SOCIEDAD

El coronavirus da una estocada a la noche de la capital: ¿resistirá?

Los dueños de los pubs y discotecas en Puerto del Rosario han hecho suyo también el himno que cada tarde suena en los balcones de media España, “Resistiré”, aunque no saben cómo

Foto: Carlos de Saá.
Eloy Vera 2 COMENTARIOS 15/05/2020 - 10:01

Los empresarios del ocio nocturno se han hecho a la idea de que serán los últimos en incorporarse a la era post covid. Los dueños de los pubs y discotecas en Puerto del Rosario han hecho suyo también el himno que cada tarde suena en los balcones de media España, “Resistiré”, aunque no saben cómo lo lograrán. Con un aforo de ocupación de un tercio como máximo y sin saber cómo hacer para que los clientes guarden la distancia social, la incertidumbre y la preocupación económica golpean a los encargados de animar la noche de la capital.

El Plan para la Transición hacia la Nueva Normalidad ha fijado la reapertura de las discotecas y locales nocturnos en la fase 3 o avanzada, la última antes de llegar al desconfinamiento. Si el coronavirus sigue dando un respiro a Fuerteventura, sus habitantes entrarán en ella el 8 de junio. Para ese entonces, estará permitido abrir discotecas y pubs, aunque se deberán respetar las condiciones de seguridad, protección y distanciamiento social y que el aforo máximo sea de un tercio.

Antes de que el Covid-19 llegara y nos empezaran a organizar la vida social por fases, la noche en Puerto del Rosario comenzaba para muchos en el Pub La Tierra, un histórico de la capital. En los setenta abrió con el nombre de El Chineto. Más tarde, con el de La Tierra, una especie de galería de arte y bar de copas que trajo aires de modernidad a la ciudad.

Durante los últimos seis años, Christian Schiller ha sido el encargado de abrir la puerta de esta casa del antiguo Puerto Cabras que se resiste a correr la misma suerte que otras viviendas con las que compartía calle: la piqueta. Mientras se agarra a los cimientos, en su interior se beben copas y se baila, pero también se programan conciertos, se recita poesía y se inauguran exposiciones.

Antes de que llegara el estado de alarma y todos nos encerráramos en casa a ordenar armarios, hacer tutoriales o cocinar platos para subir a las redes sociales, la preocupación corría de una punta a otra del callejón de La Tierra. Christian y otros empresarios de la noche de la capital llevaban días planteándose cerrar. “Empezamos a ver que el peligro ya estaba ahí y que era inviable. Entonces comenzamos a hablar de cerrar a partir del martes 17 de marzo”, cuenta.

No hubo que esperar al martes. El Gobierno central declaró el sábado 14 el estado de alarma. Esa misma noche, se apagó la música en los locales de todo el país. Las dos empleadas de La Tierra acabaron con un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y Christian tuvo que encerrarse a pasar el confinamiento acompañado de la calculadora. No quiere pensar cuánto ha podido pagar teniendo el bar cerrado, pero sí sabe que son unos cuantos miles de euros y “hay cosas que se tendrán que seguir pagando”.

¿Distancia social en un pub o discoteca?

Mientras espera por unas ayudas que no terminan de llegar, Christian no para de dar las gracias al propietario de la vivienda, que le ha perdonado el alquiler hasta que la cosa vaya a mejor. “He hablado con las compañeras de trabajo y he decidido que, si no es al cien por cien y con toda la seguridad, prefiero no abrir. No por la pérdida de dinero sino por la seguridad. No quiero poner en peligro a las trabajadoras y a quienes vienen al local”, comenta.

Este empresario sabe que con un tercio del aforo no puede mantener el local. La Tierra tiene 80 metros cuadrados repartidos en dos plantas. La de abajo, contando con el escenario, no supera los 26 metros. El aforo es de 34 personas, con un tercio se queda en unas once. “Con ese aforo no podría mantener el local. Subirían los gastos porque volvería a pagar el cien por cien, pero con menos clientela. No aguantaría dos meses abierto”, sentencia.

Christian insiste en que es imposible mantener el distanciamiento social en los pubs y discotecas. “Al principio, respetan los dos metros, a los cinco minutos están separados por metro y medio y a la media hora se están hablando a la oreja para poder oírse por la música”, cuenta.

También sabe que, una vez abra, será imposible mantener dos de las señas del local, las ‘jam session’ y los conciertos con grupos que traen aires frescos a la cultura que se destila en la Isla. Aun así, tiene claro que La Tierra tiene que seguir poniendo música a la noche de la capital.

“Un parón de golpe”

A eso de la medianoche, los que tienen ganas a baile acuden a La Farándula. Desde hace 15 años, su propietario Tony Pevida hace un recorrido musical cada viernes y sábado por el pop español de los ochenta y noventa.

Durante el confinamiento ha seguido animando, a través de las redes sociales, los hogares de la Isla. Lo ha hecho durante ocho viernes seguidos. El último fue el pasado 8 de mayo. Ese día, La Farándula cumplía 15 años. Ha sido su manera de celebrar un cumpleaños, en esta ocasión, bajo el paraguas de la cuarentena.

Tony reconoce que la llegada del coronavirus ha supuesto “un parón de golpe, de ir a cien a pasar a cero”. Tenía ocho personas empleadas. Todas ellas están ahora en un ERTE. Sin embargo, ha tenido que seguir haciendo frente a las rentas, seguros sociales, recibos de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), pagos de luz… así hasta sumar unos 6.000 euros, aunque lleve dos meses sin servir una copa.

Explica que su intención es iniciar la actividad “cuando quede claro que no hay que abrir con mascarilla. Si tengo que abrir y que el cliente entre con mascarilla no abro”. Tampoco si el aforo queda limitado a un tercio. En La Farándula hay hueco para 180 personas, el tercio sería unas 60.

Para argumentar su planteamiento recurre a los vuelos ‘low cost’, “un avión de bajo coste no puede estar con la mitad de los pasajeros porque no es rentable. O pones las copas a 10 euros para que puedas vivir con ese aforo o los pubs y discotecas estamos abocados a cerrar”.


Pinche aquí o en la imagen para acceder a la última sesión de La Farándula.

El empresario recuerda que en el ocio nocturno en seis horas, durante viernes y sábado, “tenemos que vender lo de toda la semana. Así que con ese aforo es inviable el negocio. Habría que transformarse, reinventarse u otro tipo de actividad. Tal vez, incluso, plantearse si el ocio nocturno es o no rentable”.

Tony tiene la suerte de tener una doble licencia para pub y bar.  Si la cosa continúa así puede que se plantee convertir el local en cafetería. Ya estuvo así una época, aunque reconoce que no será fácil. Tendrá que buscar cocineros, poner planchas, cafeteras...

No quiere aún marcar una fecha de reapertura en el calendario. Si no se normaliza la situación, da por hecho que el cierre será para largo. Sabe que en junio no podrá abrir y tiene sus dudas de si lo podrá hacer en julio. “A ver si con un poco de suerte a finales de agosto o principios de septiembre está la cosa normalizada y no hay un repunte”, explica.

“Un traspiés más”

Para muchos, la noche en Puerto del Rosario acaba en el Magma, otro de los epicentros de la fiesta en la capital desde que abrió sus puertas en noviembre de 2016. Desde hace dos meses, se ha dejado de oír música en el local y sólo se respira incertidumbre. Su gerente Adargoma Cruz reconoce que la estocada del coronavirus ha hecho que los ingresos hayan pasado a cero mientras los gastos siguen siendo los mismos.

Adargoma tiene la idea de abrir un vez se permita, aunque “habrá que ver cómo está la situación porque esto a la gente le va a afectar, no todo el mundo tendrá ganas de salir”. Por momentos, se le ha pasado por la cabeza regresar con una pequeña fiesta, incluso, con algún dj pinchando,  pero al final se ha dado cuenta de que “es absurdo porque no me lo van a permitir”.

No oculta su preocupación sobre cómo conseguirá aplicar las medidas de seguridad y que los clientes respeten el distanciamiento social. En un sitio cerrado donde se vende alcohol es difícil. “Es verdad que tenemos medidas para controlar el acceso, pero no puedes estar persona por persona controlando. Necesitaría personal solo para decir a los clientes que se separen”, asegura.

El Magma tiene una terraza y una sala cerrada. No sabe si abrirá las dos partes. Tal vez, ponga unas mesas en la terraza. “Me falta asesoramiento, no sé a qué me puedo atener”, lamenta.

Para Adargoma, el coronavirus ha sido “un traspiés más” para la noche de la capital y aprovecha para lamentar la falta de apoyo que recibe el sector del ocio nocturno en Puerto del Rosario: “Se apoya más a restaurantes y terrazas que a locales nocturnos. Ellos reciben subvenciones y hay actividades de dinamización, pero, para nosotros, por ejemplo, no hay apoyo para traer a un artista”.

El gerente del Magma tiene ganas de volver a abrir el local, “creo que Puerto del Rosario lo necesita”. En una ciudad que alguno bautizó hace tiempo como “Muerto del Rosario” hace falta mantener en pie los pocos reductos de diversión que han puenteado otras crisis. Ahora habrá que ver si son capaces de sobrevivir al virus.

Comentarios

Alguien se acuerda del colectivo de feriantes de la isla?
Las noches de fiestas van a quedar para el recuerdo...

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