SOCIEDAD

Un panorama gris para los universitarios de la Isla que tienen que continuar sus estudios fuera

Los estudiantes viven con expectación los cambios en los planes curriculares y reclaman más becas, mientras que aumentan los problemas para encontrar residencia

Pedro Reyes, Darlyn Estrada y Alba Cabrera en el centro Raíz del Pueblo de La Oliva.
Itziar Fernández 0 COMENTARIOS 21/07/2020 - 07:22

Los estudiantes universitarios también sufren estos días las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 con la incertidumbre de cómo será el próximo curso -online o presencial- y los gastos que supone la matrícula, residencia, dietas, viajes y material. Temor, nerviosismo, expectación y angustia que obligan a algunos jóvenes majoreros a poner freno a sus carreras o retrasar sus estudios hasta que se aclare la situación y se conozcan todas las medidas sanitarias y de seguridad adoptadas por las universidades en sus nuevos planes de estudio.

Este verano, conseguir residencia y poder pagarla genera muchos quebraderos de cabeza a los majoreros, que reclaman más becas en un momento tan complicado. El miedo al contagio es menor pero reconocen que hay que sensibilizarse con las medidas de protección y acatarlas para evitar la transmisión a familiares y amigos.

Un ejemplo de ello es la joven Darlyn Estrada, de 19 años, natural de Guatemala, y afincada en El Cotillo (La Oliva) desde hace cinco años. Este curso ha comenzado primero de Derecho en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), pero su continuidad pende de un hilo ante la compleja situación y la crisis económica que ha supuesto el virus.

“He terminado primero en este curso y alquilé un piso en Las Palmas de Gran Canaria, pero este año voy a parar, tal vez coja una o dos asignaturas para no perder el contacto con la universidad porque me encanta mi carrera, pero voy a buscar trabajo, ahorrar y esperar a que se aclare todo porque no sabemos nada del plan del próximo curso, si será presencial, telemático o si habrá prácticas”, comenta Darlyn.

Para ella, como para la mayoría de la juventud universitaria, todo son dudas. “En verano suelo buscar trabajo y he pensado que voy a quedarme en Fuerteventura este año para trabajar y ver cómo evoluciona todo, contando con el total apoyo de mi madre con la que vivo en la Isla”, añade esta universitaria.

Otro joven de La Oliva, Pedro Reyes, estudiante de Periodismo en La Laguna, destaca que los gastos se han multiplicado para los que salen fuera: “Durante el estado de alarma la mayoría de los que estudiamos en las Islas regresamos a casa, pero pagamos nuestros alquileres en los pisos o residencias universitarias”.

“En mi caso, me exigieron abonar los meses de verano para conservarlo en el próximo curso, así que esto me ha ocasionado más gastos y no sabemos lo que ocurrirá en las aulas”, explica. En este sentido, destaca que se presenta a todas las becas posibles y que el apoyo familiar es vital para poder estudiar.

Por su parte, Alba Cabrera, que comienza en septiembre el último curso de Magisterio en la ULPGC define los últimos meses como “extraños”, al paralizarse todo, pero espera que su “último curso sea normal y poder realizar las prácticas programadas para terminar con el máximo nivel posible”. “Siempre intento trabajar en verano y ahorrar para el curso porque tenemos muchos gastos, pero ahora está muy complicado y casi no hay ofertas de trabajo para los estudiantes universitarios”, apunta.

Falta información

Alba Cabrera también lamenta la falta de información. Además, la mayoría de los alumnos desconoce las medidas sanitarias que van a implantar en las facultades. Las matrículas se tramitarán en septiembre y de momento sólo saben que en sus mochilas junto a sus libros estarán la mascarilla higiénica y el gel hidroalcohólico.

En el Consejo de Gobierno celebrado el 10 de julio, la ULPGC aprobó unas medidas para el próximo curso, en las que destaca que es una “universidad presencial” aunque admite que será “necesaria una reducción del número de personas que pueden coincidir en espacios cerrados”.

Así, admite que “pudiera ser necesario que una parte de las actividades docentes de esta universidad tuvieran que desarrollarse de forma telepresencial”. La universidad señala que está “a la espera” de que las autoridades educativas y sanitarias “emitan recomendaciones, guías, instrucciones y protocolos de actuación que permitan y orienten la planificación y la organización de la docencia”.

La COVID-19 arroja un panorama bastante gris para salir a estudiar fuera. Un total de 400 estudiantes majoreros se matricularon en la Universidad de La Laguna el curso pasado y 669 lo hicieron en la ULPGC, según los datos facilitados por las universidades canarias, en un informe del Cabildo de Fuerteventura. A ellos, se suman los que se desplazaron a las universidades de otras comunidades.

Jóvenes en Movimiento

La consejera insular de Educación, María Jesús de la Cruz, destaca los problemas económicos que ha generado la pandemia para muchas familias, que han visto mermados sus ingresos. Los resultados de la encuesta Jóvenes en Movimiento desvelan la crítica situación de los estudiantes para poder salir fuera.

“Desde el Cabildo continuamos trabajando para paliar la situación que estamos viviendo, queremos estar preparados para el próximo curso y esta Consejería quería contar con la opinión de los jóvenes y sus dificultades para salir a estudiar fuera”, detalla la consejera.

En la encuesta afloran datos relevantes. Por ejemplo, que en un 47 por ciento de los encuestados los ingresos se han visto reducidos a la mitad, un 25 por ciento reconoce que la pérdida asciende a un tercio y sólo un 15 por ciento dice no haberse visto afectado a nivel económico por el coronavirus.

Seguidamente, De la Cruz señala que, en la pregunta relacionada con sus dificultades para retomar sus estudios a partir de septiembre, se destaca que todos necesitan ayuda, un 21 por ciento la pide para todos los aspectos relacionados con sus estudios, pero predomina el alojamiento, en un 46 por ciento.

“Desde mi Consejería voy a trabajar para implementar las ayudas y evitar en la medida de lo posible que abandonen sus estudios universitarios por problemas económicos”, asegura. “Sabemos que las universidades van a dar facilidades para el pago fraccionado de matrículas, van a sacar más becas y vamos a estudiar la situación actual”, insiste la consejera.

Becas y casos

En el caso de Carmen Camino, estudiante de Ingeniería con una beca en Estados Unidos, el aislamiento y la declaración de estado de alarma provocó su regreso rápido a España para pasar el confinamiento en Fuerteventura. “Compito en atletismo y mis estudios estaban combinados con este deporte “, explica. Planea regresar en agosto a Virginia Occidental para cursar segundo, porque la metodología es presencial y si no acude puede perder la beca.

La joven obtuvo la mejor nota media de la EBAU el año pasado en la Isla. Carmen asegura que no tiene miedo, y que la pandemia no va a frenar sus sueños para conseguir una buena formación. “Allí está todo bien organizado, clases, residencia y entrenamientos”, resume.

Quiere volver, aunque sabe que el coronavirus se ha propagado con fuerza por Estados Unidos. “Estoy concienciada en que no se puede bajar la guardia en las medidas de seguridad e higiene”, recalca.

También la beca es fundamental para la joven de La Oliva, Rita Rodríguez, de 22 años, que ha finalizado tercero de Ingeniería de la Energía en la Universidad de Vigo. “Vine a Fuerteventura en marzo por un tema familiar y se decretó el estado de alarma, así que ya me quedé en la Isla, pero tuve que pedir un ordenador al centro cultural Raíz del Pueblo y me ayudaron a poder continuar con trabajos y exámenes online”, señala.

Después, regresó a Vigo para terminar los exámenes, al prolongarse el curso hasta el mes de julio. Rita señala que su facultad ya les ha comunicado que el próximo curso será presencial “y de momento parece que ninguna asignatura será telemática”.

“Perdí las prácticas de laboratorio que ya no podré recuperar, pero de momento no me ha repercutido económicamente, incluso me descontaron los gastos de residencia en el aislamiento al cerrar la facultad”, afirma. Finalizar sus estudios y buscar trabajo en la Península son los objetivos para esta majorera que tiene familia en Galicia.

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