DESTACAMOS

El derribo de La Cornisa, un bofetón a la historia de Puerto de Cabras

Historiadores, arquitectos y restauradores alertan del daño irreparable que supondría dejarlas fuera del catálogo arquitectónico municipal

Eloy Vera 5 COMENTARIOS 10/07/2025 - 06:46

Si finalmente la piqueta llega a La Cornisa, la capital dirá adiós al único conjunto de viviendas antiguas que se conserva en la ciudad. Edificaciones que pueden presumir de ser de las primeras construcciones de Puerto de Cabras, con más de 200 años de historia. Un total de 16 se han caído del catálogo municipal, un movimiento que podría acelerar la llegada de las excavadoras. Expertos en historia, arquitectura y etnografía coinciden en que su derribo supondría un manotazo a la historia de Puerto de Cabras.

En los estudios previos del catálogo se inventariaron 18 inmuebles de La Cornisa susceptibles de conservarse. En la siguiente versión del documento, que ya estaba listo para su aprobación inicial, se identificaron 16 edificaciones que deberían protegerse. Finalmente, el pleno del Ayuntamiento votó la aprobación inicial de un catálogo del que terminaron cayéndose las casas de La Cornisa tras un informe de los servicios jurídicos del Consistorio, que considera que incluirlas contradice las previsiones de desarrollo contempladas en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) aprobado en 2017.

Otro informe, esta vez del equipo redactor del catálogo liderado por el arquitecto Agustín Cabrera, alertaba de que La Cornisa es la única agrupación de inmuebles que queda en pie “de lo que podría haber llegado a denominarse como conjunto histórico de Puerto del Rosario”.

Poco después de hacerse pública la noticia, comenzaron a llegar las solicitudes de derribo por parte de, al menos, cuatro propietarios que no quieren desaprovechar la oportunidad de construir en una de las zonas más jugosas de la capital desde el punto de vista urbanístico.

Mientras unos se frotan las manos, otros buscan in extremis cómo incorporar los 16 inmuebles al catálogo municipal. Entre ellos, los miembros de la Asociación Patrimonial El Efequén que trabaja estos días en las alegaciones que presentará al documento. Su presidente y conservador de arte, Loren Mateo Castañeyra, no duda en afirmar que no conservar La Cornisa sería “terminar con toda la historia de Puerto de Cabras. Su derribo sería acabar de un manotazo con la historia antigua, pero también con la historia reciente que muchos hemos visto y vivido en esa zona”.

Durante siglos, las casas de La Cornisa fueron vistas y descritas por los navegantes que arribaban a Fuerteventura. Hoy también es la primera imagen que se tropiezan los cruceristas que llegan a la capital. También fue la visión inicial que tuvo Miguel de Unamuno de la Isla cuando llegó desterrado a principios de marzo de 1924.

El especialista en restauración asegura que La Cornisa tiene “un impacto visual muy interesante”, además de valores “muy importantes relacionados con la antropología y la etnografía de las personas que vivieron en esa zona como la partera, doña Encarnación, que ayudó a traer al mundo a decenas de majoreros”.

El catálogo ha inventariado decenas de viviendas tradicionales repartidas por todos los pueblos del municipio. Sin embargo, apunta el especialista en restauración, el conjunto de La Cornisa es “un elemento muy importante porque nos habla de unas construcciones tradicionales marineras de costa, además de estar construidas sobre roca”.

Loren aplaude que el catálogo municipal inventaríe más de 400 inmuebles en todo el municipio, pero recuerda que se trata de casas dispersas. En cambio, las de La Cornisa son “el único núcleo de viviendas que hay en la capital”, motivo suficiente para que “entren en el catálogo”.

“La Cornisa es lo que nos queda de la identidad de Puerto de Cabras. Si se derriban, nos arrepentiremos en un futuro próximo. Quienes las han visto y fotografiado, si regresan y ven que no están, terminarán diciendo que somos unos bárbaros por haber derribado un conjunto histórico en pleno siglo XXI”, alerta.

Alfonso Muñoz Cosme fue una de las personas que visitó el conjunto de La Cornisa durante su visita a Fuerteventura en 2022. Es catedrático de la Escuela de Arquitectura de Madrid y durante siete años director del Instituto de Patrimonio Cultural de España. También es miembro del comité científico de Hispania Nostra, la asociación que se encarga de elaborar la Lista Roja de Patrimonio, un inventario de elementos del patrimonio cultural español que están en peligro de desaparecer, ser destruidos o sufrir alteraciones significativas.

Tres años después de su visita, el arquitecto destaca La Cornisa como uno de los enclaves que se conservan de la estructura original de Puerto del Rosario. “Singularmente, cada vivienda no tiene valor, pero como conjunto representan una memoria de lo que fue esa población”, explica. Tras conocer que 16 construcciones se han quedado excluidas del catálogo municipal, el arquitecto y experto en patrimonio insiste en que estas viviendas tienen “valores suficientes” de tipo arquitectónico, etnográfico, histórico y de paisaje urbano histórico para formar parte del documento.

Castañeyra: “Dirán que somos unos bárbaros por derribar un conjunto histórico”

“Lo ideal” es su incorporación al catálogo del Plan General, aunque deja claro que existen otros mecanismos para su protección. La propia Ley de Patrimonio Cultural canaria prevé otras dos figuras: su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) como conjunto histórico o su incorporación al catálogo insular de patrimonio del Cabildo.

Aunque La Cornisa se tropieza con otro obstáculo. El Cabildo aún no tiene aprobado el catálogo insular de patrimonio. “Alguna vez tendrán que hacerlo y este podría ser el primer bien que lo inaugurara”, plantea Muñoz.

Al otro lado del teléfono, Alfonso insiste en que La Cornisa es “un bien que supone una riqueza histórica, paisajística y arquitectónica que conviene conservar para la identidad de toda la sociedad” y recuerda que “preservar un patrimonio puede generar beneficios económicos, sociales y educativos para toda la población”, mientras que perderlo es “un empobrecimiento”. 

Conservarlo, insiste, “no va en contra del desarrollo urbano, de nuevas promociones y de que se haga nueva arquitectura de calidad y con otros usos y prestaciones”. En cambio, añade, “la pérdida patrimonial siempre es un daño para toda la sociedad”.

Desagüe de finales del siglo XIX, que el Ayuntamiento planificó, con arranque desde la rosa de don Bernabé.

BIC al cajón

Carmelo Torres es historiador y durante años se ha esforzado en alejar la piqueta del viejo Puerto de Cabras. Fue uno de los que alertaron que la especulación urbanística estaba acabando con las viviendas del casco histórico, pero muchos no quisieron escucharlo. En 2018 promovió la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) de 75 viviendas del casco de Puerto de Cabras. La iniciativa no prosperó. La propuesta quedó en un cajón y ahí sigue. El quebradero de cabeza que hoy despiertan las viviendas de La Cornisa “se podría haber evitado si hubiera prosperado la propuesta de BIC”, sostiene siete años después.

Sin embargo, lamenta, “fue una propuesta que no vieron ni la Consejería de Patrimonio Histórico del Cabildo de Fuerteventura ni la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias”. En la memoria que redactó para la declaración como BIC, el investigador señala que “si bien son muy humildes en sus materiales y técnicas, así como en su porte, no es menos cierto que la combinación de dichas viviendas sobre la masa pétrea que le sirve de base y la propia volumetría de las construcciones, al que se suma su imponente aspecto desde la antigua playa, dan como resultado una imagen que aúna estética visual, naturaleza y patrimonio arquitectónico que conviven en armonía”.

Muñoz: “Preservar un patrimonio puede generar beneficios económicos y sociales”

Torres sigue defendiendo que las viviendas de La Cornisa cuentan con el valor de “la propia antigüedad que tienen, que es más de cien años”, además de haberse construido con unas técnicas arquitectónicas que hoy están en desuso. “Puede parecer que tienen poco valor porque son viviendas muy humildes, de escasa altura y dimensiones, pero hay que recordar que Fuerteventura nunca ha tenido templos griegos ni coliseos romanos”, insiste el historiador.

Y en los manuales de historia tal vez no aparezca, pero Torres sí tiene anotado el ataque de un bergantín con bandera colombiana sobre el caserío en 1817. Hay algunos que aseguran ser capaces de identificar aún en las paredes de las casas de La Cornisa restos de los cañonazos.

Para el investigador, La Cornisa tiene valores que aún desconocemos, como quiénes vivieron en esas viviendas en el siglo XIX. Con el paso de los años, estas casas “podrían dar pie a nuevas investigaciones en base a documentos, pero también a través de prospecciones o excavaciones dentro de las propias viviendas”, plantea. Y recuerda que, sobre todo, “son los restos que nos han quedado de nuestros ancestros. Tienen que ser protegidas porque son el germen de lo que hoy es la capital insular”. Su derribo sería una pérdida “irreparable”. Las generaciones actuales y venideras “no nos lo iban a perdonar”.

Viviendas de la calle Fernández Castañeyra. 

La barrilla

Con la barrilla se inició la andadura de Puerto de Cabras, un comercio en alza que se mantuvo hasta que los mercados del occidente europeo, fundamentalmente el británico, comenzaron a decaer entre 1832 y 1846. Atraídos por ese comercio se establecieron delegados de casas comerciales extranjeras, un viceconsulado de Inglaterra y oficinas de aduanas. También un grupo de burgueses: los Rugama, los Alonso, los Manrique, los Manrique de Lara... que fueron arribando en la zona atraídos por el pujante comercio.

El historiador Francisco Cerdeña conoce todas y cada una de las piedras que se conservan del viejo Puerto de Cabras. Tras décadas de estudio y de consultas en documentos y papeles viejos, es capaz de reconstruir cómo era el Puerto de Cabras de finales del siglo XVIII y principios del XIX. “Algunas de las viviendas de La Cornisa son de principios del siglo XIX. Fue por esa fecha cuando empezó realmente el negocio de la barrilla”, explica. Los almacenes estaban en la zona más cercana a la playa, mientras que las casas de La Cornisa daban techo a vecinos de otros pueblos como Antigua o Triquivijate que, atraídos por el auge de la barrilla, se fueron asentando en Puerto de Cabras.

Torres: “Aúna estética visual, naturaleza y patrimonio arquitectónico en armonía”

Unos lo hicieron en la zona de La Cornisa. Otros optaron por hacerlo en el Barranco Pilón. “En el padrón de 1835 aparecen varias cuevas habitadas en esa zona”, explica el investigador. Los nuevos vecinos de Puerto de Cabras encontraron la manera de ganarse el jornal como braseros, peones, metiéndose en los barquillos y llevando la piedra de sosa hasta los barcos. Más tarde, algunos de ellos trabajaron en la exportación de la cochinilla y de cereales.

Posiblemente, apunta Cerdeña, “los cuartos de La Cornisa fueron levantados por los propios burgueses para dar techo a sus empleados”. Por ejemplo, Lázaro Rugama, que fue alcalde en 1835, llegó a tener hasta tres casas en la calle Baños, donde arranca La Cornisa. En La Cornisa habitaron familias con apellido Rodríguez, Machín y Cabrera, entre otras. Entre los vecinos también figuró José de Baños, el primer recaudador municipal.

También se conserva el desagüe que, a finales del siglo XIX, el Ayuntamiento planificó con arranque desde la rosa de don Bernabé, un complejo con un centenar de gavias. “Fue una importante obra hidráulica con un túnel de evacuación de aguas que pasa por debajo de estas casas. Cuando llueve aún se vierten las aguas”, dice.

Y si aún quedaban elementos históricos que apuntar, Cerdeña explica que las viviendas de La Cornisa también se deben contemplar cómo “un avance urbano hacia el sur. Fue uno de los primeros ensanches de Puerto hacia la zona de Los Pozos”.

La cal

Daniel Melián es historiador y autor, junto a Paula Morales, del libro Parte de nuestra historia. La rehabilitación de los hornos de cal de El Charco, Los Pozos y La Hondura. El investigador defiende la incorporación del núcleo de viviendas de La Cornisa al catálogo y recuerda que el conjunto es “fundamental para entender la evolución de la propia ciudad de Puerto de Cabras a Puerto del Rosario”. 

Además, explica que, en torno a este núcleo poblacional, se levantó un comercio ligado a la bahía. Primero fue la barrilla, la cochinilla y otros artículos derivados de la actividad agropecuaria, durante el siglo XIX, para “dar entrada al siglo XX con mayor fuerza a la exportación de cal”. “En el siglo XIX, se construyeron una serie de hornos de cal en Puerto de Cabras que sirvieron para el sustento de las necesidades locales, pero también para la exportación a otras islas”, asegura el investigador.

Perdomo: “La Cornisa configura una unidad territorial urbana con identidad propia”

En el barranco Pilón y en ruinas se conserva un horno de cal, de los más antiguos. Se utilizó desde, al menos, mediados del siglo XIX. En 1874 se concedió una licencia para su reconstrucción y puesta en explotación. Ahora Daniel redacta una alegación para que el horno se incorpore al catálogo.

Gracias a la industria de la cal, el caserío de Puerto de Cabras fue evolucionando. “Las primeras familias que se establecen alrededor de La Cornisa explotaron hornos de cal como primera, segunda o tercera actividad económica de la familia”. Un ejemplo, apunta, es Antonio María Perera. También Bernabé Felipe Taño que, además de explotar un horno de cal en los alrededores del antiguo caserío, fue alcalde de Puerto de Cabras en el siglo XIX.

“En el siglo XX encontramos a los Castañeyra, los Bordón, y un largo etcétera que se dedicaron a la industria de la cal y se establecieron en La Cornisa”, indica. Por tanto, señala Daniel, “estas casas reúnen un valor etnográfico vinculado a la industria de la cal, uno de los principales motores económicos de la Isla durante décadas”.

Foto de Mario Avero García, de los años 50 del siglo pasado, compartida en el grupo de Facebook ‘Fuerteventura nostálgica y mágica’.

Miguel Perdomo es antropólogo y desde hace años trabaja en la tesis doctoral Patrimonio en la ciudad, conflictos en la globalización. El caso de Puerto del Rosario. Ha mapeado la ciudad y recogido decenas de testimonios de personas que habitaron el antiguo Puerto de Cabras, algunas de ellas eran vecinas de La Cornisa. Es miembro de la Asociación Meridiano Imaginario. Su centro de investigación social (CICRID) realizó, entre 2016 y 2019, un inventario de bienes con potencial valor patrimonial. “Inventariamos unas 175 unidades en el entorno urbano de Puerto del Rosario, la mayoría edificios, pero también infraestructuras y espacios naturales con potencial arquitectónico, histórico, etnográfico o natural”, explica.

Varias unidades del inventario se localizan en la zona de La Cornisa, donde existieron viviendas colectivas e individuales, alojamientos temporales o pequeños negocios. Este inventario se publicó en redes sociales, pero pasó absolutamente desapercibido. “Puerto del Rosario no ha sido considerado, desde un punto de vista etnográfico, como  un territorio con elementos urbanos y naturales relevantes. Existen, entre otros a destacar, sistemas hidráulicos (canales, aljibes, etc.), ganaderos, o agrícolas, casi intactos, o infraestructuras como el muelle viejo, sepultado, pero conservado”, explica el investigador.

También, enumera, edificios que funcionaron en el pasado como carpinterías de ribera, tiendas comercios, bodegas. Varios edificios fueron botica, escuelas, consultorios, espacios para la fiesta e, incluso, algunos sirvieron como velatorios. Y el conjunto de La Cornisa, que aún se mantiene en pie como conjunto, apunta Perdomo, “configura una unidad territorial urbana con identidad propia, aún después del salto urbanizador-modernizador de los años sesenta-setenta del pasado siglo. O sea, la ciudad “antigua” de Puerto Cabras está a disposición de sus habitantes. Y esto es lo que 40 años después de los primeros planes de protección no se ha resuelto: ¿qué hacer con el casco antiguo de Puerto de Cabras?”.

David de León, concejal de Patrimonio Histórico: “Constituye un conjunto único y merece su salvaguarda”

Tras años bregando en el asociacionismo, David de León llegó a la política activa en 2023 como concejal en el Ayuntamiento de Puerto del Rosario. En la cartera de concejalías a ocupar estaba la de Patrimonio Histórico, un tema por el que siempre ha sentido interés. Entre los objetivos a cumplir estaba sacar adelante el Catálogo Municipal de Bienes Patrimoniales Culturales del municipio tras años empantanado.

En mayo, el pleno del Ayuntamiento votó la aprobación inicial del catálogo con 843 bienes inventariados, aunque se dejó fuera La Cornisa tras un informe de los servicios jurídicos del Consistorio que sostenía que el catálogo podía incurrir en una supuesta irregularidad, al interpretar que debían prevalecer las disposiciones urbanísticas para La Cornisa recogidas en el Plan General de Ordenación aprobado en 2017. El equipo redactor interpreta lo contrario, que el Catálogo debe prevalecer, como norma especial, sobre el planeamiento general.

De León trabaja desde entonces para intentar que las casas de La Cornisa cuenten con protección y se puedan incluir en el catálogo municipal. El concejal, tras reunirse con el Cabildo y con el director general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, Miguel Ángel Clavijo, destaca la importancia de este encuentro para garantizar que determinados bienes, que no han podido ser catalogados, puedan “ser incorporados al catálogo para garantizar su protección”. “La Cornisa constituye un conjunto histórico único con gran valor patrimonial que merece aunar todos los esfuerzos para su salvaguarda”, subraya. Tras no incluirse estos bienes en el catálogo inicial, “desde diferentes concejalías” se está “trabajando conjuntamente con las instituciones supramunicipales con la única idea de conseguir la protección de estos inmuebles”.

Comentarios

Como siempre manda el don dinero. Pregunten a quienes pertenecen esos inmuebles y verán que la mayoría de ellos son empresarios que los compraron en tres perras y ahora a dar el pelotazo. Y aquí el que se queme que sople. Que el pueblo se entere de quienes son sus dueños para ver el daño que irremediablemente harán a nuestro viejo Puerto Cabras.
Lo de siempre Toallitas
Estoy en contra de esa Demolición y a Favor de que se Conserve Adecuadamente. El Derribo es destruir parte de la Historia de Puerto Cabras Puerto Rosario. Por Favor, respétenla y cuídenla. Gracias.
Otra de las cosas es que pidan el título de propiedad más antiguo para conocer la superficie que se tenía y la que se tiene en los nuevos títulos. Es otra buena idea, pero no esperen a que el conejo muera dentro de la madriguera y luego empiecen con los palos.
Buenos días. Antes que nada, agradezco la atención y la delicadeza en el tratamiento de la información aportada. Solo una pequeña matización. La afirmación: "Y el conjunto de La Cornisa, que aún se mantiene en pie como conjunto, apunta Perdomo, “configura una unidad territorial urbana con identidad propia, aún después del salto urbanizador-modernizador de los años sesenta-setenta del pasado siglo.", no es la expresión que utilicé. La referencia que hice, o intenté hacer, a "unidad territorial urbana con identidad propia" es al conjunto urbanístico portuense anterior a los años sesenta del S. XX (incluso unos añitos más), no solo a La Cornisa. Más que probablemente mis comentarios orales fueron confusos y reitero mi agradecimiento al trabajo de síntesis realizado por el redactor del artículo. Si "La Cornisa" (invito a indagar en el uso de esta expresión, ya que contiene interesantes consideraciones antropológicas) es o no es una unidad con identidad propia escapaba a mi trabajo de investigación. Actualmente "La Cornisa" como expresión identitaria sí forma parte de mi investigación en curso (a ver si la salud me deja), pero por otros motivos. Salud y disculpas por complicar la lectura del artículo.

Añadir nuevo comentario