REPORTAJE

El valor de lo auténtico

Pía Peñagarikano 2 COMENTARIOS 18/03/2017 - 10:06

Un total de 55 artesanos de la Isla muestran y venden sus productos en Fuerte Original. La tienda especializada en artesanía majorera y productos gourmet cumplirá en abril su primer año de vida gracias al impulso y el ánimo de hombres y mujeres de la Isla que hacen arte con sus manos. Fue el aliento que la promotora del proyecto, Daniela Plotegher, y su compañera, Soraya Milán, necesitaron para dejar atrás la mala experiencia que supuso el cierre de Fuerte Feria y embarcarse en una nueva aventura.

Sorprende el colorido escaparate de la tienda, ubicada en el número 28 de la calle García Escámez de la capital, y la gran variedad de productos hechos en Fuerteventura. Son únicos y originales. Fruto del esfuerzo y del tesón de los artesanos que comercializan sus creaciones en este local donde se exhiben numerosas obras en plata, cerámica, palma, cuero, cristal de Murano o calado, así como sedas y tejidos de algodón pintados a mano.

También se pueden encontrar zumos de aloe, mermeladas de tuno, jabones naturales de leche de cabra, aceites, quesos y vinos, bombones de Fuerteventura, caramelos de leche de cabra o el gofio de Francisco Cabrera. “Es el único molinero en el mundo que hace el gofio a mano”, recalca Daniela. Esta emprendedora de 46 años, nacida en Italia y afincada en la Isla desde 2006, muestra orgullosa la labor que realizan sus proveedores porque sabe lo que cuesta y es consciente de que “el artesano pone toda su fuerza y su vida para crear algo”.

Esa fuerza y energía vital han sido las que ha necesitado Daniela para “levantar la cabeza y seguir adelante” tras el cierre de Fuerte Feria. Una nave industrial situada en el polígono de Antigua que todavía preserva en su entrada principal, a modo de bienvenida, la gran estampa de una pareja de majoreros ataviados con trajes típicos, cogidos de la mano y de camino al molino. Cerró sus puertas en diciembre de 2015 apenas un año después de su inauguración.

En ese período, logró contabilizar en sus registros la visita de más de 40.000 personas y la participación de una veintena de artesanos en los puestos ubicados en el interior. Daniela y su socio habían logrado una buena clientela a base de “mucho esfuerzo y sacrificio”, y gracias, también a los acuerdos rubricados con dos turoperadores y con una empresa de transportes. Con esta última lograron solucionar el traslado de los turistas de los cruceros del muelle de Puerto del Rosario hasta el lugar donde se centralizaba buena parte de la actividad artesanal de la Maxorata y donde también se comercializaban frutas y verduras.

Pero el proyecto sucumbió antes de consolidarse. “El dueño nos avisó a las cinco de la tarde de que o pagábamos 40.000 euros que teníamos de deuda o al día siguiente cerraba las puertas”, explica. De inmediato, avisó a los artesanos para que sacaran sus enseres de allí y “pasamos toda la noche sacando todo lo que teníamos, los puestos y todo. Fue una noche malísima”, subraya. Aún hoy, se le llenan los ojos de lágrimas al recordar esa experiencia, “la injusticia y el desamparo” que, según expresa, experimentó.

Si bien reconoce la existencia de una deuda por impago de alquiler, también argumenta que su socio se encontraba en ese momento en negociaciones con el titular del inmueble por el deterioro del techo de la nave que, entendían, el propietario debía arreglar. De hecho, recuerda, “un día se cayó un panel solar de arriba pero, por suerte, la feria estaba cerrada en ese momento”. Tampoco estaban, al parecer, en regla los papeles del establecimiento abierto al público, según comenta, aunque prefiere no insistir en este asunto en el que perdió más de 100.000 euros de inversión y ganó demasiados malos momentos.

La calma llegó después, acompañada del aliento de los artesanos que le insuflaron los ánimos necesarios para iniciar un nuevo proyecto empresarial que pusiera en valor el origen Maxorata. Asimismo, fue imprescindible el apoyo de Soraya Milán. Compañera de fatigas antaño y hoy amiga, es con quien comparte mostrador y ventas. Sin ella, insiste, “nunca hubiera sido posible este proyecto que pronto cumplirá un año de vida”.

El 9 de abril la emprendedora soplará una vela y pedirá que el negocio se consolide y que continúen incrementándose las ventas. A pesar de estar estratégicamente ubicado, con vistas al mar para vislumbrar la llegada de grandes barcos y atraer a los cruceristas, lo cierto es que quienes más aprecian los productos made in Fuerteventura de este comercio son los propios majoreros y residentes en la Isla. Compran, principalmente, enseres elaborados con palma y barro aunque no escatiman en gastronomía típica de la tierra.

Los turistas que llegan a la capital, sin embargo, no se muestran tan tentados de entrar: “Prefieren comprar en las tiendas de los chinos, se ven las bolsas amarillas cuando vuelven al crucero”, se lamenta la promotora. Por eso, insta a las autoridades de Puerto del Rosario a continuar con proyectos de dinamización de las calles, “que nos dan muy buenos resultados”, al tiempo que apela a los comerciantes a colaborar en este sentido y a “unirnos todos y hacer fuerza”. “Si no nos unimos no podemos luchar por los objetivos comunes”, insiste.

De esto entiende bien Daniela. Por eso, trata con mimo a los artífices de lo genuino que acostumbran a pasar por ahí de cuando en cuando también a charlar y a compartir instantes eternos. Ella les brinda el espacio que para ellos es como su casa, explica, “porque tenemos mucha unión y el aprecio mutuo es enorme”. Es la savia con la que se alimenta esta tienda original de Fuerteventura donde lo auténtico cobra valor.

Comentarios

Buona Pasqua .
Bella coppia......!

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