ENTREVISTA

“Me sentí como una pordiosera pidiendo algo tan humano como un especialista”

Miren Izaskun Núñez Casas, paciente

Itziar Fernández 1 COMENTARIOS 18/07/2021 - 09:18

Miren Izaskun Núñez Casas, conocida como Kakun presenta estos días el libro, dividido en dos partes, Pa´lante sobre el cáncer y Yo, Tú, Vida, que son destellos y pinceladas de su ser. Kakun fue diagnosticada de cáncer en 2015 y afrontó su enfermedad con una lucha intensa por una sanidad digna en Fuerteventura. Su activismo y reflexiones son un ejemplo.

-¿Cuándo empieza a escribir el libro ‘Pa´lante’ y ‘Yo, Tú, Vida’, dos en uno?

-Me dio por escribir de cáncer y de mí. Lo que menos esperaba a finales de 2015 era que me diagnosticaran un cáncer. Y lo que menos esperaba a finales de 2020 era estar terminando un libro sobre el mismo. Hasta finales de este año no seré ‘superviviente’, aún habiéndose vuelto a dormir y siguiendo con los controles estipulados. Creo que es en este momento en el que puedo respirar y decir que caminaré sin problema alguno por este mundo, tras los trasiegos de la enfermedad en sí y de los tratamientos. Mucha gente me transmitía que tenía que recoger en un libro y hacer públicos todos esos escritos, había mucha insistencia, pero yo no veía esa necesidad por mi parte. Ante todo ese clamor, me puse a ello, trascurridos cinco años de la enfermedad, o cuatro años más uno, por aquello de la rima. Y lo publico porque me gustaría que quienes participaron de la experiencia lo tengan como recuerdo. Fueron sentimientos del día a día, fue un sentir de emociones que nos unió y nos hizo descubrir sentimientos y situaciones. Y para quienes no participaron confío en que les agrade y les haga brotar algún sentir. En un año recopilé mis escritos. Tuve algunos problemas para editarlo de la manera en que yo lo deseaba. Pa´lante sobre el cáncer y Yo, Tú, Vida son sentimientos que escribes durante una vida. Me gustaba el formato de dos libros en uno, según lo coges por un lado o por el otro. Contacté con un primer editor, pero teníamos conceptos diferentes del libro, así que, al final, conseguí que lo diseñara y maquetara Jorge Cabrera Ruiz, de Gayria Studio, que entendió cómo lo quería y aceptó esta aventura de dos libros en uno, de la que me siento tan feliz. Lo editó Xeito Ediciones y los dos dibujos de Pa´lante son de Helena Luna Lozano Fernández, una piba de El Atazar que para mí es una de las sonrisas más lindas de la sierra norte. Las dos fotos de la cubierta y de páginas interiores son de Luis Pons Puiggros, un amigo catalán al que admiro mucho. Imprime Imprenta Maxorata. El libro no lo quiero para enriquecerme y los beneficios de las ventas se van a destinar a los colectivos que quieran, como Salud y Sonrisas y Help Fuerteventura, para continuar con la lucha y con la ayuda a enfermos.

-¿‘Pa´lante’ recoge esa convivencia en el hospital con tantos pacientes que se convirtieron en tu familia?

-Siempre, entre amigos y familia, repetíamos: “Pa´lante”. Me dio por escribir esas vivencias dentro del hospital, cuántos amigos hice, algunos se me fueron durante el proceso de tratamiento, como Zuko y Paco, con el que pude compartir ese aliento de vida. También hay humor con ese posado sexy con las medias, aquella foto que levantó muchas sonrisas y todo esos sentimientos cada día en el hospital que leían mis compañeras que estaban pasando por lo mismo que yo. Por eso en el libro quise que participaran médicos y tantas personas que me ayudaron, con las que compartí recuerdos inolvidables. Recojo con detalle los efectos secundarios, la fragilidad, las ganas de vivir y reconocer la fragilidad no es debilidad, sino fuerza. De ahí ese reflejo al exterior.

-Salió de una consulta y vio a Jacqueline y Julio desplegando por primera vez una pancarta fuera del hospital para reclamar oncólogos y sanidad digna. ¿De dónde salió tanta fuerza para estar siempre en la lucha?

-Creo que fue el momento que nos tocó. Que saliera de una consulta y me los encontrara fue una casualidad y, por mi forma de ser, no lo dudé. Me uní de inmediato a su lucha y siempre que podía estaba pidiendo una sanidad digna en Fuerteventura. Ellos hicieron historia, se fueron, pero mucha gente que los acompañó sigue luchando. Ahora, tal vez sería otra lucha porque el servicio de oncología ha mejorado. Tenemos unos profesionales muy buenos (lo cual no quiere decir que antes no lo fueran) y se consiguió algo muy importante y es dar voz a los pacientes, conocer su angustia, sus problemas y su dolor, no sólo por la enfermedad, sino por una mala gestión sanitaria. Estaba fatal, pero yo aprendí a vivir con cáncer, no me encerré en casa, quería acudir a las manifestaciones, a los medios, a las ruedas de presa. Esa lucha y esa unión social de pacientes de Fuerteventura que se creó fue histórica y muy entrañable. Me dio mucha fuerza todo ese movimiento. También ese trajín me dio algunos sustos y tuve recaída, y lo pasé muy mal, pero la lucha fue un derecho. Me salía del corazón luchar por una sanidad digna en Fuerteventura. Denunciamos los incómodos traslados, que las listas de espera matan, y batallamos por la creación de un búnker y un servicio de oncología radioterápica, entre otras, en el Hospital de Fuerteventura.

“Reconocer la fragilidad no es debilidad sino fuerza, de ahí ese reflejo al exterior”

-¿En el libro hay una crítica a esos políticos que venden humo?

-Sí, aquellos días en los que reivindicábamos un servicio de oncología médica y radioterápica, un oncólogo fijo para la Isla, yo acudía con esa fragilidad, cojeando, y me sentía como una pordiosera reivindicando algo tan humano como un especialista que nos atendiera. Y, en este mover, te topas con personas con intereses camuflados ante una causa tan digna, un derecho, diría yo. En ese momento de esencias y de ver mas allá de las apariencias, escuchábamos palabras prometedoras de políticos y tuve que aprender a discernir entre quienes, sencillamente tenían la intención de dar solución a este tema en la Isla y quienes, con palabras bien articuladas, no hacían más que crear humo y seguir manteniendo su estatus, sus intereses y su imperio recalcitrante.

-Hay una parte en la que dice: “No me van a callar. Si no quieren, no compartan mis publicaciones, no me saluden como hacían antes, pero seguiré luchando por una sanidad digna ya”.

-Sí, digo basta ya de empujar a los pacientes a acudir a la privada. Pagamos nuestros impuestos y tenemos derecho a la sanidad pública. Basta ya de normalizar situaciones que atentan contra nuestra salud y nuestra dignidad. Digo todo lo que pienso de los políticos, de la manipulación informativa, a sabiendas del sufrimiento de enfermos, familiares y de la situación degradante que está (o estaba) padeciendo el personal sanitario, A pesar de eso, los políticos no se atreven a decirlo a viva voz, a romper pactos, por la disciplina de partido o por mantener su estatus. Y no me quise callar, tras años de atropello sanitario a mi persona y mi entorno. Me criticaron, pero no me quise callar. Que no compartieran mis publicaciones o no me saludaran como antes, pero no se puede consentir que se aprovechen de la debilidad de las personas, para que no se quejen o no alcen la voz, para no denunciar los atropellos de la sanidad.

-¿Participar en la creación del colectivo Salud y Sonrisas también fue importante en su vida?

-Sí porque no sólo era manifestarse en la calle, era implicar a profesionales. Suponía trabajar desde otra perspectiva con un colectivo de sanidad y todo lo que se consiguió fue muy bueno. Se hicieron jornadas con profesionales y se trabajó mucho. Me he salido un poco porque me había quemado. También quise mudarme. Surge la oportunidad de irme a vivir a la sierra de Madrid, a El Atazar, y me apetecía mucho. Ahora soy una vasca que canta folías en la ducha. Hasta me sorprendo porque llevaba 25 años viviendo en Fuerteventura, pero siempre he seguido hablando en euskera y ahora noto que toda esa cultura canaria está dentro de mí.

“El búnker de radioterapia está caminando a paso muy lento. No hay mucho interés”

-¿Cuál es el momento más duro del cáncer o de estos seis años?

-Más duro que el cáncer en sí fue procesar el sufrimiento que estaba causando a mis seres queridos. He vivido momentos muy duros, operaciones, ingresos, viajes a Gran Canaria, estar sin fuerzas, sin ganas de comer, sin nada. Quería luchar y vivir cada día. Aunque sin duda el momento último, no tiene nada que ver con mi cáncer, fue la muerte repentina de Isidro, de la panadería de Tiscamanita, en un momento en el que más compartíamos. De nuevo, la muerte alrededor. Por él también necesitaba terminar este libro. Me animó y me acompañó para hacerlo. Se lo debía. Este último año ha sido muy duro para mí asimilar su pérdida y, al final, tomar distancia y marcharme al vivir a El Atazar, en la sierra de Madrid, me ha venido genial, estoy muy contenta allí con Poki, nuestro perro de El Time. El Atazar es un lugar precioso, aunque viajo con frecuencia a Fuerteventura. El libro se presentó en abril en Raíz del Pueblo de La Oliva. Hemos hecho presentación también en El Atazar, Torrelaguna y en Gran Canaria en la Orden del Cachorro Canario. El 23 de julio en El Berrueco y tenemos por cerrar fecha en Lanzarote y en otras islas. Curiosamente, he recibido ofertas para traducirlo al euskera porque también puede ser un manual de ayuda para muchas personas que están pasando por lo mismo y no hay muchas referencias bibliográficas en euskera de este estilo.

-¿Cómo califica la situación sanitaria actual de Fuerteventura y del Hospital en la actualidad?

-Mucho mejor, la consulta de oncología ha mejorado mucho y hay más especialistas. Siempre he dicho que en Fuerteventura trabajan unos magníficos profesionales y que lo que fallaba era la gestión. Se necesitaba inversión para mejorar el Hospital y la dotación de infraestructura materiales, etcétera. Creo que, en concreto, el búnker de radioterapia está caminando a paso muy lento, no hay mucho interés por sacarlo adelante con rapidez y el tiempo lo dirá. No el búnker en sí, que son las cuatro paredes, sino el servicio de oncología radioterápica. A mí desde un principio se me traslada a Gran Canaria y siempre he seguido con mis médicos porque me atendieron de maravilla, en eso no me quejé. Entendí, porque lo viví, en primera persona, los incómodos traslados desde Fuerteventura a Gran Canaria para una prueba o intervención, pero sigo siendo una paciente del hospital de Gran Canaria y recibí mucho cariño de Mari Carmen o Manolo Ramírez, por esa relación médico de cabecera y paciente.

-¿De dónde salen todas esas reflexiones de ‘Yo, Tú, Vida’?

-De eso, de una vida y de mi última etapa de vida. Reflexiones, pinceladas y destellos de una vida, vivida siempre con pasión, con intensidad y derrochando amor. Con un pizquito de mala leche también, jeje. No están hechas ni para gustar, ni para disgustar, simplemente son. En todo el trayecto ha habido unas ganas inmensas de aprender, de llegar a mí y de aceptarme. Por eso quería incluir esa parte de mi vida en el libro con la foto de Isidro, que tanto me insistía y al que va dedicada esa parte. Pa´lante y Yo, Tú, Vida va dedicado a mi madre, mi hermano, mi hijo y mi perro. En general, va dedicado a todas las personas que viven el aquí y ahora.

Comentarios

Gran entrevista!!!

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