticas y uso del espacio aéreo. Este tipo de infracciones puede acarrear sanciones económicas de entre 90.001 y 225.000 euros.

La Guardia Civil ha recordado que el uso de drones en las cercanías de aeropuertos está prohibido salvo autorización expresa de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) y que este tipo de prácticas suponen un riesgo directo para la seguridad aérea.

Asimismo, ha insistido en que los operadores tienen la obligación de conocer y cumplir la normativa europea y nacional vigente, en particular el Reglamento (UE) 2019/947 sobre el uso de sistemas de aeronaves no tripuladas (UAS).

Con esta actuación, la Guardia Civil reafirma su compromiso con la vigilancia y control del espacio aéreo en las zonas sensibles, como las inmediaciones de los aeropuertos, para garantizar la seguridad de las operaciones aéreas, las tripulaciones y los pasajeros.