“El verdadero objetivo de Israel es bombardear a la población civil y que abandonen sus hogares”
José Abu-Tarbush, profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna
José Abu-Tarbush es profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna y autor de diversos trabajos sobre Oriente Medio y el norte de África. Es coautor, junto con Isaías Barreñada, del libro “Palestina. De los Acuerdos de Oslo al apartheid”, publicado este 2023 en la editorial La Catarata, justo cuando se cumplen 30 años del acuerdo de paz que llevó a la creación de la Autoridad Palestina (AP).
El profesor universitario no para estos días de dar conferencias y atender a los medios de comunicación interesados en conocer la opinión de un experto que lleva décadas siguiendo de cerca el conflicto palestino-israelí. Alarmado con la situación de “devastación humanitaria” que Israel está ejecutando en Gaza, no deja de denunciar la complicidad de Estados Unidos con Israel y del seguidismo europeo a la política exterior estadounidense. La diferencia sustancial con otros episodios bélicos en la zona es “el alto número de víctimas civiles” y es que, asegura, “el verdadero objetivo es bombardear la población civil, causar el mayor pavor para que huyan y abandonen sus hogares”.
-Un mes y medio después de iniciarse el ataque de Israel en Gaza, ¿cómo describiría la situación que se está viviendo, en estos momentos, en la franja de Gaza?
-La situación es catastrófica, de auténtica devastación humanitaria, con más de 13.000 víctimas de los bombardeos indiscriminados de Israel sobre la población civil palestina de los que más de 5.500 son menores, e incontables personas heridas; además de desaparecidas y sepultadas bajos los escombros. El 45 por ciento de las viviendas han sido destruidas, según la ONU. Bajo la excusa de supuestos objetivos militares, Israel viola el Derecho Internacional humanitario bombardeando universidades, escuelas, iglesias, mezquitas, hospitales, ambulancias, infraestructuras e, incluso, convoyes desplazados desde el norte al sur de la franja, siguiendo las órdenes de evacuación israelíes y de que era una vía segura. Toda la franja de Gaza se ha convertido en un objetivo militar para Israel.
-¿Le sorprende la tibieza de la Unión Europea y Estados Unidos a la hora de abordar la masacre que está realizando Israel sobre los gazatíes?
-Más que tibieza diría complicidad. Es conocido el apoyo incondicional y ciego de Estados Unidos a Israel, así como el seguidismo europeo de la política exterior estadounidense. Algunos dirigentes comienzan a pedir a Israel el cese de los bombardeos, después de haberlo animado. Incluso, se ha celebrado una conferencia en París para recabar ayuda humanitaria, pero es una medida insuficiente para parar tanto sufrimiento. Realmente, lo que se necesita es que cese este cruel hostigamiento y que se ponga fin a la ocupación militar israelí. En suma, que se aplique el Derecho Internacional. Pero es más fácil ponerse de acuerdo en torno a la ayuda humanitaria que resolver los problemas políticos que propician estas catástrofes.
“Bajo la excusa de supuestos objetivos militares, Israel viola el Derecho Internacional humanitario bombardeando universidades, mezquitas, hospitales...”
-En la última década, se han vivido cinco guerras en la zona. ¿Qué diferencia a esta del resto?
-Desde 2006, 2008-2009, 2012, 2014 y 2021 se registran episodios de violencia dentro de un ciclo largo y viciado del conflicto. Cuando no se abordan sus causas estructurales, en este caso la prolongada ocupación militar israelí, la tendencia es que se reproduzcan cíclicamente estas crisis y estallidos de violencia. La diferencia sustancial con otros episodios es la mayor intensidad, como pone de relieve el alto número de víctimas civiles, alcance, eliminar a Hamás, y duración, pues todo apunta que irá para largo y resulta prácticamente imprevisible.
-¿Hasta cuándo cree que defenderá parte de la comunidad internacional el derecho de Israel a defenderse?
-Hasta que Estados Unidos deje de vetar las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin a esta masacre. Algunos aliados europeos comienzan a desmarcarse pidiendo un cese del fuego, como ha sido el caso de Macron. Otros mantienen su adhesión a la política estadounidense, como el alemán Olaf Scholz.
-¿Coincide con otros analistas en la afirmación de que Hamás es el resultado de la ocupación de Israel?
-Sin duda. Sólo hay que remitirse a los hechos. Hamás surgió en enero de 1988, al calor de la primera Intifada, iniciada a finales de 1987. La Intifada fue una movilización del conjunto de la sociedad civil palestina, de carácter pacífico y desobediencia civil. Israel vio entonces con buenos ojos la emergencia de este movimiento islamista para contrarrestar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), reconocida internacionalmente como el único y legítimo representante del pueblo palestino. De obediencia nacionalista y secular, la OLP había adoptado una política pragmática, como se puso de manifiesto el 15 de noviembre de 1988, con la proclamación del Estado palestino por el Consejo Nacional Palestino, que es una especie de parlamento en el exilio. La OLP aceptó entonces la resolución 181 de partición de Palestina por la ONU en 1947, que implicaba el reconocimiento implícito de Israel y el establecimiento de un mini-estado palestino en los territorios ocupados en 1967 (Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, donde tendría su capital). Esta superficie representa sólo el 22 por ciento de la Palestina histórica.
“Es más fácil ponerse de acuerdo en torno a la ayuda humanitaria que resolver los problemas políticos que propician estas catástrofes”
-¿Cree posible la destrucción de Hamás como cree Israel?
-Según un alto responsable de la inteligencia estadounidense, James Clapper, destruir a Hamás implicaría destruir toda la franja de Gaza. Israel ha declarado que pretende eliminar sus capacidades militares y gubernamentales, pero Hamás es mucho más que su ala militar. Es también una organización política, como advierten incluso expertos israelíes. Difícilmente se pueda destruir la simbiosis política e ideológica entre nacionalismo e islamismo que encarna Hamás. La propia ocupación militar israelí genera esa reacción. Si hipotéticamente desapareciera Hamás, pero persiste la ocupación, será cuestión de tiempo que surja otra expresión nacionalista. En Cisjordania también hay un claro rechazo a la ocupación israelí, pese a que Hamás no forma parte de su administración civil.
-¿Qué supondría para los palestinos la ocupación de Gaza?
-Gaza no ha dejado de estar ocupada desde 1967. La desvinculación que realizó el Gobierno de Ariel Sharon en 2005 fue un repliegue del ejército israelí, que dejó desde entonces de patrullar Gaza, pero Gaza siguió estando bajo la ocupación israelí. No fue una retirada ni el fin de la ocupación. Desde el punto de vista del Derecho Internacional, siguió siendo un territorio bajo ocupación militar, asediado desde fuera y, luego, bloqueado desde 2007. Se especula sobre varios escenarios sobre el día después, pero todavía es prematuro advertir una fotografía fija. Israel no está interesado en la administración civil de la población gazatí, siempre vio Gaza más como un problema demográfico que geográfico. Pero ahora podría cambiar esa perspectiva si acomete una limpieza étnica, como se ha registrado en el norte de Gaza. La destrucción deliberada de las viviendas residenciales emite un claro mensaje: los desplazados no tienen a dónde retornar porque sus hogares han sido destruidos. Algunos responsables israelíes están pidiendo a otros países que acojan cupos de población gazatí, entre 10.000 y 20.000 personas por país. Esto pone de relieve que el verdadero objetivo es bombardear la población civil, causar el mayor pavor para que huyan y abandonen sus hogares. Si no se permite o posibilita su regreso, será considerado como una limpieza étnica.
“Difícilmente se pueda destruir la simbiosis política e ideológica entre nacionalismo e islamismo que encarna Hamás. La propia ocupación genera esa reacción”
-Se cumplen 30 años de los Acuerdos de Oslo. Las expectativas del pacto no se han cumplido. ¿Qué ha fallado?
-Se trató de un acuerdo entre dos partes muy asimétricas, Israel negociaba como potencia ocupante y la OLP como parte del pueblo ocupado. Sin olvidar la ambigüedad de los términos y la ausencia de un principio rector que fijara los objetivos claramente. Para la OLP el proceso tenía que culminar con el fin de la ocupación y el establecimiento de un Estado palestino, siguiendo la resolución de los dos estados que apoya el conjunto de la sociedad internacional. Israel sólo estaba dispuesto a otorgar una autonomía administrativa y civil a los palestinos, al mismo tiempo que expandía su colonización en Jerusalén Este y en Cisjordania. A ello se sumó la mediación parcial y deshonesta de Estados Unidos, que ha mostrado ser juez y parte en este conflicto.
-¿Hasta dónde puede llegar el régimen de Netanyahu?
-En este conflicto hay una clave que concierne también al ámbito individual y grupal, de las personas que toman las decisiones. Netanyahu ha quedado bastante tocado tras los acontecimientos del 7 de octubre. Sin olvidar las tres causas pendientes que tiene con la justicia y la gran división social y política que ha suscitado su reforma del poder judicial. Es de temer que utilizará este conflicto para prolongar su supervivencia política. Es más parte del problema que de la solución.
-¿Terminarán entrando en conflicto los países limítrofes como ya algunos vaticinan?
-Esa posibilidad está abierta, pero más que una involucración de los estados de la región (la mayoría están alineados con Estados Unidos), cabe prestar mayor atención a actores no estatales y, en particular, a la creciente escalada que se registra entre Hezbolá e Israel, que podría también salpicar a Irán.
“La política de los sucesivos gobiernos de Netanyahu ha estado dirigida desde 2009 a debilitar a la Autoridad Palestina y empoderar indirectamente a Hamás”
-¿Qué papel debe jugar la Autoridad Palestina (AP) en este conflicto? ¿Cree que ha perdido fuelle frente a un Hamás fortalecido tras el 7 de octubre?
-La Autoridad Palestina pasa por un momento de gran debilidad. La política de los sucesivos gobiernos de Netanyahu ha estado dirigida desde 2009 a debilitar a la Autoridad Palestina y empoderar indirectamente a Hamás. En su intento por evitar la formación de un Estado palestino, consideraba a Hamás un activo y a la AP un peligro. La AP ha logrado que Palestina sea reconocida como Estado observador no miembro de la ONU desde 2012 y que, a su vez, sea reconocido por 140 estados en la actualidad. Pese a la negativa de Netanyahu, otros actores internacionales consideran que la AP debe tener un papel relevante.
Comentarios
1 Usaelcoco Mar, 21/11/2023 - 13:37
2 ET Mar, 21/11/2023 - 15:29
3 Javi Mar, 21/11/2023 - 17:31
4 Really Mar, 21/11/2023 - 21:13
5 Mahorera Mié, 22/11/2023 - 00:00
6 Gaz Mié, 22/11/2023 - 09:07
7 Anónimo Mié, 22/11/2023 - 09:46
8 Jorge Mié, 22/11/2023 - 12:08
9 Javi Mié, 22/11/2023 - 12:38
10 Anónimo Jue, 23/11/2023 - 09:25
11 Anónimo Jue, 23/11/2023 - 17:20
12 Anónimo Jue, 23/11/2023 - 17:20
13 Sr. J Mié, 29/11/2023 - 13:52
14 alejandro victo... Sáb, 02/12/2023 - 16:55
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