ENTREVISTA

Ismael Serrano: “Creo que hay una apuesta por el escapismo, frente a entender la realidad”

El cantautor madrileño llega a Fuerteventura con su disco 'Seremos', con un concierto en el Auditorio Insular

María Valerón 0 COMENTARIOS 19/11/2022 - 13:45

El cantautor sonríe y se disculpa: “Hace muchísimos años que no tocamos en Fuerteventura. Siempre está en nuestros planes, aunque es complicado”. Adelanta que el concierto de hoy será en el formato más sencillo, un regreso al acústico: cantautor y guitarra, sobre el escenario. Ismael Serrano llega este sábado al Auditorio Insular de Puerto del Rosario dentro de su gira por Canarias con 'Seremos', un álbum que explora la realidad inmediata con piezas dedicadas a la polarización y desinformación en redes sociales, el movimiento feminista masivo a nivel global, pero también el territorio personal y emocional.

-Has insistido mucho durante la promoción de este álbum en la importancia del relato, de irradiar concepto siempre. ¿Cuál es el relato de 'Seremos'?

-Creo que siempre he estado obsesionado con el relato: mi primera canción de éxito es 'Papá cuéntame otra vez', que habla justo de eso: reprocho a la generación de mis padres su relato y ahora la canto preguntándome cuál es el relato de mi generación. El disco está escrito en un momento de pandemia y creo que se formula en futuro precisamente por eso: desde la necesidad de seguir creyendo en el futuro. Vivimos en tiempo de desánimo, hay cierta tendencia al pesimismo, damos por perdidas batallas que aún están en disputa. Creo que el relato es precisamente ese: el no dar por perdidas esas batallas, seguir mirando hacia adelante, levantar la mirada hacia el futuro y no resignarse, no sucumbir al desaliento.

-Defendiste (desde el optimismo) en la promoción inicial del disco que la pandemia nos transformaría, aún era reciente el confinamiento. ¿Sigues pensando igual?

-Creo que aún estamos atravesados por un trauma que no hemos digerido y no hemos sido conscientes (es muy reciente). Tengo una fe casi ciega en el ser humano, por lo que sí creo que ha dejado una enseñanza en positivo a pesar de los pesares, que ha dejado una huella en nosotros que de manera inconsciente va a repercutir en nuestra cotidianidad, en el día a día, pero también en lo político (por ejemplo, la defensa de la sanidad pública en Madrid, con una convocatoria masiva de la ciudadanía en la calle). Hay pequeños detalles que sí anuncian un cambio de paradigma, pero ocurre que ante un cambio de paradigma hay una enorme resistencia por parte de los elementos más reaccionarios, muy virulentos y muy visibles, que ponen todas sus baterías de cañones para que el cambio no suceda. Vivimos un momento de encrucijada importante y por eso uno se asusta con el auge de ultraderecha, pero ese auge es una reacción ante un cambio de realidad. Son tiempos convulsos y hay que ser muy positivos. Creo que en eso del pesimismo hay casi una intención política, que es resignarnos y que abandonemos nuestra responsabilidad en muchos aspectos. Yo me resisto a eso.

“Aquello de obsesionarse con el relato viene de que a mí, en realidad, lo que me gusta es contar historias”

-Defender la esperanza para el progreso social. ¿Para eso sirven las canciones, para no perder la esperanza?

-Yo creo que sí. Creo que las canciones sirven para no perder la esperanza. Hay una frase que leí no hace mucho que decía que la esperanza no solamente parte de la convicción de que las cosas van a salir bien, sino también de la necesidad de que las cosas tengan sentido. A eso también ayudan las canciones, a que las cosas tengan sentido. Muy a menudo no entiendes lo que te pasa, en el amor, en el desamor y cuando te sientes golpeado por la realidad. Las canciones te hacen compañía y tienen ese valor terapéutico, te ayudan no sé si a comprender lo que pasa, pero sí a convivir con ello.

-Desde La Llamada pasaron siete años, ¿por qué esta espera, desde tu último álbum?

-Inicié otros proyectos: edité mi primer libro de relatos, monté una editorial, publiqué varios libros infantiles, estuve trabajando en música para niños y niñas. Aquello de obsesionarse con el relato viene de que a mí, en realidad, lo que me gusta es contar historias y me doy cuenta de que la música es importante para contar, pero no es lo único. Me gustan muchas otras formas de generar ese relato que busco.

-¿Una necesidad de encontrarlo fuera del escenario, quizás?

-Trato de ser feliz también cuando me bajo del escenario: aunque me encante mi oficio me gusta regresar de vez en cuando. Me obsesiona el haber conocido artistas que solo son felices encima del escenario y no se puede vivir siempre encima del escenario: lo que vives en el escenario es un espejismo, casi una droga. Vivir en ese estado permanente creo que no es muy saludable, te hace tener una imagen distorsionada de la realidad, te aleja de la realidad que es la que te nutre para hacer canciones. La vida son otras cosas.

-En este disco hay mucho de parodia al estereotipo del cantautor, ¿hubo una necesidad de romper con el 'personaje' del escenario, era agotador?

-Me río mucho, sí. Este disco empieza diciendo: “No soy el cantautor que vino a ordenarte la vida”; esa idea aparece varias veces, también cuando la chica le dice “Cállate y baila” al cantautor, que tiende todo el rato a hablar y a tratar de resolver el mundo y es prepotente. Creo que hay un empeño permanente en ponerme en mi sitio a mí mismo, donde deconstruyo un poco el tópico del cantautor. Yo me siento muy encasillado porque lo he reivindicado de manera clara, en un tiempo en que nadie reivindica el término, incluso compañeros del oficio que comparten referencias y comparten amor por la tradición lo desdeñan y evitan.

“Los cantautores están ahí, siempre van a estar ahí. Otra cosa es que el término esté un poco denostado”

-¿Dónde están los cantautores? La pregunta inevitable de todas las entrevistas...

-Los cantautores están ahí, siempre van a estar ahí. Otra cosa es que el término esté un poco denostado y que compita de forma muy desigual con otro tipo de géneros. A día de hoy, creo que la vanguardia en la música de cantautor está formada por mujeres cantautoras, como Rozalén, quizás la más conocida, de más éxito, o como EDE, cantautora maravillosa y muy joven, que presenta ahora su disco.

-¿Por qué esa idea de que 'cantautor' ha pasado a ser un término denostado?

Porque hay un público, pero compiten de forma desigual. Por ejemplo en Spotify existen muchas listas oficiales de pop, música urbana y existen listas hechas por algoritmos y otras por prescriptores (al loro de novedades que conforman las listas). En el caso de los cantautores solo hay una lista oficial, hecha por un algoritmo. Alguien que empieza lo tiene muy difícil y eso sí determina cómo está el panorama musical, la dictadura del algoritmo: el cantautor compite de manera desigual, más aún si cree en un relato. Si echamos un vistazo a las visualizaciones de cualquier vídeo vemos que el 90% no llega al minuto: cuando vas a hacer un relato o construyes una canción que no se basa en un estribillo, sino que cuenta una historia, lo tienes difícil. El algoritmo maltrata según qué contenidos. Muchas veces me pregunto hasta qué punto el algoritmo está determinando la creación audiovisual, porque muchos artistas crean en función de cómo aparecer en las búsquedas.

-En tu disco haces una crítica, precisamente, a esa nueva sociedad 'fastfood', formada en las redes sociales. ¿Te sientes un alien en este mundo rápido?

-Puede ser. Creo que hay una apuesta por el escapismo, frente a entender la realidad. Hay ahora una propuesta que creo que tiene que ver con la huida de lo real, los cantautores hacemos otro tipo de propuestas: un ejercicio de inmersión en la realidad. Me parece que determinada música urbana y la experiencia que ofrecen festivales y ciertos espectáculos tiene mucho que ver con el escapismo y no tanto con el ejercicio de inmersión que otras músicas proponen, con otros contenidos, con otros vuelos poéticos. Quizás eso tenga que ver con que uno se sienta, efectivamente, un alienígena en un contexto en que, sobre todo la gente más joven, lo que se quiere es escapar. Aunque la música de autor siempre va a existir, y tiene su público.

-Las personas jóvenes, ¿a qué deberían estar cantando?

-A lo que les pasa. Tengo la sensación de que no escriben sobre lo que les sucede, escriben en función de lo que creen que otros van a escuchar. Eso o no les pasa nada, pero yo creo que sí les pasa algo: la vida es más que vivir en una ruptura sentimental permanente. Deberían mirar más allá de su ombligo, levantar la mirada y ver que en la vida ocurren muchas cosas. Y si la verdad es que no les pasa nada, porque son absolutamente privilegiados (porque es verdad que para dedicarse a la música hoy en día se necesita un cierto punto de privilegio), creo que ese privilegio no significa aislarse del mundo como para no cantarle a otras cosas que suceden y afectan en el día a día.

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