El caso del Presidente del Cabildo de Fuerteventura, Sergio Lloret, ya supera cualquier planteamiento de película sobre una futura sociedad distópica dictatorial, versión "cacique canario ilustrado". No solo pretende gobernar el Cabildo de Fuerteventura a pachas con su amiguete Juan Nicolás "bocatrapo" Cabrera, con 21 consejeros en la oposición, prescindiendo de cualquier legalidad y ni atisbo de democracia, sino que ahora se justifica en una rueda de prensa la perpetración de nueva cacicada : como ha sido padre , (guárdenos Dios de su descendencia), y para no incumplir la normativa que le obliga a coger la obligatoria baja No solo pretende gobernar el Cabildo de Fuerteventura a pachas con su amiguete Juan Nicolás "bocatrapo" Cabrera, con 21 consejeros en la oposición, prescindiendo de cualquier legalidad y ni atisbo de democracia, sino que ahora se justifica en una rueda de prensa la perpetración de nueva cacicada : como ha sido padre , ( guárdanos señor de su descendencia ), y para no incumplir la normativa laboral que le obliga a coger la obligatoria baja por paternidad, - dicho y hecho -, se ha dado de baja en la Seguridad Social y ya está; renuncia a su sueldo y ya está, sigue trabajando de Presidente del Cabildo a pelo, y punto. Para Lloret eso es la legalidad, un camino lleno de triquiñuelas, y si eres listo la Ley nunca será un obstáculo para hacer lo que te de la gana; todo por "su compromiso con el pueblo de Fuerteventura", claro está. Este señor es el futuro; es el héroe de los que nunca valoraron la democracia; los de VOX son aprendices a su lado; hasta Donald Trump podría aprender mucho de este "cacique de pueblo". Es tal el cumulo de disparates y mentiras que ha mantenido solo en el ultimo mes que cabría empezar a preguntarse si su título de Ingeniero es también una falsedad más. Y ya nos dejó una pista sobre esto hace unos años cuando propuso lo del puente entre Fuerteventura y Lanzarote. Solo con decir aquello habría que haber hecho algo con semejante cabezón; pero claro, estamos en Fuerteventura y aquí vale todo. Ojalá que esto ya esté empezando a cambiar. Hay que reconocer que si es así, en parte se lo deberíamos a Lloret.