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La tradición quesera vence a la burocracia

La regularización de la Quesería Río Cabras, tres décadas después de su apertura, ha reabierto el debate sobre las trabas burocráticas que afectan al sector primario de Fuerteventura

Janey Castañeyra 0 COMENTARIOS 09/07/2025 - 07:18

Los quesos de Río Cabras se elaboran a los pies del barranco del mismo nombre, en la zona de los Llanos Pelados (Tesjuate, Puerto del Rosario) desde al menos el año 1991, pero han sido cuatro generaciones de la familia Perdomo Fernández las que desde mucho antes, iniciaron esta tradición.

La ganadería y la producción de queso son actividades milenarias para la población de Fuerteventura pero, por motivos difíciles de explicar, todavía a día de hoy, en demasiadas ocasiones, estas actividades se han quedado en un limbo de alegalidad.

La Quesería Río Cabras, que fundaron María Isabel Fernández e Isidro Perdomo, ha dado un ejemplo reciente de esta situación, tras ser finalmente legalizada con el acuerdo que comunicaba el Consejo de Gobierno de Canarias el pasado 23 de junio, en pleno 2025.

La hija menor del matrimonio, Yurena Perdomo, recuerda que su “abuela siempre tenía cabras y hacía quesos”. “Tengo 44 años y, cuando nací, en Puerto del Rosario, mis padres se vinieron aquí. Desde que llegaron siempre tuvieron cabras y hacían queso. Lo que pasa es que en los años 80 eso no se legalizaba. Registrabas la casa y poco más”.

Sobre las paredes del establecimiento lucen los incontables premios en concursos que durante todos estos años ha obtenido el negocio familiar, y su acreditación como integrantes de la Denominación de Origen del Queso Majorero. La finca cuenta con un bonito punto de venta, que se encuentra entre las rutas recomendadas en la web del Patronato de Turismo.

Venden el queso que elaboran prácticamente a diario a residentes y visitantes y, a los ojos de cualquiera, la explotación transmite sensación de normalidad. Pero los trámites burocráticos han supuesto una incertidumbre durante todos estos años. Y, especialmente, al igual que les ha ocurrido a otras muchas ganaderías majoreras, a medida que la Isla iba creciendo.

“Una lleva aquí toda la vida, y luego llegan otros creyéndose los propietarios”, relata Yurena, en alusión a vecinos que se han mudado a la zona, con la ganadería ya en marcha. “Molestan los pelos, molestan los corrales, molestan las cabras... Llegan diciendo: me molesta todo, y creyéndose dueños”, protesta. Por eso, reciben con alegría la noticia de la regularización: “Nuestra lucha ha sido siempre esa, que sepan que estamos aquí, que te puedes venir a vivir, pero acuérdate que yo estaba antes”.

Aunque el camino no ha sido fácil, pues han sido años y años de trámites: “Mis hermanos fueron creciendo, ayudando, y cuando mi padre murió, ya nos encargamos nosotros. Vimos cómo estaba todo, y fue mi hermano Víctor el que se encargó de intentar legalizar. Los técnicos del Cabildo nos trataban de ayudar, pero fíjate el tiempo que ha pasado desde que empezamos que algunos ya se han jubilado”.

Tras fallecer Isidro, María Isabel continúa echando una mano, y otro de los cuatro hijos, Óscar Perdomo, es el maestro quesero, con la incorporación más reciente al negocio familiar de una tercera generación, la joven María Isabel Rodríguez, hija de Yurena.

Producto artesanal

La ganadería familiar de los Perdomo Fernández elabora sus quesos con métodos naturales y tradicionales, a partir de la leche que dan sus propias cabras, medio millar de animales que no solo se alimentan con pienso: “También las soltamos cada día, tres o cuatro horas, para que pasten”, relataba el maestro quesero.

Al menos 17 ganaderías de la Isla esperan poder seguir el mismo camino

“Elaboramos un producto artesano, de leche recién ordeñada y de animales que comen bien”, y que eso mismo lo reconoce una clientela que aprecia “la cercanía y el entorno natural”, añade Óscar. Pero el hecho de ser una explotación que combina tradición, profesionalización y producción natural y de cercanía, no ha evitado que la resolución del Gobierno de Canarias esté incompleta, al menos por el momento.

Tras acreditar que la explotación existe desde 1991, ocho años antes de la entrada en vigor de la Ley de Ordenación del Territorio en Canarias, la ganadería de Tesjaute ha regularizado una explotación de 556 cabezas de ganado caprino, y ahora, la resolución les reconoce también actividades adicionales, como la producción de huevos de gallina, y de carne de porcino o de ovino.

Aunque la resolución supone la “autorización definitiva” tanto de la actividad como de las actuales edificaciones e instalaciones, el Ejecutivo apostilla que será bajo el cumplimiento posterior de las “actuaciones pertinentes en materia sanitaria, ambiental, funcional, estética y de bienestar animal”, dando un plazo de 18 meses para corroborar esas mejoras.

A la familia todavía le preocupa cumplir los condicionantes, pero el director general de Ganadería del Gobierno de Canarias, Andrés Díaz Matoso, le resta importancia, sabedor de que lo más difícil ya está hecho.

Bajo la lupa de Europa

Andrés Díaz Matoso detalla para este reportaje de Diario de Fuerteventura y Fuerteventura Digital que esta legalización llega tras “un periodo de cuatro años en el que no se había legalizado ninguna explotación”, en referencia a la anterior legislatura del Pacto de las Flores.

La situación legal de las explotaciones ganaderas y de producción quesera es clave, pues si bien todavía no ha quedado ninguna fuera de las ayudas europeas y de las que otorga el Ejecutivo autonómico -“esperemos que no ocurra nunca”, dice Díaz Matoso-, esa posibilidad sobrevuela al resto de ganaderías que todavía no han conseguido regularizarse total o parcialmente, unas 120 en Canarias, y 17 en Fuerteventura.

Andrés Díaz Matoso, director de Ganadería: “Se exige distancia a las ganaderías de las viviendas, pero no al revés, es ilógico”

-Con la regularización de la Ganadería Río Cabras, surge la pregunta sobre cómo está el resto de explotaciones ¿Es una situación de irregularidad, ilegalidad, alegalidad...?

-De las trabas burocráticas que tienen, el 90 por ciento son problemas urbanísticos. Es verdad que llevan haciendo la actividad muchos años, pero la normativa ha ido actualizando los planes generales, o el Plan Insular, y hemos dejado el sector primario un poquito de lado. En la época del anterior director general, hace ocho años, David de Vera impulsó esta legalización de explotaciones, y salieron bastantes. Pero el tema estaba medio dormido y lo hemos retomado. 

-¿Cuántas explotaciones quedan todavía por regularizar, en Fuerteventura y en Canarias?

-Tenemos pendientes unas 120 en Canarias, de las que 80 están todavía con trámites administrativos; 17 de ellas son de Fuerteventura. En estos dos años ya hemos legalizado dos en Tenerife, dos en Gran Canaria, una en Lanzarote, la de Río Cabras en Tesjuate, y recientemente otra en El Hierro. Estamos trabajando para llevar a aprobación un bloque de 10 o 12 ganaderías. Se sacaron a información pública hace ocho años, que es un proceso que se tiene que hacer por ley, pero al pasar tanto tiempo se tuvieron que volver a publicar. Ahora llegan las regularizaciones, pero es fruto de un trabajo que no se ha visto y que llevamos estos dos años haciendo.

-¿Por qué tienen tantos problemas las explotaciones agrarias, cuando son actividades que, en su mayoría, llevan años y años de actividad?

-Para proyectar una granja, como técnico, lo primero que tengo que mirar es la distancia con las viviendas que marca el planeamiento. Por ejemplo, una granja de Tuineje está a 1.200 metros de la última vivienda, pero si viene un vecino y construye, se queda a menos de 1.000 metros del límite que marca el Plan General. Si este ganadero, por medidas de bienestar animal, tiene que ampliar, pues resulta que ya no puede, porque tiene una vivienda al lado. Las normas exigen a las explotaciones una distancia con las viviendas, pero no al revés. Y claro, es ilógico. Y ese es el mayor problema que tienen las explotaciones en Canarias, en el país, y yo creo que en Europa también.

-Pero si alguien se muda, o quiere construir en una zona rural, puede ver de antemano que ahí hay una ganadería…

-Francia, por ejemplo, ya ha dado ese paso, con una ley para proteger las explotaciones. Y dice que si tú te vas a vivir cerca de una explotación ganadera asumes que ahí hay animales. Desde la Dirección General de Ganadería hemos retomado el Reglamento del Suelo Agrario y dado audiencia a los cabildos y municipios. La idea es generar una ordenanza, que reduce las distancias con las viviendas, y que da facilidades a los planes generales para modificarse y adaptarse de la manera más favorable al sector primario. Estamos seguros de que este documento marcará un antes y un después.