ENTREVISTA

“25 años después del primer naufragio se sigue hablando de emergencia”

Juan Medina, fotoperiodista

Itziar Fernández 0 COMENTARIOS 27/08/2024 - 08:17

Juan Medina cubrió la información del primer naufragio conocido de una patera rumbo a Canarias, en julio del año 1999 en la Playa de la Señora, en el municipio de Pájara, y le marcó para siempre. Juan ha ganado numerosos premios internacionales con imágenes que han dado la vuelta al mundo sobre el fenómeno migratorio. Cada fotografía es un documento único, que cuenta una historia, una vida, y visibiliza una realidad. Si alguien quiere negarlo o decir que no existió, queda el archivo fotográfico.

-¿Cómo recuerda aquel primer naufragio de una patera, en la Playa de la Señora?

-En aquel momento fue una sorpresa. Algo impactante y desconocido para mí, pero me causó un sentimiento de tristeza y desolación que todavía recuerdo. Llevaba poco tiempo en Fuerteventura, llegué en 1996, vine de Argentina y no conocía el fenómeno migratorio en este lado del mundo. Recuerdo los cadáveres en la playa, tardaron mucho en recogerlos, se enterraban y no se investigaba casi nada de ellos. Fue una sensación extraña, desoladora y con la que me identifiqué mucho porque yo también viví en Fuerteventura sin papeles. Tuve la oportunidad de trabajar como reportero gráfico en el periódico La Provincia y en las agencias EFE y Reuters, en la que trabajo actualmente. Antes de trabajar como fotógrafo hice encuestas: trabajaba en el periódico La Isla y se preguntaba sobre muchos temas, entre ellos que qué opinaba la gente de las pateras. No era una llegada masiva, venían pocas pateras, con unas 15 personas, y recuerdo las colas en Cruz Roja.

-¿Qué cambios ha observado desde la llegada de las primeras pateras?

-Muchos y ninguno. Ninguno en el sentido de que se habla de emergencia social 25 años después. Eso indica que algo falla. Yo no soy activista, soy fotoperiodista. Por supuesto, han cambiado muchas cosas porque no existían los ERIES (Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias) de Cruz Roja y ahora se monta un hospital de campaña en una playa o en un muelle de forma rápida; se ha creado una red de voluntariado, antes no había nada de eso. No había medios para atender a las personas que llegaban. Recuerdo la solidaridad de los habitantes de la Isla, que estaban acampados en una playa, cuando entraba una patera. La gente les daba leche, mantas y agua a las personas que acababan de desembarcar, asustadas y con frío. En los primeros años no había nada: vimos a esas personas tiradas en el suelo, al aire libre, fuera de la Comisaría de la Policía Nacional de Puerto del Rosario. Durante un tiempo habilitaron la vieja terminal del Aeropuerto y nunca me dejaron entrar a sacar imágenes. Nuestra labor es documentar, es el puente entre lo que sucede y la sociedad. Si no nos dejan, se corta esa información. Cuando hacemos bien nuestro trabajo queda constancia de lo que sucede. Nuestras fotos no cambian la sociedad, es muy mesiánico pensar eso.

“No se valoraba a las víctimas, no les cogían muestras de ADN, eran anónimos”

-¿Se puede documentar una memoria de la migración a las Islas?

-Hubo naufragios entre 2001 o 2003 en Fuerteventura y había quienes comentaban que la persona fallecida era su hermano, amigo o marido, pero no les creían. No ponían sus nombres, no les identificaban. Y lo peor es que no les dejaban asistir a los entierros aunque fueran familiares. A los entierros iban los políticos, el cura y los periodistas, no se valoraba a las víctimas. Hubo una excepción, con el bebé que murió en una patera, y su madre asistió al entierro. Incluso había paredes con cruces, sin nombres, de migrantes fallecidos y enterrados, y después, con los años, los han sacado de ahí y se han metido en una fosa común, por lo que no habrá posibilidad de crear una memoria histórica como se hace ahora con el franquismo. Aunque ahora sus familiares o amigos los busquen, encuentren pistas sobre su travesía y muerte en el camino, no los pueden encontrar, porque no se cogía ni una muestra de su ADN para una futura investigación. Tengo fotos de una pared entera en el cementerio de Tuineje con cruces de las personas enterradas, anónimas, que han desaparecido. Quitaron todo. Por eso la foto se ha convertido en un documento histórico. Si después alguien quiere negar esa realidad, no reconocerla o decir que no existió, queda el documento gráfico. Todo eso ocurrió, existió y queda documentado.

-En sus 25 años de experiencia laboral cubriendo este fenómeno ¿hay alguna imagen que se le haya quedado grabada?

-No podría decir una. He visto muchos rescates, muchas escenas de dolor, de sufrimiento. Siempre nos acordamos de sus miradas, y no podría quedarme con una imagen, es muy difícil. Hay muchas imágenes en mi retina de cientos de personas tratando de llegar a Europa. Los cadáveres en una playa, cubiertos con una sábana, en Fuerteventura. En el año 2019 recopilé una muestra en el Centro de Arte Juan Ismael, con las asociaciones Entre Mares y Raíz del Pueblo y también con Casa África, con la exposición Migraciones en la Frontera Sur de Europa. Fue una selección de 40 fotografías impactantes de los movimientos migratorios registrados a lo largo de 20 años desde África a Canarias, principalmente, también a Ceuta y Melilla, y a bordo del Open Arms en el Mediterráneo central, trabajando para la Agencia Reuters. Las fotografías son documentos y pruebas de lo que ocurría en ese momento. En el acto que se organizó con Entre Mares este año, por los 25 años del primer naufragio de una patera en Fuerteventura y 30 años de la primera patera que llegó a la Isla, se profundizó en las palabras recordar, transitar y re-volucionar. Una forma de mirar atrás, analizar todo lo que vivimos y cómo nos ha cambiado. Como fotoperiodista soy el mismo, siento la necesidad de seguir adelante con mi trabajo de documentación. Aunque pasan los años, el fenómeno sigue creciendo y siendo invisible para mucha gente, o miran hacia otro lado, pero tenemos la responsabilidad de contar y documentar lo que sucede, y cómo se desarrollan los acontecimientos. Creo que es mi función. No opino: las imágenes hablan por sí mismas.

“Las fotografías son documentos históricos para que no se niegue la realidad”

-En estos años ha aumentado el discurso del odio. ¿Cómo lo percibe?

-Sí, es muy lamentable. Son muchos los comentarios de odio en las redes sociales y resulta bastante doloroso e incomprensible. La herramienta para luchar contra el odio o el racismo puede ser una fotografía, que enseña una realidad, visibiliza el derecho que tenemos todas las personas a movernos libremente por el mundo. Nos gustaría pensar que hay más gente informada, que nuestro trabajo llega a más personas, que puede cambiar conciencias. Vivimos en un mundo multicultural y existen movimientos migratorios por todo el mundo. La clave es contarlo.

-¿El acceso a la información resulta más complicado en la actualidad?

-Al principio llegábamos casi los primeros y, como no había operativos de rescate, podíamos hablar con las personas migrantes, presentarnos, entrevistarlos y teníamos tiempo hasta para conocerlos y que nos contaran su vida. Eran personas y no números. Ahora en los muelles hay un gran operativo policial, ahora son números y casi no tienes acceso a esas personas, a que te cuenten su historia o su experiencia. Creo que si ahora hay más información es porque los viajeros se suben a una patera con un móvil, pueden hacer una foto, enviarla a un familiar, pedir auxilio o mandar una ubicación. El acceso a la información siempre ha sido complicado y considero que cada vez es peor.

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