El número de clases confinadas al finalizar el primer mes del año ascendía a 11, mientras que la cifra de alumnos contagiados en Fuerteventura llegaba a 779
Los estragos de ómicron en Fuerteventura: aulas confinadas y clases sin profesores
El número de clases confinadas al finalizar el primer mes del año ascendía a 11, mientras que la cifra de alumnos contagiados en Fuerteventura llegaba a 779
“Un día a día en el centro supone tener muchos fuegos a la vez que hay que ir apagando continuamente, pero que enseguida vuelven a coger llama”. Así describe la directora del IES Puerto Cabras Rafael Báez, Laura Dorta, un día en el instituto durante la sexta ola. “La normalidad es ya estresante, pero a eso hay que sumar una situación pandémica, esto es un agotamiento extremo”, insiste.
Tras las vacaciones de Navidad, la sexta ola ha ido dejando un reguero de contagios entre el profesorado y alumnado majorero hasta dibujar un panorama jamás visto en estos dos años de pandemia. Los centros educativos de la Isla viven con el estrés de saber que, de un momento a otro, saltará un positivo entre los alumnos o profesores.
“La sexta ola nos ha terminado de rematar”, asegura la directora del IES Puerto Cabras Rafael Báez. Su centro sale adelante cada día con una media de cinco profesores de baja. Unos porque se han contagiado con Covid y otros porque tienen hijos menores que han dado positivo y se tienen que quedar en casa a su cuidado. A las bajas que deja el coronavirus, se pueden unir faltas del profesorado por citas médicas u otro tipo de deberes inexcusables.
Reconoce que trabajar en un centro donde faltan cinco profesores de media a diario y con un alumnado entre el que cada día saltan positivos y al que hay que “dar y garantizar una formación telemática es una carga laboral para el docente que está trabajando”. Y enumera tareas: “dar clase, sustituir, garantizar que se cumpla el protocolo Covid, trabajar la programación... Son muchos los frentes y estamos agotados”.
Los centros tienen un plan de sustitución del profesorado en caso de que se produzcan bajas. En este instituto han tenido que tirar de él. Su directora explica cómo, con la media de cinco bajas cada día, “lo podemos afrontar con el profesorado de guardia, aunque también hemos tenido que tirar de las horas complementarias como jefaturas de departamento o horas que se utilizan para llevar a cabo proyectos educativos que dan calidad a la educación”.
Laura asegura que todas estas circunstancias dictadas por la pandemia han ido mermado por el camino la calidad educativa. “Realizamos proyectos donde se trabaja de forma cooperativa y eso no se puede llevar a cabo. Esto, al final, va a pasarle factura a la socialización”, lamenta. Y recuerda que “todos esos proyectos que se llevan a cabo en los centros educativos que fomentan la integración, igualdad, cooperación, solidaridad o convivencia escolar, y que trabajábamos de manera continua, los hemos tenido que dejar un segundo plano. Ahora, hay una prioridad aplastante que es la de mantener el protocolo Covid”.
“La normalidad es ya estresante, pero con la pandemia es un agotamiento extremo”
En el caso del alumnado, el instituto ha ido registrando unos 20 alumnos positivos a la semana durante el mes de enero con una media de cuatro o cinco al día. Laura reconoce que esta sexta ola “ha sido horrible. Hemos visto cómo al alumnado le aparecen los síntomas durante la jornada y el profesor tiene que actuar y aplicar el protocolo”.
En el colegio Millares Carló cruzan los dedos para que la propagación del Covid no vaya a más. De momento, han conseguido salir más o menos airosos. Tras el regreso de las vacaciones de Navidad, solo han confinado un aula de infantil de tres años. El primer trimestre, solo una, después de que saltara un contagio en un aula.
Hasta las vacaciones de Navidad, Sanidad confinaba el aula desde el momento en el que aparecía un positivo. Tras el regreso, se cambiaron los protocolos de actuación y en infantil y primaria dejaron de estar obligados a hacer cuarentena todos los compañeros de clase de un niño que ha dado positivo. Solo se confina el aula cuando hay cinco positivos o más del 20 por ciento de los alumnos del grupo.
Este pasado enero ha dejado centros en la Isla hasta con 10 profesores de baja al mismo tiempo y varias aulas confinadas. Según datos de la Consejería de Educación canaria, el número de alumnos contagiados con fecha de 31 de enero era de 779 de un total 19.954 estudiantes que hay en Fuerteventura, mientras los docentes contagiados eran 11 de los 966 profesionales de la enseñanza que ejercen en la Isla. Las aulas confinadas eran 11.
“Hemos tenido muchísima suerte porque los casos han sido aislados y no ha habido que confinar aulas en el centro”, asegura la directora del Millares Carló, Nazaret de León. Tampoco el Covid se ha cebado demasiado con el profesorado. “No hemos notado tantas bajas de profesorado porque se han ido contagiando a cuentagotas”, explica. Con contagios dispersos entre el profesorado se ha podido ir tirando de los tres profesores de refuerzo Covid con los que cuenta el colegio desde el inicio de curso.
En cambio, sí ha habido bastantes contagios en las aulas. Al día, saltan dos o tres casos, sobre todo en la franja de infantil de tres a cinco años. Nazaret de León recuerda que es ahí donde “la mascarilla no es obligatoria. Los niños comparten patio, desayunan juntos y es donde hemos notado más casos”.
Alumnos del IES Puerto Cabras Rafael Báez.
Lo normal en el centro estas semanas son clases de 15 o 16 alumnos. El resto están en su casa, “no porque estén contagiados sino porque los padres sí lo están y los dejan en casa por precaución”, aclara la directora del Millares. En el colegio también se respira cansancio entre el profesorado. Nazaret insiste en que han sido dos cursos “muy duros” en los que se ha tenido que lidiar con una pandemia, un confinamiento y un salto de la docencia a las nuevas tecnologías en apenas unos días.
El equipo directivo también se ha visto desbordado. El papeleo y la burocracia los asfixia. En los últimos tiempos, han tenido que convertirse casi en “rastreadores Covid”. La directora del Millares explica que “todos los días tenemos que registrar los casos y mandar un informe. En un principio, Sanidad se encargaba de confinar las aulas. Ahora, están tan desbordados que somos los centros quienes tenemos que avisar a las familias cuando se van a confinar”.
La delegada sindical de STEC Fuerteventura, Antonia Espino, coincide con sus colegas docentes en asegurar que el índice de contagios en Covid tras el regreso de Navidad es “considerable”. En las cinco olas anteriores, “no estuvo tan mal como está ahora. Casi no hay centros donde haya alguien contagiado” y recuerda que ha habido centros de secundaria de la Isla donde hubo el pasado mes de enero entre 12 y 14 profesores de baja a la vez.
Según Espino, se están encontrando con clases medio vacías y aulas que cumplen los requisitos para estar confinadas, pero “no se han cerrado” porque hay padres que optan por dejar al niño en casa y no comunicar que son positivos.
Docentes vulnerables
En medio de esta situación de estrés y caos, ¿se está teniendo en cuenta la salud del colectivo de profesores vulnerables? La delegada sindical en Fuerteventura responde a la pregunta asegurando que hasta el curso pasado se les tuvo en cuenta: “había personas asmáticas o con una patología determinada a las que se les dio la opción de estar de baja o dar clases online. Ahora eso no se contempla”. En cuanto a la forma de cubrir a los profesores que se han quedado en casa por culpa del virus, Espino critica que la Administración aplique “abusivamente” los planes de sustituciones cortas y recuerda que, de esa forma, “se dejan sin cobertura actividades imprescindibles como tutorías, reuniones de coordinación y docencia compartida”.
Desde el sindicato STEC, creen que las medidas que plantea la Consejería de Educación son “insuficientes y no adecuadas” y piden nombramientos inmediatos y profesorado volante para poder sustituir inmediatamente. En este sentido, consideran que las bajas de los docentes deben ser cubiertas por personal que se encuentre en listas y no con planes de sustitución de los centros, tal y como se está haciendo hasta ahora.
“Muchos docentes están desbordados ante la cantidad de casos”, sostiene ANPE
Desde septiembre de 2020, Eusebio Rosales, del sindicato ANPE Canarias, visita cada mes todos los centros educativos de Fuerteventura. Ha sido testigo en primera línea de los cambios de protocolos y el aumento de contagios de las últimas semanas. “Muchos de los compañeros y directores están desbordados ante la cantidad de casos”, sostiene. Sobre todo, apunta, “los cargos directivos que ya tenían una carga burocrática enorme de documentación que le pide la Administración y ahora se ven sustituyendo a compañeros de baja”. Mientras tanto, la Consejería de Educación redujo casi un millar el número de docentes Covid nombrados el curso pasado.
En este sentido, una de las medidas que el sindicato ha vuelto a reivindicar es la enfermera escolar: “Para esta época que estamos viviendo hubiera sido un logro tenerla implantada y podría solucionar algunos temas porque, por ejemplo, es el profesorado quien tiene que estar llamando a los padres y hacer el rastreo”.
Además del aumento de plantilla Covid, desde ANPE Canarias proponen medidas sanitarias que den garantías a familias y profesores. La primera de ellas es el acceso del profesorado a pruebas PCR o test de antígenos cuando hayan tenido contacto estrecho con positivos y rastreos y cribados periódicos para detectar asintomáticos y prevenir brotes mayores.
Desde ANPE también son críticos con la relajación de restricciones aplicadas este curso en las aulas. Respecto al curso anterior, los principales cambios son el aumento en las ratios de infantil, que han pasado de 20 a 25 alumnos por aula, y en secundaria, que ha pasado de 20 a 27 en primero de secundaria, mientras que, en el resto de los cursos, hasta segundo de bachillerato, es de 30. También se ha reducido la distancia entre alumnos de 1,5 metros a 1,2 en secundaria.
Para Eusebio Rosales, rebajar las restricciones “no ha sido correcto” y aclara que con esta fórmula “la Consejería de Educación ha nombrado menos docentes”. Antonia Espino, del sindicato STEC, también se muestra contraria a las medidas adoptadas para este curso y opina que las ratios deben ser otra vez de un máximo de 20 alumnos y la distancia, acercarse a 1,50 metros. “Esas medidas fueron fundamentales el curso pasado. No hubo tantos contagios porque se llevaron a rajatabla”, asegura.
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