MÚSICA

Fuerteventura en Off

El grupo majorero Chocolate Sexy destaca las dificultades de ser profeta en su tierra ante la carencia de festivales de música en la Isla

Foto: Manolo de la Hoz.
María José Lahora 0 COMENTARIOS 08/07/2018 - 08:31

Álvaro, “Alvarito” para los amigos, Guillermo y Luis componen Chocolate Sexy, unos raperos que visten coloridas camisas y que con mucha, mucha guasa y ‘flow’ transmiten al público sus particulares y animadas canciones protesta. Chocolate, en esta ocasión, tiene sabor amargo tras comprobar cómo otro de los festivales alternativos de la Isla en el que estaban anunciados se cae.

Tenían proyectado actuar en dos de los festivales cancelados en la Isla en los últimos meses. El último y que se iba a celebrar a principios de julio, el aclamado Fuerteventura en Música. Con un escueto comunicado, en el que les decían que con motivo de la nueva Ley de Contratos Públicos se cancelaba el evento, conocían la triste noticia de que el certamen de El Cotillo se caía. Antes ya habían sido víctimas de la cancelación del Atlántico Festival en Puerto del Rosario. Pero también echan en falta el Womad o el Invicto Rock, este último también recientemente desaparecido.

Ven como la Isla adolece de festivales alternativos y están con la mosca detrás de la oreja. “En sí mismo no es una explicación, ya lo sabían desde noviembre que la Ley entraba en vigor y sí hubo tiempo para los carteles, para ruedas de prensa y publicidad... no acabamos de entenderlo”. “¿Es que no van rodar cabezas?” se preguntan y “¿todo el dinero invertido?”. Ellos al fin y al cabo son un grupo local, pero comentan que la dinámica de los grandes grupos es fijar una compensación que suele ser del 50 por ciento por cancelación.

“Alguien debería salir a la palestra y decir cuánto dinero se ha perdido. También han sufrido pérdidas los empresarios de la zona”, añaden. Recuerdan que se trataba de un festival instaurado y que todo el mundo contaba con él. “Lo que sorprende es que no haya nadie que se responsabilice”. No quieren comparar y entienden que debe haber una variedad cultural y de ocio, pero curiosamente no hubo ningún reparo para celebrar el Taste Fuerteventura o el Baile de Taifas.

Guillermo, hijo de un timplista, considera que cuando se trata de folclore no hay obstáculo que se ponga por delante y sabe que su padre no va a tener problema con la contratación. “Pero ahí se nota que hay movimientos que no interesan tanto”. “Hay voces que no quieren que se escuchen, con lo sano que es para una sociedad que haya mensajes de todo tipo”, enfatiza.

Otro hándicap al que se enfrentan es que no hay una progresión de diferentes escenarios donde actuar. “O juegas en la primera división o echando un amistoso con los amigos, es decir, o tocas en un bar o en festival”, comentan. “Y no termina de establecerse un circuito de música cuando en Fuerteventura se ha demostrado que funciona. Caso como el Fuerteventura en Música que a pesar de la deriva a lo comercial se ha mantenido, pero de ahí a suspenderlo no hay color”, comentan asombrados.

“Este año los aficionados van a sentir lo que es el vacío musical”, matizan. “Los pueblos necesitan vida”, dice Guillermo. “A mí me vienen a decir los maestros sustitutos que vienen a mi colegio: “Pero ¿Puerto del Rosario respira? o ¿qué se puede hacer aquí un domingo?”. Mientras sus alumnos le preguntan cuándo podrán verle tocar en la capital. Afortunadamente cuentan con bolos en otras islas del Archipiélago, pero Álvaro comenta “lo agridulce que resulta irnos fuera y sentir que nos tratan mejor, no en relación al público, sino en cuanto a la organización y profesionales del circuito musical”.

“La Isla ha ido a menos y queremos que haya oferta musical y para todos los gustos. En Fuerteventura son años negros para la música”, enfatiza. Añade Guillermo que, curiosamente, “la miseria trae organización” y en las últimas reuniones ha visto artistas de diferentes géneros musicales juntos. “Estábamos todos viendo la charca vacía. Es triste pero ahora nos encontramos más unidos y de las soluciones que se ofrecían en ninguna se contemplaba como alternativa el apoyo institucional. Pero si la institución no nos apoya, al menos que se incentive la iniciativa privada, que no le pongan tantas trabas a los locales para que se pueden organizar eventos”, reclama.

“Se nota que hay movimientos que no interesan tanto. Hay voces que no quieren que se escuchen, con lo sano que es para una sociedad que haya mensajes de todo tipo”, enfatiza Guillermo, hijo de un timplista

Ellos mismos fueron protagonistas de la movilización social hace una década y fueron capaces de organizar más de un evento para los jóvenes con un nutrido cartel a través de la asociación Rima. Por ello consideran que se sienten autorizados para opinar sobre la carencia de un circuito musical en la Isla. La asociación terminó por desaparecer al no contar con un relevo juvenil y ellos ya rondaban los treinta, pero dejar la asociación les dio la oportunidad de encerrarse en el estudio y “hacer las canciones más felices del disco”, dice Guillermo. “Y nos dimos cuenta de que era más fácil reunir a la gente desde la alegría”.

La triste realidad en la que viven los grupos musicales de la Isla creen que tiene mucho que ver en las “incómodas” letras que escriben, en las que ponen de manifiesto la cruda realidad que les ha tocado vivir. “La música protesta no es algo que hayamos inventado nosotros”, señala Alvarito, quien recuerda que “desde chiquitito vengo escuchando en mi casa a cantautores”.

Consideran que el hecho de que las instituciones eviten su participación en los festivales es que son un género “incómodo” porque dicen las cosas tal y como son. Además de que se ha visto dañado el género por la negativa imagen del que goza entre los que desconocen el panorama musical. Ellos transmiten sus mensajes comprometidos “con cierto ingenio” y siempre desde el respeto. “Está tan estigmatizado el rap que muchos se sorprenden cuando van a un concierto nuestro”, explican.

Desde la felicidad

Y dejando de lado el drama que supone el vacío musical al que se enfrentan en la Isla, cabe destacar que Chocolate Sexy es alegría, diversión. “Decidimos contar las cosas desde la ironía, el sarcasmo, pero tirando para la felicidad”. “Decidimos ser felices en estas circunstancia, pero sin obviarlas”. Incluso comentan letras que cada uno de sus seguidores ha ido interpretado a su manera, como la de una tal Anita de Tindaya, de la que surgieron más de una historia entre el público y que curiosamente se trataba de un personaje ficticio. O la canción del simple “plátano” por la que una argentina llegó a felicitarles por entender que era un símbolo anticapitalista por aquello de “plata no”.

Chocolate Sexy es ante todo amistad y alegría. La unión de tres amigos que surge sin mayores aspiraciones y que lo poco que ganaban en los conciertos decidieron invertirlo en un proyecto que está triunfando en las redes y apreciado en festivales de renombre como el Arrecife en Vivo, donde sus vecinos lanzaroteños tuvieron el placer de ver actuar a estos profesionales polivalentes y que gracias a los estudios audiovisuales con los que cuenta Álvaro le permitieron, junto a sus dos grandes parteners, grabar su ópera prima ‘Quiéreme’, vídeo que se convirtió en poco tiempo en viral. Rodado en Isla de Lobos, cuentan que aunque lo editaron ellos, echaron en falta ser también sus propios cámaras. Disfrutan de estas grabaciones y no salen más espontáneos por la Ley de Protección de Datos.

Conocedores de que el juego en el panorama musical ha cambiado y que el público ya no consume disco y sí vídeos en internet, cuidan mucho todo lo que graban. Aún así, como buenos músicos, gustan de la grabación de álbumes: ‘Chocolate Sexy’ (2014) y ‘Bombónclap’ (2016). Jóvenes, pero de la vieja escuela y con las ventajas que contar con su propio estudio discográfico. Un antiguo palomar reconvertido en estudio en Guisguey.

Por el momento no quieren hablar de rentabilidad económica. Para ellos el mayor beneficio es poder participar en todos los pasos del proceso creativo y comprobar la satisfacción que proporciona el trabajo final. Así comentan que les enorgullece cuando los majoreros comentan que sus canciones es lo mejor que pueden trasladar de su Isla. De lo más “bonito” que nunca han escuchado son frases como: “Ya tengo un grupo para ponerle a la gente de fuera”. Aseguran que eso era lo que querían conseguir, “que en el gremio de la música alternativa el público local estuviera orgulloso”, señala Alvarito. También porque contiene elementos de la Isla, porque saben que les representa, además de conseguir que “parte de nuestro léxico pueda viajar con nosotros”, añade Guillermo.

Ellos cuentan anécdotas como las grabaciones de los vídeos de las que debería haber un making off de tanto que se divierten, como el momento en el que entran en un supermercado para pegar una pegatina en un stand y el empleado no sabe muy bien cómo reaccionar. Es una de las grabaciones de las que se sienten más orgullosos, la de ‘La Patineta’. “Parece que nunca han visto grabar un vídeo”, comentan riendo. “En general es una broma que se nos va de las manos, como todo en nuestra vida. Decidimos ser felices ante la adversidad”.

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