ENTREVISTA

“Si el sistema de distribución es el que han prometido, tardaremos un año en vacunar a toda la población”

José Manuel Toscano, médico coordinador de los equipos COVID de Fuerteventura

Fotos: Carlos de Saá.
Eloy Vera 1 COMENTARIOS 15/02/2021 - 06:23

José Manuel Toscano coordina los equipos sanitarios COVID en Fuerteventura. En total, son 51 profesionales, 32 en los grupos locales y 19 en el central, en el Hospital. En estos momentos, la unidad lucha por intentar frenar los contagios de la tercera ola pandémica, caracterizada por brotes, como consecuencia de las fiestas navideñas y celebraciones familiares, con más ingresos hospitalarios y con un perfil de paciente joven con edades entre los 16 o 17 años. Este profesional médico calcula que, si el ritmo de la vacuna se mantiene, en un año la población de la Isla estará ya vacunada.

-¿Cómo se está comportando la tercera ola de contagios en Fuerteventura?

-Esta tercera ola epidémica COVID ha sido más escarpada, más abrupta que las anteriores. Hemos tenido mayor incidencia acumulada en menor periodo de tiempo, alcanzando nuestro pico en la tercera semana de enero, con un descenso rápido hacia finales de enero y principios de febrero. Es una pirámide alta y estrecha. Ahora tenemos un descenso claro en la incidencia de casos en la comunidad. Por el contrario, estamos asistiendo a un incremento en el número de hospitalizaciones. Ha afectado a gente más joven y hemos visto dos características nuevas respecto a las anteriores: ha habido mucha transmisión intrafamiliar y ha afectado a más niños, incluso ha habido casos de transmisión intraescolar.

-Tal vez no debería haberse celebrado la Navidad...

-Eso es lo que todos decimos. Ahora nos lamentamos, pero ya se sabía que celebrar las fiestas iba a acarrear más casos. Tuvimos que incrementar el equipo de rastreadores porque ya preveíamos que iba a experimentarse un aumento en las cifras de incidencia de la COVID.

-¿Qué diferencias hay en los contagios en esta tercera ola con respecto a las dos primeras?

-Ahora se está viendo gente más joven. Nuestra media de edad hasta ahora ha sido de unos 30 a 35 años desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, en esta última ola pandémica ha sido gente más joven, de 16, 17, 18 años, que, por su naturaleza, presentan casos más leves, casi asintomáticos, con escasos síntomas. Aunque también hay personas mayores que son las que nos preocupan y las que realmente pueden empeorar, ingresar y acabar en la UCI.

-En esta tercera ola hemos visto un mayor número de contagios con respecto a las anteriores. ¿A qué se debe?

-Ha favorecido mucho la agregación familiar y las celebraciones. Todo eso ha hecho que se haya experimentado un mayor pico de incidencia de casos. Quizás no tanto en el número total, sino un número de casos más por incidente. En una semana concreta, hemos experimentado un incremento de casos. Ahora se ha vuelto a estabilizar (tercera semana de enero). Ha sido muy puntual. En COVID lo que pasa hoy se refleja una semana después. Nos pasa lo mismo con las hospitalizaciones. Una semana después de comenzar los síntomas es cuando vemos los ingresos.

-Por suerte, está habiendo pocas hospitalizaciones en la Isla por COVID comparado con otras islas y el número de ingresos en la UCI es muy reducido. ¿A qué cree que se debe?

-Es sorprendente. No tenemos explicación para eso. Quizás sea porque afecta a gente más joven. De todas maneras, ya hay varios casos hospitalizados. Hasta ahora, muy sorpresivamente no hemos visto un incremento grande en las hospitalizaciones.

“Esta ola ha afectado a más niños, incluso hay transmisión intraescolar”

-¿Qué características están teniendo los brotes que se están registrando en estos momentos?

-Hemos tenido varios brotes en dos municipios muy concretos, uno en La Oliva y otro en Tuineje. El de La Oliva ha sido debido a fiestas y, sobre todo, a que no se han respetado las medidas de seguridad en alojamientos hoteleros. En Tuineje, los contagios han sido a nivel individual junto a celebraciones de cumpleaños. Siempre es debido a celebraciones festivas en las que hay alcohol de por medio, con lo que las medidas preventivas se relajan. Ya no hay mascarillas, se abrazan, se besan y se produce un contacto social. Afortunadamente, eso se ha controlado, pero nos lleva dos semanas de mucho trabajo. Estos brotes aparecieron entre el 30 y 31 de diciembre y luego hemos visto el 6 y 7 de enero lo mismo que el 31 de diciembre.

-Lanzarote empezó con pocos casos y, en cuestión de días, se dispararon las cifras hasta tener que activarse el nivel 4 de alerta. ¿Corre Fuerteventura el mismo peligro?

-No sabemos lo que puede pasar, y menos en una pandemia como esta. En principio, creemos que no. De hecho, nuestra previsión es que se relaje el número de casos. El motivo por el que no ha habido muchos casos en la Isla hasta ahora lo atribuyo a que estamos haciendo una intensa labor de rastreo. Tanto es así que estudiamos hasta los contactos secundarios. Todo eso nos ha permitido esta situación epidemiológica. Esto nos ha ayudado a tener mayor control sobre la enfermedad.

-Ha habido críticas, desconfianza y malestar en parte de la ciudadanía hacia los protocolos sanitarios que no contemplan una segunda PCR a las personas que han dado positivo. ¿Cuál es su opinión?

-Así lo marcan todos los protocolos nacionales, los de las comunidades autónomas y la nuestra. Dicen que a cualquier positivo se le hará una PCR y no se le debe hacer una más, una vez han pasado los diez días desde que se le da el alta epidemiológica, si los dos días previos no se ven síntomas. Sin necesidad de hacer una segunda PCR. Si la enfermedad ha sido leve o moderada, que son el 99 por ciento de los casos, a los diez días sabemos positivamente que esa persona ya no va a infectar. Otra cosa muy diferente es que esté ingresado en el hospital con una neumonía. Ahí extendemos el plazo hasta 14 o, incluso, 21 días porque puede eliminar más virus en ese tiempo.

“Se han ampliado en 76 las camas de hospitalización y en tres las de UCI”

-¿La Semana Santa traerá aparejada la cuarta ola?

-Si no nos confinan antes, sí. Cuando nos confinan y restringen la movilidad los casos bajan y cuando hay cierta libertad de movimiento, de agrupación y estímulo social, aumentan. Si llegamos a Semana Santa con un confinamiento, es probable que no aumente, pero si estamos con estas medidas tan variadas entre un municipio y otro o entre una y otra comunidad a lo mejor aumentan los casos.

-¿Es partidario de un confinamiento domiciliario?

-Nosotros somos partidarios de un confinamiento rígido, duro y selectivo durante 15 días. Desde el punto de vista epidemiológico, eso sería lo mejor porque ahí bajarían los casos a una incidencia acumulada menor de 25. Países como Reino Unido o Suecia, que fueron muy aperturistas al principio, ahora tienen medidas más restrictivas. Es difícil el equilibrio entre la economía y la salud. Quizás sea mejor tener una restricción muy rígida durante dos semanas y luego poder salir que utilizar medidas que son un poco tibias.

-¿Se están haciendo análisis de las aguas fecales en Fuerteventura?

-Sí, lo está haciendo la dirección de Área con grupos de veterinaria y farmacia. Siempre que se detecta un pico pandémico existen virus en las aguas fecales.

“Las reuniones familiares han hecho que haya un mayor pico de casos”

-¿Los pacientes que se contagiaron durante la primera y segunda ola en la Isla han demostrado secuelas al coronavirus?

-No sé exactamente el número, pero sí ha habido secuelas COVID, sobre todo, en los casos más graves. Las secuelas van desde la pérdida de masa muscular hasta una fatiga intensa o dolor de cabeza crónico que se mantiene en el tiempo. También tienen síntomas respiratorios y se muestran más alérgicos a sustancias a las que antes no lo eran.

-¿Cuántas PCR se están haciendo al día en Fuerteventura?

-Estamos haciendo entre 350 y 400 PCR al día. Los fines de semana en torno a 150, más unos 70 test antígenos también al día. Estamos en una buena cifra. En enero, hicimos 5.900 PCR.

-¿A qué ritmo está yendo la vacunación en la Isla?

-Se empezó el 27 de diciembre y el ritmo es de 450 o 500 a la semana.

-¿Cuándo calcula que lleguemos al 70 por ciento de vacunados en la Isla, la cifra que los epidemiólogos marcan para alcanzar la inmunidad de rebaño?

-Para eso hay que incrementar mucho el ritmo de vacunación. El problema no es que falte gente para poner la vacuna. Tenemos más que de sobra. El tema es tener la vacuna. Si en febrero el sistema de distribución y reparto es lo que nos han prometido que va a ser, tardaremos un año en vacunar a toda la población de Fuerteventura.

-En las anteriores olas cada contagio tenía un elevado número de contactos estrechos. ¿Está ocurriendo lo mismo en esta tercera ola?

-Ahora más todavía porque se dan en el ámbito intrafamiliar. De hecho, esto nos ha producido un sobre estrés con la vuelta al colegio. Hemos tenido que aislar 12 aulas completas de niños de primaria que venían de ser contactos estrechos de positivos.

-¿Qué plan de contingencia se está llevando a cabo en los centros de salud para evitar contagios?

-Tienen un aforo restringido. Se han limitado las consultas telefónicas, se han puesto distancias de seguridad en las salas de espera y, salvo las urgencias, va todo por agenda.

-Hay muchos pacientes que no ven con buenos ojos las consultas telefónicas…

-Las consultas telefónicas han venido para quedarse, pero tampoco hay que abusar de ellas. Todo no puede ser una consulta por teléfono. Al paciente hay que verlo y explorarlo. Bajo mi punto de vista personal, la consulta telefónica debería ser solo para trámites administrativos y para aquello que requiriera un control evolutivo. Para lo demás, hay que visitar al paciente en su domicilio o en la consulta. Hay que explorarlo, tomando las medidas de seguridad, pero hay que ver al paciente. Las consultas telefónicas deben ser limitadas al trámite administrativo o a un seguimiento evolutivo de una enfermedad crónica para comunicar una analítica o un resultado concreto, pero no la base de la consulta de un paciente. Hay que verle la cara y examinarlo.

-¿Se están viendo ya los efectos de la pandemia en otras enfermedades?

-En la primera ola sí vimos un retraso en el diagnóstico de ciertas patologías, algunas de ellas urgentes. Ha sido porque el paciente no acudía, porque le habíamos dicho “quédese en casa”. Cumplía y obviaba ciertos síntomas. Creo que ahora la gente tiene un poco más de conciencia. Estamos intentando convivir con el virus. La ciudadanía ya entiende que puede acudir a un centro de salud u hospital.

-¿Existen casos de la cepa británica en Fuerteventura?

-No hay nada que nos haya hecho pensar o intentar investigar que sea la cepa británica. En cualquier caso, se han enviado muestras al Hospital de la Candelaria, en Tenerife, para secuenciar el genoma de forma anticipatoria y preventiva.

-Durante la primera ola, saltaron las alarmas por la falta de camas en la UCI y de respiradores. ¿Se han tomado medidas para aumentar el número de este tipo de recursos?

-Se han incrementado el número de camas en la hospitalización con 76 camas más y tres más en la UCI hasta llegar a once y se ha habilitado una sala especial por si se vieran ocupadas ante una eventual incidencia pandémica.

-¿Cuándo se podrá decir adiós a la mascarilla?

-Pienso que vamos a tener que usar la mascarilla durante muchos años. Creo que al aire libre la mascarilla la iremos quitando, pero lo que es a nivel de transporte público o ir a un espectáculo en el Palacio de Congresos o sitios cerrados creo que será una parte más de nuestra vestimenta durante unos años.

Comentarios

puede usar una máscara durante años amigo, una vez que se alcanza la inmunidad colectiva, la mía se va a la basura. De qué sirve la vacuna si tenemos que permanecer amordazados durante años, [...]

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