MEDIO AMBIENTE

El frágil vuelo del guincho: el águila pescadora no se detecta en Fuerteventura desde hace dos décadas

En el año 2000 se localizó una pareja “arreglando un nido” en el islote de Lobos

Sofía Menéndez 1 COMENTARIOS 02/04/2022 - 09:06

Felipe Siverio, socio fundador y vicepresidente del Grupo de Ornitología e Historia Natural de las Islas Canarias (GOHNIC), lleva buena parte de su vida dedicado al estudio y conservación de la avifauna del archipiélago canario y acaba de ofrecer una conferencia en la Asociación Raíz del Pueblo, en Fuerteventura.

Su pasión por los seres alados surgió ya con unos 16 años, cuando estudiaba en el Instituto de Los Realejos, en el norte de Tenerife, y desde entonces no se ha separado de los prismáticos. En la década de los 80, llevó a cabo un exhaustivo trabajo de campo que permitió dilucidar cómo era la situación en Fuerteventura de una de las rapaces menos conocidas de Canarias, la lechuza común.

En la actualidad, coordina, junto a los ornitólogos Beneharo Rodríguez y Manuel Siverio, un proyecto para la obtención de información sobre las poblaciones de águila pescadora y halcón de Berbería o tagarote en Canarias, dos rapaces de interés comunitario y catalogadas como amenazadas.

Se trata de una propuesta de la Dirección General de Lucha contra el Cambio Climático y Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, cofinanciada por el Programa Operativo FEDER Canarias (2014-2020).

Gracias a la labor de campo que realizan se puede obtener suficiente información como para establecer medidas efectivas para la conservación de las especies. “En los últimos días hemos estado en Fuerteventura recorriendo -palmo a palmosu superficie para detectar todos los territorios del halcón de Berbería y, con ello, hacer una estimación fiable del número de parejas reproductoras que hay”, especifica el experto.

Otra de las actuaciones llevadas a cabo por el grupo de naturalistas ha consistido en la visita a todas las áreas históricas de cría del guincho en Fuerteventura. Al respecto, Siverio recuerda que “esta rapaz dejó de criar en la Isla hace ya muchos años”.

El proyecto iniciado en Fuerteventura continuará más tarde en Lanzarote. “En esta isla también inspeccionaremos un único territorio ocupado de águila pescadora, quizá por un macho soltero, y haremos un recorrido marítimo por el archipiélago Chinijo para ver cuál es este año el estado de los territorios allí existentes”, explica.

La preocupación de los profesionales surge ante la “muy crítica” situación del guincho. En los últimos 10 años Canarias ha perdido la mitad de sus parejas.

“De 14 se ha pasado a solo siete repartidas entre Alegranza, Tenerife y La Gomera”, expone. Los últimos datos de cría de águila pescadora en Fuerteventura de los que dispone el grupo de expertos son de finales de los años setenta y principios de los años ochenta en la zona suroeste, “donde están las aguas más en calma”.

Asimismo, cuentan con un dato del año 2000 en el islote de Lobos, “donde una pareja estaba arreglando un nido en ese entonces”, según especifica.

Más allá de ese momento no se ha vuelto a tener noticia de que el guincho nidificara en la Maxorata. “En las prospecciones de los territorios históricos, solo se han encontrado restos de palitroques de antiguos nidos y nidos artificiales que fueron colocados hace varios años, sin éxito”, señala.

De cara a definir unos objetivos para la recuperación de la especie en las Islas, el grupo de expertos debe “conocer, identificar y seguir” a los individuos que componen esta escasa población de guincho.

Para ello, en estos tres años de estudio se está llevando a cabo el marcaje y equipamiento con dispositivos de seguimiento remoto de adultos y pollos. De esta manera, se conocerán todos los movimientos de los ejemplares, sus zonas de campeo, descanso y baño, tanto en la época reproductora como en otros momentos del año.

“La técnica del seguimiento remoto, contribuirá a dilucidar aspectos ecológicos apenas conocidos en los guinchos canarios, lo que a su vez será una ayuda a la hora de implementar medidas para su conservación”, según explica Felipe Siverio.

“Una vez identificadas las zonas de uso, se determinarán y analizarán los eventuales factores de amenaza, lo que servirá para orientar la gestión de la especie en aras de mitigar los impactos negativos”, añade.

Amenazas

“Cuando una población es tan exigua, la pérdida de un solo individuo supone un terrible revés para la especie”, comenta el ornitólogo. Los tendidos eléctricos y las torretas, con apoyos que pueden causar la electrocución, constituyen uno de los riesgos más importantes para el guincho.

Siverio pone un ejemplo: “En el suroeste de Tenerife, que es el sector donde hay más trasiego de individuos si excluimos los acantilados de Teno, hay una gran maraña de tendidos eléctricos con gran peligrosidad. Cuando hay una hembra incubando en un nido de Teno, tenemos mucho miedo de lo que pueda ocurrir con su consorte, pues muchas veces realiza vuelos de forrajeo. También nos da pánico el entramado de parques eólicos que se han instalado en el sureste de Tenerife...”.

Otra de las amenazas a las que se enfrenta la especie son las visitas inesperadas de público a los nidos en los acantilados marinos. “La gente no repara en que estas aves necesitan mucha tranquilidad durante y fuera de la época de cría”, explica el naturalista.

“Afortunadamente, lo de tocar la bocina de la embarcación para espantar a la rapaz, que incubaba, y así poder ser vista por los turistas es algo que al parecer hemos dejado atrás”, explica. También muestra su preocupación ante los efectos perniciosos de las redes abandonadas en el mar “con las que se pueden enganchar”.

A esto se unen los populares microplásticos, productos tóxicos que se acumulan en su organismo. El guincho no es la única especie que se enfrenta a estas amenazas. El halcón de Berbería o Tagarote está igualmente amenazado por los tendidos eléctricos, los parques eólicos, el vuelo de los drones y los nuevos deportes en alza, como la escalada, senderismo, parapente o la fotografía de naturaleza, entre otros.

“Observar el halcón Tagarote en Jandía es un subidón de alegría”

Beneharo Rodríguez, ornitólogo

-¿Cuál es la situación del halcón de Berbería o Tagarote en las Islas Canarias?

-Este halcón debió de haber sido bastante escaso durante la mayor parte del siglo XX, a juzgar por las escasas referencias de su presencia. Es posible que la mortalidad no natural, debido a los disparos por armas de fuego o el uso indiscriminado de insecticidas para combatir las plagas de langostas, tuvieran mucho que ver en esta situación. Esto empezó a cambiar a partir de finales de los 80, cuando se realizó el primer censo en Canarias en el que se localizaron solo siete territorios de cría en las islas orientales. Desde ese momento hasta la actualidad, la población reproductora no ha parado de crecer, ocupando ahora todo el Archipiélago. El número de parejas reproductoras alcanza las 200. Su situación es relativamente buena, pero no deja de ser una rapaz amenazada.

-¿Cómo puede afectar a estas poblaciones la mezcla con ejemplares de halcón peregrino?

-En Canarias existen halcones cuya coloración no se corresponde con la del ejemplar de Berbería. La proporción parece haber aumentado durante las últimas décadas. En Tenerife poco más del 50 por ciento de los halcones reproductores presenta una apariencia típica de Berbería, mientras que el resto muestra coloraciones más oscuras, típicas de algunas subespecies de halcón peregrino. Las causas son dos: por un lado, la llegada natural de halcones peregrinos y, por otro, el asentamiento de ejemplares no nativos escapados de cautividad. En relación con la segunda posibilidad, conocemos al menos dos casos de halcones peregrinos que portaban equipamiento de cetrería y que se emparejaron con halcones salvajes en la isla de Tenerife. Una de estas parejas mixtas ha llegado a criar con éxito.

“Otra amenaza es la animadversión a los halcones de cazadores y colombófilos”

-¿Cuáles son las principales amenazas para esta especie?

-Los halcones canarios se enfrentan a otras muchas amenazas de origen no natural como el aumento del número de infraestructuras: tendidos eléctricos, aerogeneradores y torres anemométricas, que provocan mortalidad por electrocución o colisión. Por otro lado, el incremento de los deportes y actividades en la naturaleza hace que algunas parejas fracasen en su reproducción. Habría que incidir aquí en la popularización del uso de drones que puede provocar mortalidad directa por colisión. Los envenenamientos suponen otro riesgo. Aunque se necesitan más estudios para establecer la afección real a la población, se han encontrado ya concentraciones relativamente altas de contaminantes orgánicos persistentes y de matarratas en halcones ingresados en los centros de recuperación. Otra amenaza difícil de evaluar es la animadversión hacia los halcones por determinados colectivos de cazadores y colombófilos, dado que se alimentan principalmente de palomas. Cada año son abatidos ejemplares, incluso con armas de fuego. Tampoco podemos dejar de mencionar el expolio de nidos y la captura de ejemplares para tenencia ilegal en cautividad.


Foto: Beneharo Rodríguez.

-¿Cuál ha sido la situación más emotiva que ha experimentado como ornitólogo?

-Salir al campo a tomar datos, hacer fotos o simplemente disfrutar de las aves o la naturaleza es mi forma de vida. Disfruto cada vez que empezamos con un proyecto nuevo. Localizar territorios de cualquier especie u observar comportamientos únicos es siempre una alegría. Podría mencionar muchísimas observaciones con las que he disfrutado, pero una de las más recientes fue la de un vuelo de una hembra de halcón de Berbería en el macizo de Jandía persiguiendo una paloma bravía, a la que finalmente no capturó, con la impresionante playa de Cofete de fondo.

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