“Unos pies sanos repercuten en nuestra movilidad, bienestar y calidad de vida”
Francisca Andrea Ramos Castillo, podóloga de Hospital Parque
Graduada en Podología por la Universidad Complutense de Madrid (promoción 2012–2016), la doctora Francisca Andrea Ramos ha compaginado el ejercicio profesional con formación en otras áreas como Administración y Finanzas, manteniéndose siempre vinculada al cuidado de la salud podológica. Ahora se encuentra al servicio de los pacientes de Hospital Parque Fuerteventura.
-¿Qué servicios ofrece la consulta de podología de Hospital Parque Fuerteventura?
-La consulta de podología de Hospital Parque Fuerteventura ofrece un servicio integral que abarca el diagnóstico, tratamiento y prevención de múltiples afecciones del pie. Realizamos estudios biomecánicos de la pisada para valorar posibles alteraciones que puedan derivar en patologías futuras, como dolor en los pies, rodillas, caderas o espalda. También contamos con el servicio de quiropodia, donde tratamos afecciones como uñas encarnadas, durezas, callos y otras lesiones, ofreciendo además intervenciones quirúrgicas menores en los casos más recurrentes para resolver la patología de forma definitiva. Atendemos patologías frecuentes como papilomas (verrugas plantares), hongos en las uñas (onicomicosis), onicolisis, onicogrifosis o el pie de atleta, entre otras. En pacientes con diabetes, llevamos a cabo el diagnóstico precoz y el seguimiento del pie diabético, ofreciendo medidas de prevención para evitar complicaciones graves. Tras los estudios biomecánicos, también diseñamos plantillas personalizadas que ayudan a corregir deficiencias y a mejorar tanto la funcionalidad del pie como el equilibrio del sistema musculoesquelético. Además, prestamos especial atención a la podología pediátrica, con una valoración temprana del desarrollo del pie y de la marcha infantil, ya que detectar a tiempo cualquier alteración puede prevenir problemas importantes en la edad adulta.
-¿Cuáles son los beneficios que reporta la atención del profesional de podología?
-Acudir al profesional de podología ofrece numerosos beneficios que van mucho más allá del cuidado estético de los pies. Una valoración especializada permite detectar, tratar y prevenir múltiples patologías, muchas de las cuales, si no se abordan a tiempo, pueden derivar en dolencias más complejas que afecten a la movilidad y el bienestar general del paciente. De esta forma, se disminuye el dolor, se mejora la funcionalidad del pie y, en consecuencia, se promueve una mejor calidad de vida.
-¿Cómo se puede transmitir a los usuarios la importancia de cuidar la salud de nuestros pies?
-La clave está en educar y concienciar desde la prevención, haciendo ver que los pies no son simplemente una parte más del cuerpo, sino la base que nos sostiene y nos permite movernos con autonomía y calidad de vida. Con frecuencia, los pacientes acuden a la consulta cuando ya existe dolor o una lesión, pero es fundamental que comprendan que muchas patologías podológicas pueden evitarse o minimizarse si se detectan a tiempo. Por eso, debemos adaptar el mensaje a cada grupo: a los padres, hacerles entender que una revisión podológica infantil puede prevenir futuras alteraciones en la marcha o incluso en la postura y la columna vertebral; a los deportistas, que una pisada incorrecta puede ser la causa de lesiones repetitivas o bajo rendimiento; y a las personas mayores o con diabetes, que una herida aparentemente simple puede derivar en complicaciones graves si no se trata adecuadamente.
-¿Cuáles son las principales afecciones que sufren nuestros pies?
-Nuestros pies pueden verse afectados por una gran variedad de patologías, pero entre las más frecuentes encontramos las uñas encarnadas, las durezas y callosidades, los papilomas (verrugas plantares), las infecciones por hongos en la piel y/o las uñas, la fascitis plantar, las alteraciones en la pisada, las deformidades digitales y las complicaciones derivadas del pie diabético, entre otras. Cada una de estas afecciones tiene un origen y un tratamiento específico, por lo que es fundamental acudir al podólogo ante cualquier síntoma o molestia. La prevención y el diagnóstico precoz son claves para evitar complicaciones mayores y mantener una buena salud podológica a largo plazo.
“Con seguimiento adecuado, muchas de estas lesiones del pie pueden evitarse”
-¿Cada cuánto tiempo se recomienda acudir a la consulta del podólogo?
-La frecuencia con la que se debe acudir al podólogo varía en función de cada paciente y sus necesidades, pero como norma general, se recomienda realizar al menos una revisión anual. En el caso de personas con diabetes, lo ideal sería acudir cada tres meses, ya que una revisión periódica permite detectar a tiempo posibles lesiones y prevenir complicaciones graves. Para los niños, es aconsejable una valoración anual desde que comienzan a caminar, ya que una intervención temprana puede corregir alteraciones en la marcha o en el desarrollo del pie. En personas mayores, los controles deberían ser más frecuentes, y en pacientes con dolencias crónicas o afecciones concretas, la periodicidad dependerá del criterio del profesional. En definitiva, no debemos esperar a sentir dolor para acudir a consulta. Un control a tiempo puede evitar problemas mayores, mejorar la calidad de vida y contribuir a mantenernos activos y con autonomía gracias a unos pies sanos.
-Una de las ventajas de acudir a la consulta de podología regularmente es prevenir futuras dolencias. No en vano los pies son una de las partes más importantes del cuerpo a los que parece que no se les presta la atención necesaria ¿no es así?
-Totalmente de acuerdo. Los pies son nuestra base: nos sostienen durante todo el día y a lo largo de toda nuestra vida, permitiéndonos movernos, trabajar, hacer deporte o simplemente mantener una vida activa. Sin embargo, muchas veces solo les prestamos atención cuando aparece el dolor o una lesión, y ese es un error muy habitual. Es importante entender que no todos los pies son iguales, y que cada etapa de la vida tiene sus propias necesidades. Los niños en crecimiento, los adultos activos, las personas mayores o quienes padecen enfermedades como la diabetes requieren un enfoque podológico distinto y personalizado. Como profesional, mi objetivo no es solo tratar, sino también concienciar sobre la importancia de cuidar los pies de forma preventiva. Cuando los pies están bien, se nota en todo el cuerpo: caminamos mejor, sufrimos menos molestias y ganamos en bienestar y autonomía.
-Otra de las grandes áreas de estudio de la podología es la evolución de patologías como el pie diabético. ¿Cómo afecta a la salud en general del paciente con diabetes y cómo puede tratarse?
-El pie diabético es una complicación seria que puede afectar gravemente tanto la salud general como la calidad de vida del paciente. Cuando la diabetes no está bien controlada, puede provocar daños en los nervios (neuropatía) y en la circulación sanguínea (arteriopatía), especialmente en las extremidades inferiores. Esto conlleva una pérdida de sensibilidad, dificultad para cicatrizar adecuadamente y un mayor riesgo de infecciones que, en los casos más graves, pueden desembocar en amputaciones. Por esta razón, las revisiones periódicas, la educación del paciente y los tratamientos especializados realizados de forma precoz son fundamentales. Todo ello debe llevarse a cabo con un enfoque multidisciplinar en coordinación con otros profesionales sanitarios como endocrinos, enfermería o cirugía vascular. En este contexto, el papel del podólogo es clave para prevenir complicaciones graves. Con un seguimiento adecuado, muchas de estas lesiones pueden evitarse, lo que se traduce en una mejora significativa de la calidad de vida del paciente, además de una reducción en hospitalizaciones o intervenciones invasivas como las amputaciones.
“Cuando los pies están bien, se nota en todo el cuerpo, caminamos mejor”
-En materia de podología deportiva ¿se incide en el estudio de la pisada para aumentar el rendimiento del atleta?
-Absolutamente. En podología deportiva, el estudio de la pisada es uno de los pilares fundamentales, no sólo para prevenir y tratar lesiones, sino también para optimizar el rendimiento y la eficiencia del movimiento. Analizar cómo pisa un deportista permite detectar desequilibrios, corregir alteraciones y adaptar el apoyo del pie a las exigencias del deporte que practica. De esta forma, no solo se evitan lesiones por sobrecarga o compensaciones musculares, sino que también se logra una mayor precisión, menor desgaste físico y, en consecuencia, un mejor rendimiento. Por eso, cada vez más atletas, tanto profesionales como aficionados, incluyen la consulta podológica dentro de su rutina de cuidado y preparación física. Dentro del ámbito de la podología deportiva, evaluamos las necesidades biomecánicas según el tipo de actividad, con el fin de prevenir lesiones y mejorar el rendimiento.
-¿Cuáles son los principales hábitos y cuidados que se deben dispensar para mantener una correcta salud en los pies?
-Cuidar nuestros pies no requiere grandes esfuerzos, pero sí constancia y atención a pequeños detalles que marcan la diferencia. Mantener una correcta salud podológica pasa por una higiene diaria adecuada con agua tibia y jabón, asegurándose siempre de secar bien, especialmente entre los dedos. La hidratación también es clave: aplicar una crema específica una vez al día, evitando la zona interdigital, ayuda a prevenir durezas y grietas y mantiene la piel en buen estado. El corte de las uñas debe ser recto y sin redondear las esquinas, para evitar problemas como las uñas encarnadas. También es fundamental utilizar un calzado cómodo, transpirable y adecuado a la actividad diaria, evitando modelos que presionen el antepié o el uso prolongado de tacones altos. Revisar el estado de los pies con frecuencia es esencial, sobre todo en personas mayores o con diabetes, ya que pequeñas lesiones pueden derivar en complicaciones si no se detectan a tiempo. Además, es recomendable evitar caminar descalzo en espacios públicos como piscinas o duchas, donde el riesgo de contraer infecciones por hongos o papilomas es alto. En definitiva, unos pies sanos repercuten directamente en nuestra movilidad, bienestar y calidad de vida. Cuidarlos es una inversión en salud, y acudir al podólogo no debe ser solo una respuesta ante el dolor, sino una parte más de nuestra rutina de prevención y autocuidado.














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