Desmontando las leyendas de la Villa Winter
El hijo menor de Gustav Winter publica un libro que persigue desmentir los mitos sobre su padre y la casa de Cofete: “Todas esas mentiras han sido una pesadilla”
Gustavo Winter Althaus es el hijo menor de los 12 que tuvo Gustav Winter. Era apenas un estudiante universitario cuando la revista Interviú publicó el reportaje titulado Aquí quería jubilarse Hitler, en el que se llegaba a afirmar que el Führer se había hecho construir la conocida Villa Winter de Cofete, que era “una base secreta de los nazis” y que “tras la derrota” alemana en la Segunda Guerra Mundial “fue usada como residencia de los jerarcas huidos”.
“Aquel infame reportaje me afectó muchísimo”, fue “un verdadero shock”, cuenta en el libro Casa Winter Cofete. Un alemán, un lugar, una casa... Corría 1983 y aquella publicación espoleó las leyendas sobre el inmueble. Cuatro décadas después, no solo no han caído en el olvido, sino que se han multiplicado con el efecto amplificador de las redes sociales.
Otro artículo, publicado en 2021 en un periódico nacional, despertó en Gustavo, “por primera vez, la necesidad de hacer algo al respecto”. “La degradación de la verdad sobre la historia de la casa y sobre mi padre, y su extraordinaria difusión, lo requerían”, señala.
Así, creó una web y luego escribió el libro, de más de 440 páginas y prolijo en imágenes y documentos, que persigue disipar el halo de misterio que rodearon a Winter y su imponente casa de Cofete. Del primero, cita consultas al Bundesarchiv y en fondos oficiales que no arrojaron “ningún indicio” de que hubiera pertenecido al Partido Nacional Socialista Alemán. El Centro de Documentación de la Liga de judíos perseguidos por el régimen nazi, fundado por Simón Wiesenthal, no tiene “evidencia alguna de que Gustav Winter estuviese implicado en actividades nazis”.
El libro también tacha de bulo que fuese espía. Cita un reciente estudio de la investigadora Marta García Cabrera sobre el espionaje alemán y estadounidense en Canarias durante la Segunda Guerra Mundial, en el que se da cuenta de los agentes que lo realizaban. “Entre ellos no figura Gustav Winter”.
-Si nos situamos cronológicamente, la construcción de la llamada Villa Winter comienza en 1946 y finaliza a mediados de los años 50. ¿Por qué se prolongó tanto?
-Hubo una fase inicial intensa, de octubre de 1946 a septiembre de 1947, y luego la obra se paralizó año y medio. En septiembre de 1947 mis padres viajaron desde Madrid: mi madre conoció Cofete por primera vez y dejó claro que no viviría allí. A partir de entonces mi padre priorizó acondicionar la casa de Morro Jable. Además, no existía carretera a Cofete: el traslado de materiales por la degollada de Gran Valle, con burros y camellos, era muy complicado. Desde septiembre de 1947 se empezó a abrir la carretera por el trazado actual. También se impulsó la pista de acceso a Punta de Jandía y, en 1950, una pista de aterrizaje junto al faro. Eso retrasó la obra de la casa principal hasta que se retomó con más intensidad a partir de 1950.
-¿Quiénes ejecutaron la obra y cuándo se dio por terminada?
-Los maestros principales fueron los Concepción, una familia llegada de Lanzarote: el maestro principal encargado de la construcción era Juan Concepción, padre de Pepe Concepción, que también trabajó en la casa, al igual que otros familiares. En el libro reproduzco un contrato de junio de 1952 con un maestro recomendado por el aparejador Antonio Falcón, que supervisaba la obra. Con esos refuerzos y con vecinos de Cofete, la casa quedó prácticamente terminada entre finales de 1953 y 1954. Después se añadieron huerta, establo y otros elementos. En rigor, nunca se dio por terminada del todo. Y la familia nunca se instaló allí.
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Especulaciones
“La imponente y robusta torre”, escribe Gustavo Winter Althaus, “ha sido objeto de especulaciones y mitos que poco tienen que ver con la realidad”. “Ha sido descrita como una torre de telecomunicaciones para guiar a supuestos submarinos y sus tripulaciones hasta la casa, en cuyo subsuelo concluirían unos túneles que la conectan con las profundidades del océano”, añade.
Sin embargo, la documentación sobre la construcción, el examen de los planos originales y las instrucciones al maestro de obra, lo aclaran: la torre era un elemento decorativo, permitía una visión panorámica y el objetivo también era “albergar un novedoso aerogenerador”. A su padre, como ingeniero que había dirigido la central térmica de la CICER en Gran Canaria en 1928, “le habían impresionado” los aerogeneradores Jacobs, “fiables incluso en los entornos más extremos”.
“La casa ni siquiera existía durante la Segunda Guerra Mundial”
En el libro, Gustavo detalla cómo hacia 1958 su padre aprovecha un viaje a Alemania para tratar de alquilar o vender el “castillo de Cofete”. De aquel intento se conserva una memoria de 37 páginas. Publica anuncios en prensa, pero no consigue su propósito. “Conoció a personas que, como él, se enamoraron de Cofete y de la casa; también a personas con suficiente dinero para adquirirla, pero no conoció a nadie que reuniera ambos requisitos”.
En una entrevista con Diario de Fuerteventura, explica que la casa estuvo habitada de forma continuada por primera vez “entre 1965 y 1968, cuando vivió allí un matrimonio de la zona”. Recoge el testimonio de Faustina Acosta, hoy nonagenaria: llegaron con dos hijos y un tercero nació allí. Se marcharon en 1968 para escolarizar a los niños y trabajar en los primeros hoteles de Morro Jable. Los Winter la terminaron vendiendo en 1996 y hoy pertenece a Lopesan, que inició un expediente de ruina. Hace unos años se planteó su declaración como Bien de Interés Cultural.
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Gustavo Winter Althaus.
-¿Qué opina del estado de la Villa Winter?
-Lo lamentable, desde mi punto de vista, es la presencia de una persona en el interior que, siempre según lo que me trasladan y conozco, altera el contenido de la casa: introduce grilletes, uniformes o un rifle. Incluso contactó con un radioaficionado de Tefía para conseguir radios alemanas y decir que servían para comunicarse con submarinos. Organiza visitas a cambio de la voluntad económica. Todo ello alimenta desinformación y bulos, cuando la casa ni siquiera existía durante la Segunda Guerra Mundial. Para nosotros, todas esas mentiras han sido una pesadilla.













Comentarios
1 maría josé Dom, 14/09/2025 - 12:32
2 Carlos Dom, 14/09/2025 - 22:40
3 Álvaro Lun, 15/09/2025 - 09:17
4 Mateo Lun, 15/09/2025 - 18:29
5 Majorero Lun, 15/09/2025 - 18:47
6 Fernando Lun, 15/09/2025 - 20:33
7 Carlos E Mar, 16/09/2025 - 08:18
8 maría josé Mar, 16/09/2025 - 10:47
9 maría josé Mar, 16/09/2025 - 10:57
10 Juan Sanchez Mar, 16/09/2025 - 10:58
11 Anónimo Mar, 16/09/2025 - 12:57
12 Lector Mié, 17/09/2025 - 11:54
13 Gonzalo Mié, 17/09/2025 - 14:38
14 Sopla del sur Mié, 17/09/2025 - 18:04
15 Alonso Mié, 17/09/2025 - 19:12
16 Un técnico canario Jue, 18/09/2025 - 01:40
17 maría josé Jue, 18/09/2025 - 10:40
18 Majorero Jue, 18/09/2025 - 10:47
19 Cuanta Jue, 18/09/2025 - 19:02
20 maría josé Vie, 19/09/2025 - 11:37
21 Anónimo Vie, 19/09/2025 - 16:45
22 maría josé Sáb, 20/09/2025 - 11:15
23 Langosta Dom, 21/09/2025 - 14:56
24 maría josé Lun, 22/09/2025 - 14:46
25 Anónimo Mar, 23/09/2025 - 14:18
26 Cuanta Mar, 23/09/2025 - 14:26
27 Soy Mar, 23/09/2025 - 14:43
28 Yo mismo Mar, 21/10/2025 - 22:05
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