0 COMENTARIOS 22/04/2024 - 09:00

Con lo del modelo turístico, o social, pasa más o menos lo mismo que con lo del cambio climático. Aquellos que lo niegan, en el fondo no combaten una realidad o una predicción, sino que defienden su posición. Lo que más les asusta del cambio climático es la primera parte: el cambio.

Aunque no la buscan, confían en que habrá una solución casi mágica (siempre tecnológica) para que las cosas sigan como están. Y, aunque no lo digan, lo que plantean es que, sean como sean los efectos de ese cambio climático, no van a renunciar a nada. El que no entre en la solución, es su problema, y el que venga detrás, que se las apañe.

Los que dicen que este modelo turístico aún puede funcionar, aunque sea con unos retoques, defienden su posición. Así les va bien. Pero consiste en que nos vaya bien a todos. Ese es el debate. Hasta ahora, el planteamiento siempre era el mismo: toda inversión económica es beneficiosa, todo proyecto de expansión es positivo, crecer es necesario. Pues a base de sumar proyectos positivos hemos llegado a esta situación y el resultado no ha sido el esperado.

La fórmula, por tanto, no es válida. Y, en realidad, lo peor de todo es que no es el modelo económico el que no funciona. Funciona a su manera: si obvias que detrás de las cifras hay personas, las cosas van bien. Es este modelo democrático el que falla, que es incapaz de gobernar al modelo económico.

 

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