Un libro para la última tenería de Canarias
La publicación ‘La tenería de Mesque’, del investigador Antonio Cabrera, incluye un archivo inédito de la conocida fábrica de curtiduría
Para Antonio Cabrera Robayna la memoria no debería ser un edificio estanco. La memoria, dice, debería ser dinámica, como una huella que entra y sale, antes y después, en los tramos del camino. Porque para este investigador, amante de la etnografía, la historia del territorio no tiene solo valor testimonial, sino que sus enseñanzas guardan conocimientos permeables a la actualidad. En sus palabras: “Como una huella, que esa memoria sea un hilo conductor del pasado con el presente y el futuro”.
Con esta vocación, señala, nace La tenería de Mesque. La última tenería de Canarias, un libro que publica el servicio de publicaciones del área de Patrimonio del Cabildo de Fuerteventura, con colaboración del Ayuntamiento de Pájara, y en el que reúne las conclusiones de años de estudio en torno a este bien, de gran valor y singularidad en el ámbito del patrimonio industrial de Fuerteventura.
Y es que, aunque cabría esperar que este tipo de infraestructuras, dedicadas a la curtiduría de pieles, fueran comunes en un territorio con tan importante presencia de la ganadería como es Fuerteventura, la de Mesque (adquirida por el Ayuntamiento de Pájara en el año 2000) no solo es la última tenería que se mantuvo en activo en Canarias (hasta los años cincuenta), sino que se trata del único inmueble de estas características que conserva sus instalaciones indemnes en la Isla.
“Es la última que sigue en pie, y creemos que debió tener bastante importancia”, apunta el autor que recoge en su estudio fuentes que permiten rastrear pedidos hasta El Hierro y La Gomera, muestra de la significación de la tenería en el ámbito autonómico.
“El trabajo trata fundamentalmente de crear una herramienta que sea divulgativa de esta industria. Vemos que alrededor de este patrimonio industrial se anexionan otros como puede ser el hidráulico, con protagonismo del agua formando parte de todo el sistema de canalizaciones que hay dentro de la instalación del inmueble, por ejemplo. Y también se anexionan oficios y sectores, como el de zapatero, o como la aportación de las costas ganaderas a esta industria, lo que añade valor al estudio etnohistórico”, señala el autor.
Cabrera Robayna apunta a varios factores clave para la localización del inmueble en el entorno concreto de esta localidad de Pájara: “La cercanía a la Villa de Betancuria, donde se lleva el control del retaje; la proximidad a zonas de madera y a fuentes de captación directa de agua (el agua es indispensable para todo el proceso y cerca hay una mina de agua y un pozo); y la presencia de la materia prima, en este caso la cabra”, indica.
El estudio realiza, así, un recorrido por distintos elementos, deteniéndose en la arquitectura, el entorno o el funcionamiento técnico de las instalaciones de la tenería; su actividad, con un análisis de su evolución histórica contrastado a través de distintas fuentes (principales clientes, actividad industrial, rentabilidad productiva, procedencia de las pieles); el proceso tradicional de curtiduría, recuperado a partir de testimonios orales y la experimentación empírica por parte del autor; pero también en otras cuestiones históricas de carácter más general, como el empleo de los cueros en el contexto insular, los usos del cordobán (piel curtida de cabra) en los oficios manufactureros o los datos que pueden rescatarse de otras tenerías de la isla.
![]()
Archivo inédito
Si bien la publicación tiene principalmente un carácter divulgativo, Cabrera Robayna destaca el interés que tuvo en el proceso de investigación la aparición de un archivo inédito de la familia Trujillo (últimos propietarios de la tenería), que vino a sumarse al amplio material bibliográfico sobre historia de Fuerteventura y otras fuentes documentales y orales que permiten reconstruir la realidad de la edificación.
“El libro es una dedicatoria a todas esas personas que transmitieron sus saberes hasta hoy”
Esta documentación, hasta ahora no publicada, incluye correspondencia personal y de carácter comercial, así como una colección de documentos internos de la fábrica. El conjunto de materiales inéditos (un total de 123 documentos) se encontraban en poder del Ayuntamiento de Pájara desde la compra del inmueble, pero habían pasado desapercibidos hasta la fecha.
Además de aportar, indica el autor, algunos datos como el alcance económico de la fábrica, a través de facturas, telegramas con clientes o la correspondencia con sus proveedores, el que el autor denomina Archivo Trujillo aporta información histórica de importancia, como catálogos de maquinaria que permiten conocer la evolución tecnológica de la industria, la procedencia de las pieles y principales clientes, o la rentabilidad del negocio, observando a través de la correspondencia que el principal propietario se veía obligado a combinar el trabajo de la curtiduría con otras de subsistencia como la agricultura.
Sin embargo, quizás el detalle más interesante que esta documentación permite contrastar es la respuesta a una pregunta persistente: ¿Por qué el cierre de la tenería? El Archivo Trujillo parece apuntar a dos factores: la emigración a Venezuela y su afectación en la dificultad para el suministro del zumaque, vegetal indispensable para la última etapa de la curtiduría.
“El zumaque es casi el único elemento que la tenería necesita traer de fuera, en este caso de La Palma. Es una planta que tiene un tanino [sustancia orgánica que convierte la piel cruda en cuero], que lo que hace es darle al cuero durabilidad. La correspondencia nos permite comprobar que lo traían de La Palma”, explica el investigador.
Cabrera Robayna señala que las cartas también apuntan a un momento de interrupción de esta importación interinsular: “Tras digitalizar el archivo, encuentro una carta donde se informaba del siguiente modo: Don Pedro (dirigiéndose a Pedro Trujillo), me indica D. Julián que no puede ofrecerle zumaque porque hay mucha gente que emigró a Venezuela”. “No encontraban mano de obra, gente que cortara zumaque porque muchos habían salido a Venezuela”, explica el autor.
“Además, cartas posteriores nos hacen ver que el dueño intentó continuar con el trabajo de la fábrica pero usando otros productos: tenemos un albarán de la encina que pidió a la Península y otros sitios. Aquí la documentación se cruza con un testimonio oral, que nos indica que al dueño no le gustó cómo quedó el cuero curtido con esa resina y decidió abandonar el negocio”, explica y añade que, en todo caso, se trataba de un sector en decadencia: “Es una industria que va desapareciendo en toda Canarias, probablemente también porque los procesos tradicionales duran un mes. Ahora hay procesos que se hacen en 48 horas: desde el punto de vista económico es obvio”, indica.
![]()
A pesar de la singularidad de este archivo inédito, y los importantes detalles históricos que ofrece, para Cabrera Robayna las fuentes primordiales, que se convirtieron en “indispensables” para su estudio, son los testimonios orales de quienes aún recordaban haber trabajado o tenido contacto con la tenería. “Sin estas fuentes este libro no sería posible. No solo por la información valiosa que aportaron (Pepito, por ejemplo, nos informa antes de aparecer ese archivo de que dejó de llegar el zumaque de La Palma), sino porque gracias a ellos se ha podido hacer la experimentación”, señala el autor, que explica que verificó la información aportada por este testimonio acerca del proceso tradicional de curtiduría poniéndolo en práctica.
Correspondencia y documentos comerciales ofrecen respuestas históricas
De los testimonios recopilados (con siete entrevistas a personas relacionadas con la tenería por vecindad o relación profesional) quizás el más valioso es el de José Cabrera Ageno, quien trabajó en la industria y recordaba aún vivamente los procesos tradicionales de curtiduría, así como todas las características de las instalaciones y sus usos. A su memoria se suman las voces de Josefa Ageno Cabrera, Julián Trujillo Ramos (hijo del propietario de la tenería), Manuel Batista Santana, José Hernández Sánchez y Juan Manuel Auta Hernández, entre otros.
“En la divulgación del patrimonio es fundamental contar con las personas que de una manera u otra han sido los que han construido ese paisaje, los que han construido esas identidades, esos conocimientos” señala Cabrera que considera que este libro no es otra cosa “que una dedicatoria a todas esas personas, que transmitieron sus saberes hasta hoy”.
Dice haber sentido una inquietud “por intentar, al menos, contarle a las generaciones futuras que van a vivir en el territorio” el cómo, el dónde, hasta el detalle. Que en la fecha actual, con el libro publicado, no quedan ya testimonios vivos de trabajadores de esta tenería. Que el valor de estos saberes profundiza no solo en lo patrimonial, industrial o etnográfico, sino que ofrece una herramienta viva, gracias a esa recuperación testimonial, de artesanado de trabajo en el cuero. Por el momento, este libro es la aportación de Antonio Cabrera Robayna a esa memoria dinámica. La huella de Mézquez le atraviesa, así, rumbo al futuro.













Comentarios
1 SeñoritaRock&Roll Jue, 17/07/2025 - 10:56
Añadir nuevo comentario