La Iglesia puso a su nombre en Fuerteventura un total de 102 bienes, aprovechando la reforma legislativa del Gobierno de Aznar, que permitió que entre 1998 y 2015 pudiese inmatricular en el conjunto del país un total de 34.961 fincas con una simple “certificación eclesiástica”.

De los 102 bienes inmatriculados en Fuerteventura por la Diócesis de Canarias, la mayoría, un total de 55, se pusieron a su nombre con una simple certificación eclesiástica. Así se pone de manifiesto en el informe que este martes se registró en el Congreso de los Diputados.

Solo en Puerto del Rosario, la Diócesis inmatriculó desde 1998 un total de 60 bienes: entre ellos, la iglesia de Santa Ana y las ermitas de San Pedro Alcántara, San Agustín y Santa Mónica, Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora de la Merced y Nuestra Señora de la Concepción. También los cementerios de Tetir y Casillas del Ángel.

Asimismo, la Diócesis inscribió en el Registro dos viviendas y otros tantos almacenes en Puerto del Rosario, en estos casos sin más título que una certificación eclesiástica, además de 48 fincas rústicas en el municipio capitalino.

En el municipio de La Oliva, la Diócesis de Canarias inscribió con certificaciones eclesiásticas seis bienes: la iglesia de La Candelaria, las ermitas de San Antonio, San Vicente Ferrer, San Juan Bautista y Nuestra Señora de la Caridad, así como una parcela.

En la villa histórica de Betancuria a nombre de la Iglesia católica y la Diócesis de Canarias aparecen 16 bienes, inmatriculados solo con certificaciones. Entre ellos los conventos de San Francisco y San Diego de Alcalá, la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción o las ermitas de Santa Inés y Nuestra Señora de la Peña. Además, en Betancuria se inmatricularon 11 fincas de “pastos”.

En Antigua, la Diócesis hizo lo mismo con otros 12 bienes, solo con certificaciones eclesiásticas: las ermitas de San Isidro, Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestra Señora de la Caridad del Cobre y la de San Roque, el cementerio de Antigua, la casa parroquial y cinco fincas de pastos. También aparece otra inscripción: “Plaza de Antigua, 3”.

En el sur de Fuerteventura, la Diócesis de Canarias inmatriculó entre 1998 y 2015 un total de ocho bienes, sin aportar más documentación que certificaciones eclesiásticas expedidas por la propia Iglesia.

Así, en Pájara puso a su nombre la ermita de Nuestra Señora de Fátima en Tarajal de Sancho, la de San Antonio en Toto y un cementerio, pero también una parcela en La Lajita. También tres templos en Tuineje (en la cabecera del municipio, en Tiscamanita y en Tesejerague) y una finca de “pastos” en Las Playitas.

Polémica con las inmatriculaciones

En 2017, en el Congreso se aprobó una proposición no de ley a instancias del PSOE para que en el plazo “improrrogable” de seis meses se elaborase un estudio que recogiese “todos aquellos bienes que desde 1998 han sido inmatriculados a favor de la Iglesia Católica, y proceda a reclamar la titularidad del dominio o de otros derechos reales inmatriculados a favor de la misma, si dicha inmatriculación se hizo sin la necesaria existencia de un título material y previo que justifique la titularidad”.

En el conjunto del país, la Iglesia inmatriculó un total de 34.961 fincas entre 1998 y 2015, aprovechando la posibilidad de hacerlo con la certificación eclesiástica que autorizó el Gobierno de Aznar.

Una vez que se conocen los bienes que la Iglesia ha puesto a su nombre, ahora esas inscripciones pueden ser “contestadas”, como reconoció la vicepresidenta del Gobierno central, Carmen Calvo, al presentar el informe. Para ello, dijo, “estará la vía de los tribunales”.