Bernhard Glauser: “Pasión por el oficio de orfebre”
El joyero suizo llegó a Fuerteventura para surfear y cambió el mar por el taller
Bernhard Glauser, joyero, orfebre y artesano, natural de Suiza donde forjó su titulación, lleva en Fuerteventura desde hace una treintena de años. Llegó para surfear y tras un tiempo inmerso en el deporte náutico decidió volcarse de lleno a su pasión creativa. Y es que así define su trabajo en su página web: “Pasión por el oficio de orfebre”. Tanta como para pasar de ser profesor de surf a maestro artesano. También presta sus conocimientos para empresas de joyerías de la Isla. Le gusta combinar su trabajo joyero con el de orfebre y artesano, donde realiza piezas más asequibles.
Explica que aunque llegó a la Isla para surfear y luego le ofrecieron trabajo como profesor de surf, duró poco porque no le motivaba. Para el maestro artesano se trataba de una enseñanza muy mecánica. Ahora ofrece sus conocimientos en el noble arte de la joyería a un joven Tomás Lorenzo como aprendiz. Dice que no le gustan las clases con demasiado alumnado y que con este futuro artesano comparte la misma pasión. “Mejor uno que muchos que no estén ilusionados”.
Comenta que practica una profesión muy amplia, que abarca una gran cantidad de técnicas, algunas de ellas milenarias. “Hay técnicas que proceden de otros países y otras se han perdido. Hay tantas posibilidades por descubrir y aplicar que nunca terminas de aprender”. Así continúa su formación a través de la lectura de textos especializados, como el dedicado a esa labor que llevaron a cabo unos monjes orfebres, en una era en la que no se contaba con los instrumentos de hoy en día.
Practica una profesión muy amplia, con técnicas milenarias
Habla con orgullo de su formación en Suiza. “Hay un sistema de educación que funciona muy bien. En un taller realizas las prácticas y una vez por semana vas a la escuela donde aprendes tu oficio”, explica. Comenzó su aprendizaje como mecánico de precisión en Berna, durante cuatro años completó un segundo aprendizaje como orfebre en Atelier Krauss en Spiez en 1991, que además era el presidente del gremio. Durante este periodo de formación, asistió a cursos adicionales de grabado y engaste de gemas en la Escuela de Diseño de Berna. Fueron en total siete años de aprendizaje. “Si quieres aprender un oficio, Suiza cuenta con un programa académico muy completo” y asegura que tras cuatro años ya se puede presentar el aprendiz como joyero en cualquier empresa.
En octubre de 1996 se trasladó a Fuerteventura, aunque anteriormente ya había trabajado y ejercido como profesor de joyería en Suiza. Comenzó primero en casa realizando trabajos para una joyería del pueblo y luego ofreció sus conocimientos a otras joyerías de la Isla. Como maestro artesano desarrolla esa faceta con la intención de que la profesión no se pierda y se congratula de ofrecer su experiencia a otra persona. De su último aprendiz, Tomás Lorenzo, dice que “tiene mucho talento”. Pero advierte de que “es una profesión en la que resulta más difícil sobrevivir”.
Piezas
Como orfebre y joyero crea piezas que se producen en pequeñas series inspiradas en la naturaleza o en los materiales. “La inspiración la podemos coger de todos lados. Fuerteventura es una tierra de colorido diverso. Predominan los apagados en la tierra y en el mar más intensos. Pero la motivación que inspira las obras procede tanto de su experiencia creativa anterior en Suiza, como de la estancia en la Maxorata, como de sus viajes y, por qué no, también de internet.
Trabajador metódico, le gusta cumplir un horario laboral. Sobre todo el que ocupa en su consultoría para joyerías de la zona. Dice que “existe una imagen muy romántica de la creatividad, pero se reduce a un cinco o 10 por ciento, el resto es oficio”. En la creatividad no hay reglas, lo mismo le llega y el trabajo va rodado que todo lo contrario. Asegura que trabaja mejor bajo presión, que es más creativo. Sobre todo cuando carece de una colección para la participación en las ferias de artesanía y debe confeccionarla contrarreloj.
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Desarrolla esta faceta con la intención de que el oficio no se pierda
En constante aprendizaje, Bernhard afirma que siempre anda buscando hacer algo nuevo. Emplea materiales naturales, sobre todo metales nobles, pero también recurre a otros como el bronce que es muy maleable. “Tiene muchas posibilidades”. Trabaja también con piedras naturales que se encuentran en Fuerteventura que junto a las resinas integra en su trabajo. Un consejo para el iniciado: Evita que se mezclen los metales. Hay que estar siempre limpiando la mesa.
Y si importantes son los metales empleados, no menos importantes son las piedras: “Cada una tiene su encanto”. “Lo principal es reconocer que procede de la naturaleza”. Trabaja en nuevas líneas para crear sus propias colecciones, pero también por encargo. A veces son los materiales los que dan la idea creativa, por eso es fácil que trabaje con un cliente que le aporta esa inspiración o con el que puede compartir una idea.
Participa habitualmente en la Feria de Artesanía de Antigua y, a veces, en la regional. Antes de la pandemia contaba con tienda propia en Lajares, pero el Covid dio al traste con el proyecto Cabracadabra, que compartía con la diseñadora Lidia Núñez de SedArte. Sus piezas pueden verse en la página web bernhardglauser.com, si bien rehúye la venta online que sí puede encontrarse en el portal artesanoscreativosftv.com
Físicamente las joyas de Bernhard se pueden contemplar en la sede de Betancuria, en la tienda de artesanía del aeropuerto o en un comercio de Caleta de Fuste. Las visitas a su lugar de trabajo se circunscriben a aquellos encargos, como el de las alianzas. Trabaja tanto una línea más económica, con precios más accesibles, pero también para el mercado más exigente, para una clientela que conoce “muy bien” ese trabajo y lo valora en su justo precio.
Dedica el verano, una época con menor demanda comercial de clientes de mayor poder adquisitivo, para completar piezas de joyería que se comercializarán en invierno y primavera, con la llegada de una clientela más exigente y que invierte en creaciones que son más glamurosas.
Además de sus propias piezas, realiza trabajos por encargo, que pueden surgir según las especificaciones del cliente o mediante un desarrollo conjunto. Sobre todo en aquellas demandas de anillos individuales de matrimonio y de pareja con antecedentes de origen. A través de un asesoramiento personalizado presta su oficio en reformas -restyling- de joyas heredadas con un diseño más moderno o atemporal. “Un buen trabajo de reparación y limpieza requiere de un orfebre experimentado”, explica.
















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