Los vecinos de pueblos afectados por las incidencias en el suministro exigen una gestión transparente, mientras que el Cabildo apunta a 238 millones de inversión
Los cortes de agua desesperan a la población de Fuerteventura
Los vecinos de pueblos afectados por las incidencias en el suministro exigen una gestión transparente, mientras que el Cabildo apunta a 238 millones de inversión
La gestión del agua se ha convertido en el principal problema para los majoreros en 2023. Las instalaciones se han quedado obsoletas, las tuberías son antiguas, los cortes se multiplican y el suministro de este fluido básico es insuficiente para la demanda actual. La ciudadanía exige de forma urgente una renovación y un plan realista de inversión para garantizar el abastecimiento en todos los hogares.
No hay ni un pueblo de la Isla que no sufra cortes de agua intermitentes y marzo pasará a la historia insular como un mes “negro” para el Consorcio de Abastecimiento de Agua a Fuerteventura (CAAF), con averías y cortes por toda la geografía insular. Las asociaciones vecinales han comenzado a movilizarse para que tanto el CAAF como el Cabildo, que es la institución que lo controla, desarrollen una gestión transparente y se aceleren las inversiones para conseguir un servicio de calidad.
En la actualidad, los continuos cortes contrastan con los multimillonarios anuncios de inversión. El último, a finales de marzo, de que el plan que tiene que garantizar el abastecimiento en Fuerteventura alcanzará los 238,5 millones de euros. La Isla está bajo la declaración de emergencia hídrica desde el pasado mes de julio ante el grave riesgo de desabastecimiento y los vecinos consideran que ha servido de poco. “Desde hace años observamos que la gestión del agua es muy mala, los responsables se culpan unos a otros, pero las fugas y cortes se repiten en nuestro pueblo desde hace años”, explica la presidenta de la Asociación de Vecinos de Vallebrón (La Oliva), Judit Darias Mesa.
El último mes ha sido horroroso para los residentes del pueblo, que sufrieron una semana sin una gota de agua en sus viviendas y hasta 10 días en las zonas altas. Un verdadero “calvario” para las familias con niños, mayores, ganaderos y agricultores. “Las tuberías se rompen con frecuencia, hay fugas persistentes en Vallebrón y se necesita una actuación integral con una renovación completa para mejorar el servicio y tener más presión de agua”, añade Darias.
La población ha crecido tanto en toda la geografía insular que no hay capacidad de producción para abastecer a todos los pueblos, añade la portavoz vecinal. Esa opinión la comparte el propio presidente del Cabildo, Sergio Lloret, quien en una intervención reciente reconoció que la red, “actualmente, no da para para más”, porque “estaba configurada para abastecer a una isla de 40.000 personas y hoy tiene que atender a más de 120.000”.
Mientras tanto, las quejas por la mala gestión del agua y para exigir soluciones reales se multiplican. A Vallebrón se enviaron cubas, pero se agotaron enseguida. Muchos vecinos optaron por sacar agua de pozos y aljibes, gracias a que la lluvia de este invierno generó algunas reservas. En esta localidad norteña el problema no es nuevo: hace cinco años también recogieron firmas para la renovación de tuberías, pero no les hicieron caso. Las fugas persisten, y los técnicos y operarios del CAAF tratan siempre de repararlas el mismo día que se detectan.
La vecindad de Tindaya también sufre cortes de agua casi todos los fines de semana, un problema crónico desde hace 20 años, pero nadie explica cuáles son los motivos. La falta de este bien esencial repercute en la salud de los mayores, en los negocios del sector hostelero y comercial, y en el sector primario, donde se ven obligados a comprar cubas para el ganado y el campo.
Marzo también fue un mes drámatico en el suministro de agua para Guisguey. “Quedan pocos vecinos que se dediquen profesionalmente a la ganadería y la agricultura, pero hemos superado la falta de agua porque este año ha llovido y en los aljibes había reservas, pero hay que solucionar este problema ya”, solicita el presidente de la Asociación de Vecinos de Guisguey, David de León. Este pueblo fue uno de los más perjudicados el último mes al sumar 143 horas sin una gota en las casas.
Las instalaciones han quedado obsoletas y los cortes se multiplican
Todas las asociaciones vecinales expresan su malestar con la gestión del agua en el CAAF y piden que se analicen los problemas en cada pueblo, que se renueven las tuberías, amplíen los depósitos y se ejecuten nuevas desaladoras para solventar el problema. Sobre el papel, es lo que recoge el denominado PICABAS, pero los ciudadanos exigen que se pase de los planos a la realidad.
Los problemas en el suministro no son los únicos: la asociación vecinal de Parque Holandés ha solicitado al Consorcio la retirada de las tuberías de fibrocemento, un material que destacan que es peligroso para la salud y contaminante y que han encontrado en los últimos días. La población pide con urgencia que sean sustituidas por tuberías de PVC, ya que quedan tuberías con 30 años de antigüedad, pese a que lo que les trasladan desde el CAAF es que ese material ya había sido retirado.
Los pueblos, como Guisguey, han sobrevivido con el agua de sus aljibes.
Cubas de agua
En el sur de Fuerteventura, los vecinos de La Pared, La Lajita y Tarajal de Sancho sufrieron también el mes pasado un corte de agua que se prolongó durante una semana. El Cabildo utilizó la declaración de emergencia hídrica para llegar a un acuerdo con varias empresas que desalan agua para inyectar unos 5.000 metros cúbicos al día en la red. Un acuerdo que no ha estado exento de polémica, dado que hay residentes que reclaman “inversiones públicas para mejorar el servicio y no pagar cubas de agua a empresas privadas con el dinero público”, exponen algunos vecinos de la zona, que prefieren mantener el anonimato.
Alexis de la Nuez, agricultor: “He tenido que reducir la plantación un 40%”
El agricultor Alexis de la Nuez, de Tarajal de Sancho, muestra su desesperación ante la pérdida de sus fresas, que son la joya de su producción en primavera, como consecuencia de los cortes de agua. “He tenido que reducir la plantación un 40 por ciento y, de seguir así, tendré que abandonar la agricultura, porque mandan algunas cubas a la zona pero es muy poca agua y perdemos dinero cada día”, reconoce.
La calima y el calor de recientes jornadas también han afectado a su plantación y “sin riego no se puede producir”, reitera. Luego, las autoridades presentan en la feria de Feaga el tomate o el queso como los productos más preciados de la tierra, pero miembros del sector primario consideran que no ayudan a fomentar su cultivo o la elaboración del queso o mantener el ganado. Unos problemas que obligan a profesionales a “tirar la toalla” y abandonar. Las queserías cuentan con depósitos grandes de agua para poder mantener en activo sus instalaciones, porque sin suministro no pueden funcionar, pero en ocasiones lo pagan “a precio de oro”.
Cortes en la capital
La polémica también llega a Puerto del Rosario, donde vecinos de los barrios de La Mareta, El Matorral y Playa Blanca han denunciado públicamente los sucesivos cortes de agua en los últimos meses. La presidenta de la asociación de vecinos de La Mareta, Carmen Pérez Cabrera, cuenta que este año ha sido penoso en cuanto el servicio de agua. Lo cortaban durante el día y lo reponían a las cuatro de la mañana durante unas pocas horas.
Las tuberías de la red hídrica se acercan al agotamiento de su vida útil
“Las familias de La Mareta se levantaban de madrugada para bañar a los niños y a los mayores, o para poner una lavadora, porque al amanecer la vuelven a cortar”, indica Carmen, que lucha para conseguir que se reconozca esta zona como barrio residencial.
Esta asociación vecinal se ha reunido con otros colectivos y prepara una manifestación en breve para exigir mejoras en los barrios de la capital. “Vamos a protestar ante el Ayuntamiento por el abandono en el que nos encontramos y la despreocupación que sufrimos, porque no se ofrecen soluciones a los problemas de la periferia”, subraya Carmen.
Según informes del CAAF del año pasado, las tuberías se acercaron al agotamiento de su vida útil, por lo que han soportado roturas, con la consiguiente disminución de los caudales disponibles en varios núcleos de la Isla. Además, la aportación del centro de producción de Puerto del Rosario supone el 70 por ciento de la demanda insular y los depósitos de La Herradura sirven de alimentación a los principales depósitos de cabecera de Fuerteventura, tales como Calderetilla y Tiscamanita, para su redistribución en la zona centro y sur, y Morro del Puerco, para la zona norte.
En julio pasado, el entonces consejero de Aguas, David de Vera, propuso declarar una nueva situación de emergencia hídrica debido al grave descenso de los caudales disponibles, dado el riesgo de rotura de la impulsión que conduce desde la planta desaladora de Puerto del Rosario al principal sistema de depósitos reguladores de La Herradura. Todo ello, explicó entonces, “mientras se ejecutaba y ponía en servicio la nueva conducción de impulsión en construcción, que contó con una inversión de tres millones de euros”.
En la actualidad existen tres plantas principales para abastecer de agua potable a la Isla: la comarca centro, en Puerto del Rosario, con capacidad para 42.000 metros cúbicos, otra en el norte, en La Oliva, que está en torno a los 6.000 metros cúbicos, y la de Gran Tarajal, en el sur, que llega a los 5.000 metros cúbicos. El Plan Insular de Cooperación en Actuaciones de Garantía del Abastecimiento Domiciliario de Agua de la isla de Fuerteventura, el denominado PICABAS, se dotó con una inversión inicial de 156 millones de euros y más de un centenar de obras destinadas a renovar casi la totalidad de las infraestructuras hidráulicas. Entre ellas, se incluye la construcción de una planta desaladora en el sur de Fuerteventura con capacidad para 15.000 metros cúbicos, para descentralizar la producción de Puerto del Rosario.
El último anuncio acerca del citado plan de inversión la eleva a más de 238 millones de euros, con tres proyectos de interés insular. Un plan “a largo plazo, que resuelve un problema a más de 20 años vista, y un plan a corto plazo, que nos permite realizar las actuaciones que se requerían para resolver la situación de forma inmediata”, dice el presidente Lloret. Entre los proyectos, una desaladora en Corralejo con más de 20 millones, otra en la capital por casi 63 millones y una más en el sur, por casi 73 millones.
Comentarios
1 Anónimo Sáb, 08/04/2023 - 08:20
2 Goda Sáb, 08/04/2023 - 09:52
3 Ratón Sáb, 08/04/2023 - 11:42
4 Majorera Sáb, 08/04/2023 - 12:08
5 Teresa Sáb, 08/04/2023 - 13:00
6 Anonimo Sáb, 08/04/2023 - 13:54
7 Una vez más Sáb, 08/04/2023 - 13:54
8 Mayak Sáb, 08/04/2023 - 14:24
9 Mayak Sáb, 08/04/2023 - 14:25
10 Pedro M. Sáb, 08/04/2023 - 15:56
11 Lano Sáb, 08/04/2023 - 18:33
12 José Sáb, 08/04/2023 - 18:42
13 Unomas Sáb, 08/04/2023 - 22:56
14 Una vez más Dom, 09/04/2023 - 10:41
15 Anónimo Lun, 10/04/2023 - 19:46
16 Comentario 1 Mar, 11/04/2023 - 12:13
17 Yen Mar, 11/04/2023 - 14:41
18 Jan Mar, 11/04/2023 - 14:45
19 Anónimo Mié, 12/04/2023 - 19:09
20 Richar Sáb, 29/04/2023 - 13:30
21 Richar Sáb, 29/04/2023 - 13:32
22 Richar Sáb, 29/04/2023 - 13:33
23 Arantxa Jue, 04/05/2023 - 09:06
24 Antonio Sáb, 06/05/2023 - 08:15
25 Antonio Sáb, 06/05/2023 - 08:18
26 David b Mar, 04/07/2023 - 16:34
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