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El Matorral pide una reactivación cultural y acabar con el abandono

El vecindario reclama un plan integral de reforma en la localidad con mejoras en el asfaltado, alcantarillado, luminarias, jardineras, bancos o sombras

Itziar Fernández 1 COMENTARIOS 15/06/2022 - 07:51

Los barrios de El Matorral y La Mareta forman parte de esa olvidada y abandonada periferia de Puerto del Rosario. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), El Matorral tiene una población censada hasta diciembre de 2021 de 2.741 habitantes y Los Llanos de La Mareta puede rondar los 300 residentes. Dos núcleos que han sufrido desde hace años el aislamiento y el olvido de las instituciones, con calles en mal estado e instalaciones públicas bastante deficitarias. Sin asfalto, alumbrado, aceras o red de alcantarillado, el vecindario exige de una vez un proyecto de modernización de los espacios públicos con ficha presupuestaria y que las autoridades se tomen en serio la mejora del extrarradio portuense.

Estos barrios se han llenado de familias trabajadoras que han conseguido vivienda más barata y de calidad, y reúne a una alta población infantil y juvenil, que necesita servicios para estudiar, moverse y disfrutar de ocio con la familia y amigos. Este mes de junio los vecinos recuperan sus conocidas fiestas en honor a San Juan Bautista, su tradicional hoguera y los bailes en la calle. Unos festejos que vuelven, del 13 al 24 de junio, tras dos años de ausencia por la pandemia.

La presidenta y la secretaria de la Asociación de Vecinos San Juan de El Matorral, Mercedes Carrasco y Yohanna Marcilla, respectivamente, anuncian que este año han logrado rescatar sus conocidas fiestas de San Juan Bautista, gracias al apoyo del concejal de Festejos, David Perdomo. “También hemos solicitado en la Concejalía de Desarrollo Local las llaves de los locales del centro cultural, para celebrar actividades en los días festivos, meriendas y organizar talleres”, detalla Mercedes.

La asociación consiguió que en este curso se impartieran clases de gimnasia para adultos y de apoyo para niños, junto a la recuperación de los aparatos de calistenia que habían sido retirados. “También logramos que se nos incluya dentro del programa formativo de Radio Ecca, para que los niños puedan acceder a clases de apoyo”, manifiesta esta vecina y madre.

Desde el colectivo vecinal también solicitan la celebración de jornadas de animación en la plaza los fines de semana para la juventud. “Estamos contentas porque la ‘furgojoven’, que dirige Vahity Santana, hará una parada en este barrio durante el verano”, anuncia Yohanna.

El vecindario considera esencial que el grupo de gobierno del Ayuntamiento capitalino, encabezado por el alcalde Juan Jiménez, redacte un plan integral de mejora de las instalaciones e infraestructuras públicas en este barrio, que se dote la plaza de bancos, sombras y jardineras, que se reforme el parque infantil y se acondicione un parque urbano de mayores o aumentar las zonas deportivas al aire libre. “Este pueblo necesita una modernización para poder disfrutar de zonas de ocio con calidad y al aire libre”, solicita Yohanna.

“Hay una carencia de actividades culturales los fines de semana, especialmente en verano, y hemos pedido actividades como manualidades y talleres de música, para que la juventud y familias tengan alternativas de ocio en la calle”, añade esta vecina, implicada en la mejora de la vida social y cultural de la localidad.

Las familias afirman que faltan otras actividades complementarias durante el curso, como clases de idiomas, teatro, fotografía, audiovisuales, danza o música, y otras disciplinas artísticas muy demandas por una sociedad cada vez con más inquietudes culturales y conectada a las nuevas tecnologías. En concreto, desde hace cinco años la unión de la asociación vecinal ha sido clave para evitar que el pueblo cayera en el abandono y conseguir que las familias pudieran acceder a unos servicios básicos.

Ambos núcleos –El Matorral y La Mareta- se sitúan en un lugar estratégico en Fuerteventura, junto al aeropuerto insular, por el que circulan a diario miles de vehículos cada día, en la ruta norte a sur. Sin embargo, el deterioro y el aspecto de ser un lugar abandonado se habían convertido en un fenómeno crónico.

Plagas de moscas

Según la dirección en la que sople el viento, el pueblo soporta los malos olores que desprende la planta depuradora y las plagas de moscas y mosquitos resultan “insoportables”. El vecindario cree que las autoridades hacen oídos sordos al problema y nadie quiere asumir la responsabilidad de mejorar estas instalaciones. “Desde hace años reclamamos que se solucionen los problemas con la depuradora y se instale una red de alcantarillado en condiciones, pero falta iniciativa y voluntad política para resolver los problemas más graves de este barrio”, afirman las representantes de la asociación vecinal.

Por otro lado, los ciudadanos también se quejan del deficiente estado que presentan las instalaciones deportivas. “Los pequeños salen de la cancha de fútbol tiznados del caucho negro, porque el pavimento está en muy mal estado, no hay campo de baloncesto, la cancha de atletismo está abandonada, y queda mucha labor en la mejora de aceras y calles para transitar con los carros de bebé”, añade la portavoz vecinal, que reside desde 2004 en El Matorral. “Aquí no he visto prácticamente reformas y urge mejorar la accesibilidad, porque en el pueblo existen muchas barreras arquitectónicas”, menciona.

Otra residente, María del Carmen Alonso, insiste en la necesidad de terminar y mejorar las aceras por todo el barrio, ya que algunas son de tierra y crece la hierba por todos lados. “Los mayores pedimos aceras, que asfalten las calles, pongan farolas y mejoren los aparcamientos”, comenta esta vecina. También se quejan de la falta de contenedores para reciclar la basura, ya que la mayoría de las vías solo tienen el clásico negro para depositar residuos orgánicos. También piden más papeleras y que se intensifique el servicio de limpieza.

Yohanna, secretaria de la asociación de vecinos de El Matorral. Foto: cedida.

Un vecino de origen italiano que habita desde hace cinco meses en la zona valora la tranquilidad y el ambiente familiar de esta localidad, pero cree que se debe concienciar en la selección y reciclaje de la basura, la limpieza de las calles y su desinfección. Sin olvidar, dice, uno de los puntos negros que sufre la localidad, como son los alrededores de la panadería, un negocio floreciente y de alta calidad, que reúne a cientos de clientes, que aparcan en doble fila y en horas punta se convierte en un tapón de coches.

“Es un caos”, explican los vecinos. “Se acostumbra a circular por pistas de tierra, cuando acaban las carreteras asfaltadas, no hay orden y, ante el volumen de población actual y de vehículos ligeros y pesados, urge reordenar el tráfico en la zona, instalar señales y controlar la circulación en horas punta”, agregan los vecinos.

Además, hay que recordar que El Matorral alberga uno de los tres complejos industriales consolidados de Puerto del Rosario. Por ello, el vecindario reclama más seguridad, alumbrado, y que se sancione a las empresas que depositan basura en los contenedores de la localidad. “Tienen problemas con la recogida de basura y deben contratar un gestor autorizado, pero algunos negocios la depositan en contenedores en el pueblo”, alertan los residentes que conviven cerca de esta zona, que también exigen que se persiga y sancione a los que tiran escombros o muebles por los solares.

Para las familias, urge la mejora de las comunicaciones con la capital, un servicio de guaguas continuo que conecte el barrio de El Matorral y La Mareta con Puerto del Rosario, porque muchos jóvenes esperan hasta una hora en la parada para viajar a la capital los fines de semana.

Calles de tierra

Los vecinos de Los Llanos de La Mareta reclaman desde hace años la revisión y aprobación de un nuevo planeamiento urbanístico para que se convierta en residencial este suelo que se calificó como industrial. “La gente solo conoce el barrio por el solar para aparcar los vehículos fuera del aeropuerto, o por las empresas de alquiler y limpieza de coches que trabajan aquí y se ven desde la carretera, pero aquí vive mucha gente, entre el caos y la desolación”, critican las familias que habitan en La Mareta.

“Las calles son de tierra, la parada de guaguas está en el aeropuerto y los residentes tienen que ir hasta allí para coger el transporte público en dirección a la capital, al carecer de una entrada propia, la cancha deportiva está abandonada, no hay aceras, alumbrado público, asfalto, ni red de alcantarillado”, denuncian los residentes. Desde hace años han mantenido reuniones con los diferentes gobiernos de la capital, que se comprometen a estudiar sus propuestas pero nunca han conseguido soluciones reales.

“Las viviendas de Los Llanos de La Mareta son terreras, casi todos somos familia y llevamos aquí muchos años, pero carecemos de un centro cultural, plaza pública, canchas deportivas y otros servicios, aunque pagamos nuestros impuestos”, denuncian.

A pesar de su cercanía a Playa Blanca y al aeropuerto insular, los habitantes de Los Llanos de La Mareta se sienten totalmente invisibles dentro de la sociedad majorera. Desde hace años, Clara Peña, arquitecta y edil del Partido Popular en el Ayuntamiento capitalino, ha ofrecido su apoyo para redactar el nuevo planeamiento urbanístico que necesitan los vecinos de La Mareta y reclamar lo que consideran sus “derechos históricos” para convertir este suelo en residencial.

La oposición asegura que este barrio lucha desde hace años por lo básico para mejorar su calidad de vida. Y desde el grupo de gobierno aseguran que han avanzado para conseguirlo. El barrio, en el que residen menores y personas de avanzada edad, quiere tener voz y visibilidad.

Comentarios

La verdad, es deprimenta la imagen de abandono y desbarajuste que se percibe de esa localidad ya desde fuera, que se confirma plenamente dentro de la nisma. Sus vecinos, como el resto de majoreros, nos merecemos algo mejor.

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