El consumo de cannabis es el más frecuente en Fuerteventura, sobre todo entre la población de 16 a 22 años, seguido de otras adicciones como el alcohol y la cocaína. Son dependencias que empiezan a compartir terreno con las llamadas adicciones sin sustancia, sobre todo las no químicas y las apuestas online, consumos estos últimos que, tras el periodo de confinamiento, han aumentado considerablemente en la Isla.

A punto de que se active el segundo Plan Insular de Adicciones, Diario de Fuerteventura hace una radiografía de las adicciones en la población de la Isla, tomando como dato la memoria de 2021 del Servicio de Información y Prevención de Adicciones (SIPA) del Cabildo de Fuerteventura, un servicio con tres Unidades de Atención a las Drogodependencias (UADs), de carácter ambulatorio, repartidas entre Puerto del Rosario, Gran Tarajal y Morro Jable.

El pasado año el Servicio abrió un total de 218 nuevas historias clínicas relacionadas con adicciones con sustancia y las llamadas adicciones comportamentales: la dependencia a la tecnología (redes sociales, móviles o videojuegos) y el juego online o en casas de apuestas.

Durante el año 2021, el mayor número de personas que solicitaron tratamiento en el Servicio, por primera vez, lo hicieron por problemas de consumo de cannabis, 68 solicitudes, frente a las 60 que lo hicieron en 2020; 56 fueron por problemas con el alcohol frente a las 34 del año anterior; seguidos de cocaína con 32 solicitudes; crack con 11, benzodiacepinas con tres y uno por anfetaminas. El consumo de heroína bajó de 45 solicitudes en 2020 a 27 en 2021. En relación a las adicciones sin sustancias, se registraron 18 casos en las no químicas y dos en sexo online.

Montse Ramírez es la coordinadora del Servicio de Información y Prevención de Adicciones. Asegura que el pasado año “el mayor número de personas que solicitaron tratamiento en el SIPA lo hicieron por problemas de consumo de cannabis”. La mayor parte, apunta, “son jóvenes con edades entre los 16 y 22 años”, aunque también se ha encontrado con casos de adolescentes que empiezan a consumir con 12 y 13 años.

Muchos de los casos de jóvenes que llegan al servicio por consumo de cannabis, explica esta trabajadora social, “vienen derivados por causas judiciales del Servicio de Orientación y Seguimiento de Menores (Sorsem), también de la Delegación del Gobierno por sanciones administrativas, de los equipos de menores de los diferentes ayuntamientos, mancomunidad centro-sur, equipos de orientación de los centros educativos, hogares de menores o familias que ven cómo sus hijos se empiezan a introducir en el consumo de cannabis”. Tras el cannabis, las adicciones más atendidas en el servicio están relacionadas con el consumo de alcohol y cocaína.

Montse Ramírez explica cómo este incremento tiene como consecuencia directa el confinamiento decretado por la situación de pandemia sanitaria. “Mientras estuvo activo el confinamiento, el servicio prestó una asistencia telemática. No dejamos de atender a las personas que estaban en tratamiento a nivel telefónico. Cuando pasó el encierro y se empezó a volver a la normalidad, vimos cómo se incrementó bastante, con respecto a 2020, el número de personas que solicitaron tratamiento”.

Después del fin del confinamiento, empezaron a aparecer en el SIPA más solicitudes de tratamiento de personas con adicción al alcohol (56 personas) y cocaína (32). Tras la crisis emocional derivada del encierro y la pandemia, la coordinadora del SIPA asegura que “comenzaron a llegar al Servicio personas con un impacto emocional, que pertenecían a colectivos vulnerables y ya con adicciones, pero debido al confinamiento aumentaron el consumo”.

Los expertos llevan tiempo alertando de un repunte de consumo de heroína en España. También de un aumento de enganche entre los jóvenes. Las causas podrían estar relacionadas con la accesibilidad y lo barato que resulta para ellos hacerse con la sustancia. Sin embargo, Fuerteventura se libra, de momento, de la tendencia.

Ramírez explica cómo, frente a los 45 casos que se trataron, por primera vez, en 2020 por consumo de heroína, la cifra se redujo a 27 en 2021. “El pasado año se detectó una bajada”, asegura la coordinadora del SIPA. Y aclara: “No hemos notado el repunte tal y como se ha hablado ni tampoco un aumento de personas jóvenes que se introducen en el consumo de heroína”. Se trata, continúa explicando, de “una población que lleva 20 o 30 años consumiendo, con periodos de abstinencia y con recaídas. La mayoría son personas que recurren al programa de metadona para normalizar su situación de vida”.

Una persona quema una piedra de hachís. Foto: Celibel Fernández Arocha.

El consumo de cannabis se da, sobre todo, entre jóvenes de 16 y 22 años

Pero, ¿qué perfil hay detrás de las personas que se acercan al SIPA? La mayoría de los 218 usuarios admitidos en 2021 a tratamiento eran hombres (176) frente a 42 mujeres. En términos porcentuales, el 80,73 por ciento eran hombres y el 19,26 mujeres. Las solicitudes de tratamiento en los hombres se concentran en la franja de edad entre los 41 y 45 y la de 46-55. En el caso de las mujeres, el porcentaje más elevado se encuentra entre los 31 y 35 años.

Montse Ramírez no oculta su preocupación ante el aumento de demandas de tratamiento entre los jóvenes. En concreto, la franja entre los 16 y 20 años. “En muchos de estos casos, la motivación principal para demandar tratamiento suele ser la preocupación familiar, las sanciones administrativas y las medidas judiciales”, explica la profesional.

La radiografía del consumo de drogas en Fuerteventura también muestra cómo la sustancia más frecuente por la que demandan tratamiento los hombres es el cannabis (29,55 por ciento); seguida de alcohol (25) cocaína (15,91) y heroína (13,07). En el caso de las mujeres, la mayoría de las que acuden a tratamiento es, principalmente, por consumo de cannabis (38,10), alcohol (28,57) y, en menor medida, por heroína y cocaína con un 9,52 por ciento en ambos casos.

“Se trata de sustancias que consumen, preferentemente, en el ámbito de lo privado para ocultar el consumo, ya que socialmente está peor visto en ellas”, sostiene la trabajadora social. El consumo de tranquilizantes y antidepresivos también está relacionado, sobre todo, con mujeres. La mayoría de ellas son amas de casa.

En los últimos años, el primer mundo asiste atónito a un resurgir de nuevas dependencias, las conocidas como adicciones de “pantalla” y apuestas. Los expertos llevan tiempo alertando de su incidencia, cada vez a edades más tempranas. Fuerteventura no vive al margen de la tendencia. El SIPA atendió el pasado año a 99 personas, entre pacientes y familiares, afectados, fundamentalmente por adicción al juego, trastorno por videojuegos y tecnoadicciones.

De los 99, medio centenar son pacientes que reciben asesoramiento y tratamiento psicoterapéutico y el resto familiares a los que se asesora y ayuda en el proceso. El 66 por ciento de las personas con adicciones comportamentales en la Isla son jóvenes menores de 35 años. El 88 por ciento son hombres. Llama la atención que de las 50 personas tratadas el pasado año, 15 de ellas eran menores de edad. Once chicos y cuatro chicas.

En cuanto a la tipología, destacan las apuestas online (apuestas deportivas, bingo, trading, slots) con el 36 por ciento de atenciones, seguidas de las apuestas presenciales (máquinas recreativas, rascas, Primitiva, ONCE, bingo y casinos) con un 24 por ciento. El 16 lo ocupan las adicciones tecnológicas (redes sociales, internet y móviles) y un 14 por ciento trastornos por videojuegos. El cuatro por ciento es adicción al sexo online y el seis por ciento apuestas mixtas.

Local de juego en Fuerteventura. Foto: Carlos de Saá.

Plan de Adicciones

En aras de que Fuerteventura cuente con una estrategia de acción para la prevención, sensibilización y atención a las adicciones, el Cabildo de Fuerteventura ha elaborado el segundo Plan de Adicciones 2022-2025, un instrumento que, en palabras de la coordinadora del SIPA, supondrá “una herramienta útil para la organización de las actuaciones en materia de adicciones a nivel insular”.

El SIPA atendió a 50 personas por adicciones de comportamiento en 2021

Tras su aprobación inicial el pasado 30 de septiembre, el Plan se encuentra en periodo de alegaciones. En materia de prevención, el Plan se centra en los ámbitos educativo, familiar, comunitario y de ocio y tiempo libre. En el caso del terreno educativo, Ramírez apunta cómo “es necesario continuar trabajando en la línea que hasta ahora se había establecido. Este año queremos darle mayor énfasis al ámbito educativo por lo que se ha empezado a entregar en los centros educativos unas unidades didácticas para trabajar, conjuntamente, tanto en primaria como en secundaria, ya que creemos que tenemos que basarnos en programas de prevención selectiva”.

El objetivo es dejar atrás los formatos tradicionales, como charlas educativas, y centrarse en actividades de sensibilización que apuesten por modelos innovadores. En el ámbito familiar, se trabajará para fomentar la implicación de las familias, pues “su participación, hasta ahora, en las iniciativas organizadas es, en general, baja”, apunta. Además, “algunas familias tienen una baja percepción del riesgo de determinados consumos o conductas”.

El resto del trabajo de prevención está enfocado al tejido asociativo y al ámbito del ocio y el tiempo libre. Ramírez reconoce “la gran dificultad” que supone la escasa oferta de ocio disponible en la Isla, especialmente la dirigida a los jóvenes, por lo que cree “necesaria una mayor implicación de las áreas relacionadas con el ocio y el tiempo libre para dar respuesta a la prevención inespecífica”. En este sentido, cree que una mayor coordinación entre Cabildo y ayuntamientos “facilitaría el desarrollo de campañas en espacios de ocio y tiempo libre”.