Forjas, baldosas y azulejos: el patrimonio majorero más desconocido
Fuerteventura conserva muestras de estas artes decorativas en viviendas, faros y plazas
Ermitas, molinos, casonas, imágenes religiosas, cuentas de collar aborígenes... pueden presumir de ser el patrimonio de Fuerteventura más conocido y divulgado. Junto a él convive otro patrimonio: forjas, vidrieras, azulejos, baldosas hidráulicas... las llamadas artes decorativas. Unas veces como elementos funcionales y otras como ornamentales han pasado desapercibidas para la mayoría. Sujetas a modas y reformas que han puesto en peligro su pervivencia, son el patrimonio majorero más desconocido.
La Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, a través del Instituto Canario de Desarrollo Cultural, publicó un registro visual en 2024 con una selección de vidrieras y forjas presentes en la arquitectura civil de Canarias. En total, se documentaron 66 elementos de vidriera, cristal, forja y cerradura. Seis de ellas en Fuerteventura.
El fotógrafo y editor de la revista Rincones del Atlántico, Daniel Fernández Galván, fue el encargado, cámara en mano, de recorrer las Islas en busca de estos elementos. Cuando llegó a Fuerteventura, se topó con una arquitectura tradicional, compuesta por viviendas austeras construidas con materiales pobres como la piedra, el barro y la cal, reflejo de las épocas de penuria y miseria que han acompañado a la historia local. Aun así, pudo fotografiar algunas piezas en forja en fachadas de casas.
En el ámbito de la metalistería, destacan en Canarias elementos de forja como verjas, cancelas, montantes, balcones y remates. Un trabajo, en metal, que ha estado presente en la arquitectura insular en elementos funcionales como cerrojos, llamadores, cercas y enrejados desde momentos inmediatamente posteriores a la conquista.
A partir del siglo XIX, se inicia un refinamiento estético paralelo al proceso de la industrialización en la producción, lo que conduce a la aparición de estructuras y piezas prefabricadas, importadas desde la España peninsular y Europa. Con repertorios decorativos complejos, abarcan desde elementos clasicistas hasta motivos vegetales, mitológicos y bestiarios.
En medio del casco antiguo de Puerto de Cabras, se mantiene en pie la conocida como casa de Don Teodomiro Pérez, alcalde de la capital durante los años 40 del pasado siglo. Ubicada en el número 3 de la calle León y Castillo, la vivienda es de dos plantas. Fue construida en el siglo XIX, aunque tuvo que ser remodelada ya entrado el XX. Los dueños optaron, en aquel momento, por incorporar a su fachada algunos elementos que permitieron a la edificación distinguirse del resto de las construcciones cercanas.
La vivienda presenta una fachada asimétrica con un balcón voladizo y antepechos de forja. Estos elementos, de estética especialmente sencilla, destacan por sus perfiles y decoraciones delicadas de flor de lis y pasamanos.
Al sur, en Gran Tarajal, Daniel fotografió otra vivienda que sobresale por sus decoraciones en forja. Situada en la calle Matías López, la casa, de dos plantas, dispone de balcones voladizos y antepechos de forja. Estos elementos, con pasamanos de madera, tienen una estética modernista con decoraciones vegetales y florales.
El inventario también recoge elementos en forja en dos de los faros que componen la red de faros de Fuerteventura: el de El Tostón, en El Cotillo, y el de La Entallada, en Tuineje. Fuera del inventario, pero con elementos en forja, se hallan algunas tumbas del antiguo cementerio de Puerto de Cabras, construido en 1889.
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Vidriera del Museo de las Tradiciones, en La Oliva.
Las vidrieras
En el caso de las vidrieras su presencia en las Islas se centra en los ámbitos institucional y doméstico. En el primero ocupan paramentos de equipamientos gubernamentales, administrativos, culturales y recreativos que muestran composiciones con emblemas oficiales, alegorías o escenas idealizadas. Las domésticas embellecen viviendas señoriales y domésticas.
En Fuerteventura, su presencia en la arquitectura civil es anecdótica. El Museo de las Tradiciones, instalado en la conocida como la Casa de Las Portadas en La Oliva, cuenta con una vidriera emplomada sobre un bastidor de madera, añadido en época contemporánea, y cristales de colores. Está fechada en Barcelona en el año 1840.
Sin ser una vidriera, sí llaman la atención los cristales de colores instalados en uno de los montantes de las puertas de la Casa Museo Unamuno, el inmueble donde se alojó el escritor vasco durante su destierro en 1924.
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Cartel de azulejería en Gran Tarajal, realizado por la compañía sevillana Mensaque Rodríguez y Cº SA.
Azulejos y baldosas
El pasado año, el repositorio se amplió a otras artes decorativas: baldosas hidráulicas, azulejos y piezas de cerámica decorativa. Cultania, empresa dedicada a la gestión patrimonial, fue la responsable de sacar adelante el inventario encargado por el Instituto Canario de Desarrollo Cultural.
Javier Soler es historiador, arqueólogo y cofundador, junto a Josué Ramos, de Cultania. Explica la dificultad que supuso abordar el trabajo técnico de una temática que, “por desgracia”, está poco estudiada en Canarias.
Uno de los escollos del encargo, señala, “fue el hecho de la recopilación de la información previa, la sistematización de la información y la búsqueda de tipologías específicas que nos permitiese abordar, de una forma seria y rigurosa, estas manifestaciones”. “Hubo que hacerlo como un proyecto de investigación”, aclara.
Gran Tarajal conserva una casa con balcones con elementos modernistas
El encargo fue realizar en torno a 500 fotos y un centenar de localizaciones repartidas en todas las Islas. Al final, se realizaron más de 700 fotografías y se llegaron a 145 localizaciones. En Fuerteventura se hicieron 12 localizaciones, aunque el repertorio es mucho mayor.
Tanto las baldosas hidráulicas como los azulejos comparten un doble cometido: la de elementos funcionales y decorativos. Cumplían la función de luchar contra las inclemencias climatológicas, pero, al mismo tiempo, “lucían en una fachada o daban cierta identidad familiar o personal a determinados inmuebles”, explica Soler.
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Figura de la virgen que da nombre a la barriada del Carmen.
Según este historiador hay “muchos” azulejos e hidráulicos que son, la mayoría de las veces, “singulares y especiales porque lo que se buscaba era distanciarse del resto de vecinos haciendo una decoración específica”.
A finales del siglo XIX, los suelos hidráulicos empezaron a formar parte de una estética burguesa que se reproduce en todas las grandes capitales del mundo. Canarias también se sumó a la moda.
Elaboradas mediante técnicas tradicionales transmitidas de generación en generación, estas baldosas son propias de los estilos arquitectónicos eclécticos y modernistas, especialmente entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX. Unas reproducen elementos geométricos, otras vegetales y también mixtas que combinan elementos geométricos y vegetales.
Las baldosas hidráulicas, explica Soler, “se fabricaban de manera tradicional, pero también se importaban. Podían traerse de puertos peninsulares o encargarlos a artesanos que fueron especializándose, a partir del siglo XIX, dada la demanda de los propietarios para embellecer sus casas”.
Todavía hoy se mantiene viva la fabricación de baldosas hidráulicas en La Palma. “Es uno de los pocos lugares donde se mantiene todavía esa tradición. Sigue habiendo algunas familias que continúan reproduciendo las técnicas tradicionales de las baldosas”, aclara.
En Fuerteventura se desconoce si llegó a haber algún taller de azulejos o baldosas. Posiblemente, recurrieran a su adquisición fuera de la Isla. La mayoría se encuentran en viviendas privadas, aunque algunos edificios de titularidad pública también tienen estos elementos.
La Casa Museo Doctor Mena, en Ampuyenta, conserva una baldosa hidráulica en tonos blancos y rojizos distribuidos con piezas cuadrangulares en patrones de ajedrez que alternan tonos blancos y rojos.
Sin embargo, es la Casa Museo Unamuno la que atesora en su interior uno de los mejores ejemplos patrimoniales de baldosas hidráulicas de la Isla. La vivienda luce en diferentes estancias (zaguán, habitaciones, corredor del patio y baño, entre otros), un amplio catálogo donde se observan representaciones geométricas y vegetales.
“Estas baldosas hidráulicas y piezas de azulejos representan una rica variedad de estilos y técnicas tradicionales que combinan funcionalidad y diseño artístico”, señalan desde la web donde está colgado el repositorio.
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Elementos en baldosa y azulejos en la Casa Museo Miguel de Unamuno.
La Casa Museo Unamuno luce una rica muestra de baldosas
Las baldosas hidráulicas muestran patrones geométricos y florales con colores suaves como verdes, amarillos y blancos que se combinan para formar composiciones equilibradas y elegantes. Los motivos varían entre formas estrelladas, elementos florales y diseños abstractos repetitivos.
Por otro lado, las paredes de la vivienda aparecen cubiertas, en parte, por azulejos esmaltados con detalles coloridos y brillantes con fondo blanco y detalles rojos, verdes y azules que conforman motivos decorativos geométricos estrellados que reflejan la influencia andalusí.
En el ámbito de la azulejería, el repositorio identifica más de 80 piezas, que representan el intercambio cultural y la adaptación de estilos arquitectónicos en el Archipiélago. La decoración con este material se extiende durante todo el siglo XX.
Se clasifican en categorías: exterior para revestimiento, diseñado para proteger y embellecer fachadas de edificios y muros exteriores; exterior decorativo, que incluye mayormente paneles y frisos integrados en plazas, patios, fachadas y jardines, reflejando temas populares de la época; e interior decorativo, cuyo propósito es tanto práctico como ornamental, con diseños que varían desde patrones sencillos hasta piezas más elaboradas, algunas de ellas pintadas a mano.
La mayoría de estos azulejos eran importados, sobre todo de la tradición andaluza, y muestran una gran diversidad de temas que responden a una gran tipología de motivaciones desde las comerciales hasta las domésticas y las institucionales.
Estos elementos formaban parte de la decoración de las viviendas de las familias burguesas. “La mayoría de las veces se hacía el esfuerzo de decorar de manera profusa los suelos y algunas fachadas con azulejos para representar el poder y el éxito económico de esa familia”, explica el historiador.
El repertorio de azulejos en Fuerteventura es, al igual que el resto del Archipiélago, muy variado. Su cronología se extiende durante todo el siglo XX. Hay azulejos en los escudos municipales. La Plaza de las Naciones, en Puerto del Rosario, luce una decoración a base de piezas cerámicas policromadas con el escudo del municipio, mientras que en Pájara se muestra un cartel de entrada al municipio, realizado en piezas cerámicas cuadrangulares, donde se representa una escena costumbrista en la que aparece un pastor cuidando cabras, rodeado de una composición en la que se plasma una vivienda tradicional y un molino de agua.
También fue común que se realizaran carteles publicitarios en azulejos. En el número 3 de la calle Matías López, en Gran Tarajal, se conserva un antiguo cartel publicitario de la marca de bebidas Caballero, realizado en azulejería cuadrangular policromada por la compañía sevillana Mensaque Rodríguez y Cº SA, situada en Triana, Sevilla.
Al otro lado, de la Isla, en Corralejo, la congregación Hijas de la Caridad muestra una azulejería policromada realizada en 1980 por el taller Cerámica Santa Cruz de Sevilla, que representa a la Virgen de la Milagrosa.
Aunque el objetivo del repositorio era centrarse en la arquitectura civil e industrial, hay representaciones de vírgenes y santos, pero suscritos a contextos domésticos. Familias de la Isla optaron por poner en sus viviendas representaciones de santos. Una de las viviendas de la calle León y Castillo aún conserva un Sagrado Corazón de Jesús realizado en tres piezas cerámicas horizontales siguiendo un esquema habitual en las decoraciones neocanarias con tonalidades doradas y azules.
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Casa con elementos en forja en Puerto del Rosario.
Estos elementos formaban parte de la decoración de las casas de las familias burguesas
A partir de piezas cerámicas cuadrangulares realizadas por la empresa sevillana Mensaque Rodríguez y Cº SA se logró representar una Virgen del Carmen que da nombre a la barriada del Carmen, en la capital.
El historiador asegura que estas artes decorativas han pasado desapercibidas para muchos sin que “la población les otorgue un valor relevante, ni histórico”. “Forman parte de la cotidianeidad diaria de los ámbitos domésticos. No se le daba, normalmente, el valor que en las últimas décadas se ha empezado a dar, convirtiéndose en una moda el rescate de este tipo de elementos decorativos”.
Ahora parece que están de moda en las viviendas, pero hubo un tiempo en que cayeron en el olvido. Sobre todo, las baldosas que tendían a cubrirse porque “se consideraba que los nuevos materiales eran mucho más útiles y permeables. Por costumbre y moda se iban sustituyendo. Muchas de ellas las hemos empezado a encontrar debajo de otros materiales”, apunta.
“Hemos visto cómo edificaciones históricas, con detalles muy bonitos, al ser reformadas se han terminado hurtando los valores patrimoniales de estas manifestaciones y perdiendo, en parte, un legado que es complicado de rescatar porque se encuentra, normalmente en ámbitos domésticos y privados”.














Comentarios
1 maría josé Lun, 25/08/2025 - 12:23
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