El Hierro, tan lejos y tan cerca
Fuerteventura y Lanzarote tienen múltiples conexiones con la Isla del Meridiano
El mes de mayo se celebra el Día de Canarias y 2025 es año de Bajada de la Virgen de los Reyes. Dos razones poderosas para dirigir la mirada a la isla que está en el otro extremo del Archipiélago. Las personas que vayan a ver las danzas y músicas en honor a la patrona insular o que quieran disfrutar de otras costumbres que acompañan a esta fiesta quinquenal, lo podrán hacer en una isla sumamente peculiar y genuina, tanto en su naturaleza como en su cultura.
El Hierro es la isla más al sur de Canarias y de las más alejadas de África, en el lado más occidental de Canarias, justo al contrario que Lanzarote y Fuerteventura, situadas en el borde más septentrional y oriental. Sin embargo, estas tres islas comparten muchas conexiones.
Para empezar, El Hierro es una isla, que como Lanzarote y Fuerteventura, está marcada por el vulcanismo. Grandes erupciones y colapsos marcan la agreste geología de una ínsula relativamente joven (un millón de años). La última erupción fue en 2011, con el volcán submarino de El Tagoro, a pocos metros del sur de la Isla. El Hierro es uno de los territorios isleños con mayor desnivel del planeta.
Fuerteventura y Lanzarote son las más antiguas del Archipiélago, con más de veinte millones de años de antigüedad. Pero Canarias es esencialmente un archipiélago atlántico volcánico y El Hierro ofrece paisajes de campos de lava que podrían parecer sacados de Timanfaya (El Lajial). La Isla del Meridiano también ofrece algunas zonas concretas de arena (Arenas Blancas) que podrían pasar por áreas de Fuerteventura, aunque en El Hierro, al contrario que en las islas orientales, la palabra jable se usa para denominar a la ceniza volcánica.
Otra característica natural que han compartido este grupo de ínsulas es la escasez de agua. A pesar de la altura de sus montañas, El Hierro ha padecido sequías frecuentes que han provocado dramáticas consecuencias sociales, como cuenta, en forma literaria, el escritor herreño Víctor Álamo de la Rosa en El año de la seca, una novela inspirada en el terrible 1948, cuando casi la mitad de la población de El Hierro tuvo que emigrar por la falta de agua. En El Hierro el término “seca” se usa para referirse a una sequía.
Curiosamente una de las conexiones más directas entre estas islas, la cal, sirvió para remediar los problemas de abastecimiento de agua. Fue la llegada de cal proveniente de Fuerteventura y Lanzarote lo que permitió a la población de El Hierro impermeabilizar depósitos y aljibes para almacenar el agua durante más tiempo, ya que su naturaleza basáltica dificultaba la obtención de fuentes, galerías o pozos. Emigración y sequía han sido dos heridas sociales que durante siglos compartieron estas islas. En el caso de El Hierro el destino mayoritario siempre fue América, con Cuba y Venezuela como grandes receptores, mientras que en las islas más orientales de Canarias miraron también para África en algunas coyunturas y escogieron a Uruguay y Cuba como principales países en Sudamérica.
Aborígenes
Las vinculaciones socioculturales de El Hierro con Lanzarote y Fuerteventura tienen largas raíces. Hay muchas incógnitas por resolver todavía de la primera población que habitó Canarias, pero bimbapes o bimbaches, como son conocidos los primeros pobladores de El Hierro, y majoreros coinciden en haber dejado multitud de inscripciones en piedra, especialmente de escritura líbico-bereber. La isla donde reside la Virgen de los Reyes destaca en el ámbito arqueológico por tener gran cantidad de yacimientos con grabados rupestres, otra característica en la que también sobresalen las islas del otro extremo del Archipiélago.
Coinciden huellas de bimbaches, majos, romanos y conquistadores europeos
De esa raíz aborigen de bimbapes y majos también surgen otras costumbres comunes que se alargaron durante siglos, como el uso de piedra seca para construcciones tradicionales agrícolas y ganaderas (bancales, gavias, muros, corrales, etc.), así como para viviendas o elementos de la arquitectura del agua. La artesanía de la piedra es muy rica en El Hierro, Lanzarote y Fuerteventura.
Interior de la ermita de la Virgen de los Reyes.
La conexión con el antiguo mundo romano también es común entre estas ínsulas. Se le llama la Isla del Meridiano porque Ptolomeo, en el siglo II, en plena época del Imperio, estableció el Meridiano Cero en la Punta de Orchilla. El extremo occidental de la isla era también la última zona conocida de tierra antes del temido océano. Por otro lado, la principal prueba encontrada hasta ahora de la conexión de Canarias con el imperio romano está en el yacimiento hallado en Isla de Lobos hace quince años y que todavía se sigue estudiando por parte de los arqueólogos, aunque ya está demostrado su carácter de taller de extracción.
La etnografía de este grupo de islas tiene muchas similitudes porque parte de la difícil e ingeniosa adaptación de la sociedad insular a territorios con escasos recursos. La ganadería ha sido un modo de vida clave en El Hierro desde la época de la sociedad bimbape, recordándonos el pasado de Fuerteventura y Lanzarote, con los pastores moviéndose dentro de la isla para no agotar los pastos. El propio territorio de la isla se estructuró para proteger y favorecer esta actividad: caminos para las mudadas del ganado, puntos de abastecimiento de agua, etc.
De igual manera, la agricultura ha buscado fórmulas muy adaptadas al entorno, dada la falta de buenas tierras, y el mar ha sido un recurso siempre presente, con una pesca de bajura que ha sabido gestionar con sabiduría las capturas para no agotar los fondos. Actualmente se está barajando la creación de un nuevo parque nacional en el Mar de las Calmas. La gastronomía de estas islas también muestra un exquisito gusto en el manejo de los productos recogidos por marineros y mariscadoras.
El Hierro no solo tiene en común con Lanzarote y Fuerteventura elementos de la época ancestral, sino también del tardomedievo. La Isla del Meridiano sufrió ataques piráticos y esclavistas antes de la llegada europea definitiva que diezmaron su población, como en las islas más orientales de Canarias. Por cierto, estas tres islas fueron las primeras en ser conquistadas por la expedición castellano-normanda de Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle: Lanzarote en 1402, Fuerteventura en 1404 y El Hierro en 1405.
Durante varias décadas pertenecieron a las mismas casas señoriales y su conquista señorial las llevó, junto a La Gomera, a formar el grupo de islas de Señorío, que funcionaban con un régimen feudal muy diferentes a las islas Realengo (Tenerife, Gran Canaria y La Palma), conquistadas por la corona de Castilla. Durante toda la época Moderna la diferencia entre islas de Realengo e islas de Señorío fue clave, con estas últimas en una situación mucho más precaria y oprimida.
En estos primeros siglos tras la conquista de El Hierro, Lanzarote y Fuerteventura compartieron algún ciclo económico, como el de la orchilla. Este liquen que crece en acantilados y barrancos de forma natural se usó como tinte natural y durante siglos tuvo gran relevancia para el comercio de Canarias con Europa. De hecho, se sospecha que uno de los motivos del viaje de Jean de Bethencourt tuvo que ver con la búsqueda de orchilla, que es especialmente abundante de forma natural en las islas de las que estamos hablando. A pesar de los beneficios que dejó, la recolección de orchilla era sumamente peligrosa, ya que hombres y mujeres debían descolgarse por riscos y zonas de alto riesgo.
La abolición del régimen de Señorío fue un paso importante para estas tres ínsulas, aunque su condición de islas menores permaneció con la llegada de las primeras etapas del mundo contemporáneo. De hecho, otro aspecto en el que coincide El Hierro con Lanzarote y Fuerteventura es su uso, parte de los gobiernos centrales, como islas de destierro para adversarios políticos. Zonas tan aisladas y pobres que servían como presidios dentro del propio territorio español.
Diferencias
A pesar de lo señalado hasta ahora, lo cierto es que El Hierro también presenta grandes singularidades y marcadas diferencias con respecto a Lanzarote y Fuerteventura, empezando por sus zonas verdes (pinares, laurisilva, sabinares, etc.) y sus grandes montañas. El pico más alto de la isla de la Virgen de los Reyes (Malpaso, con 1.502 metros) duplica la altura máxima de Fuerteventura y Lanzarote, lo que le permite aprovecharse de la humedad de los alisios, algo que sucede en el resto de Canarias pero no en las nuestras, por su baja altura. Esa bruma rociada de las nubes cargadas de humedad permitió usos tan peculiares como el del legendario Garoé.
La cal exportada por Fuerteventura y Lanzarote fue de gran ayuda para El Hierro
Tras siglos hermanadas como “islas menores”, las diferencias entre los extremos de Canarias se han agrandado con la explosión del turismo. El enorme crecimiento poblacional de Lanzarote y Fuerteventura, así como su gran transformación territorial y sociológica, no han tenido el mismo eco en El Hierro, mucho más resguardada del turismo de masas y con una población que lleva décadas estable. Los 20.000 turistas que acoge anualmente la Isla del Meridiano están muy lejos de los casi seis millones que reciben Lanzarote y Fuerteventura. Pero esa es la realidad tan variopinta de Canarias en el siglo XXI y las conexiones también surgen en este ámbito. Una de las principales atracciones en El Hierro es el Mirador de la Peña, del lanzaroteño César Manrique y un ejemplo más de los logros de este artista por armonizar arte y naturaleza con una pieza arquitectónica que se fusiona con el entorno natural y cultural de la Isla.
La visita a El Hierro es una experiencia muy recomendable para quien le interese hacer actividades al aire libre y conocer una cultura insular muy genuina. Diario de Fuerteventura ha hecho la visita de la mano de El Hierro. Guía de senderos y naturaleza, (Ediciones Remotas, 2023) del biólogo Juan Manuel Carmona. Ya lo saben, en 2025 toca Bajada de la Virgen, fiesta grande para herreñas y herreños. Una razón más para conocer de cerca una isla que ha sido declarada por la Unesco Geoparque Mundial y Reserva de la Biosfera.
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