SOCIEDAD

Día Mundial de la Salud Mental: ¿Hasta cuándo nos señalarán con el dedo?

Foto: Carlos de Saá.
Eloy Vera 1 COMENTARIOS 10/10/2017 - 11:00

El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Se calcula que unas 300 personas sufren un trastorno mental grave en Fuerteventura. Antonio, Belinda y Adrián padecen algún tipo de patología asociada a la mente que les ha llevado en algún momento a sentirse incomprendidos. Hoy “salen del armario” para reivindicar sus derechos, derribar barreras y acabar con los tabúes, prejuicios y estigmas que les señalan como diferentes.

La Asociación Majorera por la Salud Mental (Asomasamen) lleva años luchando para abrir mentes y acabar con la estigmatización de las personas de la Isla con problemas de salud mental. En todo este tiempo han trazado una hoja de ruta que no les deja tiempo para respirar. Una de esas actividades es el Comité Pro Salud Mental en Primera Persona. Una vez al mes, se reúnen sus miembros para hablar de su situación, plantear iniciativas y propuestas en defensa de sus derechos.

A la cita de este mes acuden Belinda, Adrián y Antonio. También la educadora social de la asociación, Asun Riobello, y su presidenta, Paqui Armas. El primer tema que se pone sobre la mesa es la estigmatización y los prejuicios que acarrean unas enfermedades que, según las estadísticas, sufren una de cada cuatro personas en el mundo.

El primero en romper el hielo es Antonio. Sufrió dos episodios depresivos graves que desencadenaron en una depresión crónica que le lleva a tomar medicación de por vida. Asegura que la sociedad “no nos considera iguales que los demás porque tenemos algún tipo de tara que nos impide trabajar, tener unas relaciones sociales normales y llevar una vida normal”. Se cree que “tenemos que estar siempre bien controladitos y con la medicación porque si no podemos saltar de un momento a otro”, critica.

Belinda se incorpora a la conversación para dejar claro que “no siento miedo de decir que padezco trastorno bipolar”. Esta mujer, licenciada en Educación Física y con 20 años de experiencia en la docencia, sufrió la primera crisis con 43 años. La enfermedad no le ha impedido pertenecer a multitud de colectivos culturales y sociales donde siempre se ha situado del lado de los más desfavorecidos. Sin embargo, sí reconoce que “en una Isla como Fuerteventura, donde nos conocemos todos, sí hay miedo a ser rechazados por la sociedad y eso es bastante estigmatizante”.

La educadora social de Asomasamen insiste en que “sufrir un problema de salud mental nos puede pasar a cualquiera en un momento determinado de la vida y lo tienen muchas personas, pero no se puede vivir con ese miedo o rechazo hacia ella”.

En su contra, también se encuentran los titulares de prensa y los comentarios que justifican delitos como una violación o un asesinato con que sus ejecutores sufren problemas mentales. En estos casos, se usa a la ligera el término enfermo mental “y eso nos hace daños a las personas que lo padecemos”, comentan los miembros del Comité. Asun va más allá y aclara que “quienes tienen diagnosticado un trastorno mental no cometen más actos violentos que los que no lo tienen. Al contrario, lo que es más frecuente es que sean víctimas de abusos o ataques de violencia”.

Adrián añade a la conversación su testimonio. Padece un trastorno de personalidad que le lleva a resumir su día a día como “difícil y duro”. Se ha cansado de aclarar que “no está loco”, “pero la gente le puede llegar a ver así”. “Al principio, estaba sobre medicado. Llegué a perder la cuenta de cuántas pastillas tomaba, unas 20 diarias y eso para el cuerpo suponía un pelotazo. Tenía una mirada diferente. No estaba igual y eso es lo que crea temores”.

Según datos de 2014, el 75 por ciento de las personas con trastorno mental en España asegura haberse sentido discriminada en alguna faceta de su vida. El laboral es el ámbito donde más estigmatización y rechazos se produce. “Existe una desconfianza hacia ellos y los trabajos que les ofrecen son de limpieza. No piensan que una persona por tener discapacidad puede trabajar de otra cosa. No tienen en cuenta la preparación o titulación que tengan”, sostiene la educadora.

El rechazo laboral acaba sumiendo a la persona en un pozo que la hace sentir que no es válida y acaba por asumir que es mejor no trabajar y quedarse en su casa

En el año que lleva funcionando el Comité, sus integrantes han escuchado a muchas personas que lamentaban cómo habían sido contratadas por empresas que lo que perseguían era cubrir la cuota de contratados por discapacidad. Llevaban un uniforme distinto al resto de trabajadores que los diferenciaba y “los marcaba nada más entrar”.

Adrián dejó de trabajar en 2004 cuando enfermó. Hasta entonces había sido electricista, maletero en el aeropuerto, panadero, técnico de máquinas recreativas… Ahora le gustaría volver a recuperar alguna de sus profesiones, aunque una discapacidad permanente le aleja del mercado laboral, “pero hay trabajos que se podrían hacer”, insiste. Antonio agrega que “a veces te ofrecen un contrato temporal, pero puede hacer que pierdas la pensión que, aunque sea poca, es algo fijo”.

El rechazo laboral acaba sumiendo a la persona en un pozo que la hace sentir que no es válida y acaba por asumir que es mejor no trabajar y quedarse en su casa. Esto da pie a que se cree una barrera invisible y a que la sociedad los etiquete como “el loco del pueblo”.

La ansiada residencia

La tarde avanza y sobre la mesa empiezan a aparecer viejas reclamaciones. Los titulares de la prensa local llevan años informando de la creación de una residencia para personas con trastorno mental que nunca termina de realizarse. En 2007 se empezó a hablar de este servicio y llegó a redactarse un proyecto que acabó en algún cajón. Diez años después, la residencia destinada a aquellas personas que por su enfermedad no pueden vivir de manera independiente sigue sin hacerse.

Asomasamen, con su presidenta al frente, Paqui Armas, lucha por la creación de un edificio que pondría fin a los traslados de enfermos a otras Islas o, incluso a la Península. Se calcula que unas diez personas se encuentran fuera de Fuerteventura ingresadas en residencias de otras Islas y alejados de unos familiares que sufren los costes económicos y emocionales.

La última promesa que ha escuchado Paqui del Cabildo majorero es que este año se redactará el proyecto de una residencia con capacidad para 30 personas. Por delante, tres o cuatro años para que pueda abrir sus puertas. Desde Asomasamen ponen la voz de alarma para recordar que el número de pacientes que van a necesitar este recurso en la Isla va a ir en aumento progresivamente, ya que aquellas personas con una mayor discapacidad por enfermedad mental “con el tiempo no contarán con una familia con la que residir o hacerse cargo de ella”.

También reclaman más viviendas supervisadas como la que, en estos momentos, funciona en Gran Tarajal. A juicio de Asun, “estos pisos son necesarios porque resultan una muy buena oportunidad para que personas que nunca han vivido solas puedan hacerlo y en un futuro vivir de forma independiente con algunos apoyos”.

Paqui y Asun también recuerdan en el Comité otras necesidades como la atención temprana, desde las unidades de salud mental, a personas jóvenes a las que se les han presentado episodios psicóticos con el fin de que no acaben con la cronicidad de un trastorno mental grave. También exigen más profesionales y la creación de un recurso donde se atienda de forma específica a las personas con patología dual, aquellas con un trastorno mental unido a un trastorno por consumo de drogas; más programas de rehabilitación; iniciativas de prevención y promoción de la salud mental así como conocer los datos exactos sobre la realidad de la salud mental en Fuerteventura. De esta manera, se “podrán planificar los recursos y atención necesaria para los pacientes majoreros”.

Detrás de historias como las de Antonio, Adrián o Belinda hay familias que sufren en silencio. Paqui Armas es familia de una persona con trastornos mentales. Reconoce que los familiares “nos sentimos, a veces, solos. No tenemos ningún recurso a nuestra disposición”. Por este motivo, Asomasamen aboga por incorporar las escuelas de familias y el apoyo a los grupos de ayuda mutua de manera continuada entre los servicios de la asociación.

Antonio, Belinda, Adrián, Paqui y Asun ponen fin al Comité. Por hoy han hecho los deberes. Se despiden entre besos y abrazos. Fuera les espera una sociedad a la que tendrán que seguir insistiendo que son parte de ella.

Asomasamen, 16 años luchando por la visibilidad

Asomasamen se creó en el 2001. Desde entonces, no han parado de trabajar para dignificar la vida de los pacientes y familiares de enfermos con alguna patología mental. En estos 16 años han ido ideando proyectos como el taller ocupacional de horticultura; las viviendas supervisadas; proyectos de ocio y tiempo libre con los que intentan potenciar la integración social de estas personas; el apoyo a asesoramiento a familiares y pacientes con enfermedad mental o las campañas de sensibilización en el entorno escolar.

Algunos de ellos también se han convertido en locutores de radio con un programa propio donde abordan la situación y necesidades del colectivo. El 10 de noviembre celebrarán la tradicional gala de Asomasamen.

Comentarios

Todo esto está muy bien pero.... y a los que nos dicen "Te haces el loco para no trabajar" (lo literalmente pero con la actitud del "profesional" ya se deduce. ¿Ahora que? ¿Psicólogo? no me hagas reir ¿Psiquiatra? toma: Paroxetina y alplazolan hasta que revientes, este último una droga durísima (Benzodiasepina, creo que se escribe así) que hasta el los test de la GC de Tráfico vas hasta preso, expertos mundiales recomiendan esto de 4 a 8 semanas y aquí te lo dan durante años, ahora ve a quitártelo... (Miles de personas pidiendo ayuda en foros especializados porque tiene un síndrome de abstinencia criminal) ¿Tribunal médico o alguien al que ponen en el inss para evaluarte? para llorar y no pasar mas ni por la acera - DE ESO SE TRATA - ¿La Mutua Universal? cadena perpetua sin revisión, a trabajar nene y menos cuento... Y a todo esto sin nombrar como 5 patologías mas de tipo orgánico y para guinda y terminar 42 años cotizados. En resumen, esta noticia que redactan aquí esta bien siempre y cuando tengas suerte, así que imaginarse los que no tenemos suerte o damos con "profesionales de élite" para aceptar las consignas políticas y olvidarse del Juramento H. - Hay Señor, Señor...

Añadir nuevo comentario